La muerte del último gran templario y la maldición a un rey y a un Papa que se cumplió

Andrea Blez

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El 18 de marzo de 1314 Jacques de Molay moría quemado vivo frente a la catedral de Notre Dame de París. El considerado último gran maestre de los Caballeros Templarios comenzaba así su leyenda, que se forjaría no solo por sus campañas exitosas, sino también por una maldición que lanzó antes de fallecer, y que se cumplió en poco tiempo.

Jacques de Molay, el último gran maestre templario

Jacques de Molay es uno de los personajes que aparecen en la secuencia de comienzo en uno de los videojuegos de la serie Assassin’s Creed, en los que se ficciona el asalto a la fortaleza del Temple, así como la posterior muerte en la hoguera, en la que se daría la famosa maldición del que fuera el último gran maestre de la Orden.

Un personaje de la cultura popular como último gran representante de los conocidos como templarios, y cuya historia le hizo derivar en leyenda. Nacido en torno a 1245 en Molay, en el Franco Condado de Borgoña, en 1265 entró en la Orden del Temple, donde se convertiría en uno de sus principales personajes.

En 1298, Jacques de Molay entraría en Jerusalén y derrotaría al entonces sultán de Egipto y emprendería también una incursión hacia Alejandría, para luego quedarse a las puertas de recuperar Tartus, en la costa de la actual Siria.

La conspiración contra los templarios

Con la expulsión de los judíos de Francia en 1306 cambiaría el rumbo de los templarios, que se convirtieron en enemigo público tras ser apuntados desde los mandatarios por la ruina del reino. El hecho era que el rey Felipe IV había pedido varios préstamos a la Orden y no podía devolverlos, y se les usó como chivo expiatorio.

Así, el propio rey acusó a los templarios de un comportamiento poco cristiano y lo siguiente fue destruir la Orden del Temple, con cuyo objetivo creó un plan junto a sus aliados, su consejero real Guillaume de Nogaret y su confesor real, Guillem Imbert. En 1307 detuvieron a Jacques de Molay y el resto de los caballeros acusados de sacrilegio.

Tras pasar por fuertes torturas, Jacques de Molay reconoció los cargos de los que se acusaba, aunque luego se retractó, ya no sirvió y en 1314 se cumplió la muerte en la hoguera para el que sería el último gran maestre de los templarios.

Antes de fallecer, Jacques de Molay lanzó una maldición contra los culpables de la conspiración que le había costado la vida y que desmantelaba la Orden a la que pertenecía. La sorpresa es que se cumplió, pues el papa Clemente V moría tan solo unas semanas después, el 20 de abril de 1314 y unos meses después, el 29 de noviembre lo hacía el rey francés Felipe IV, en un accidente de caza, y también Guillaume de Nogaret fruto de un envenenamiento.