Milei suspende su viaje a Israel atento a la votación por el FMI y sigue la protesta desde la Casa Rosada

El presidente Javier Milei tenía listo el equipaje para embarcarse en otro periplo internacional, esta vez con destino a Israel. La agenda era ambiciosa: un encuentro con Benjamín Netanyahu, un discurso en el Knesset y la firma de un memorándum contra el terrorismo y el antisemitismo. Incluso, recibiría el “Premio Génesis”, más conocido como el “Nobel judío”. Pero el avión nunca despegará con él a bordo.
Desde Tel Aviv, el Jerusalem Post adelantó lo que la Casa Rosada tardó en confirmar: Milei decidió suspender su viaje “por acontecimientos internos”. La lacónica justificación oficial llegó de la mano de su vocero, Manuel Adorni, con un escueto posteo en X: “El Presidente de la Nación ha decidido postergar su viaje a Israel previsto para los próximos días. Fin”.
La excusa de los “acontecimientos internos” apenas disimula la tormenta que atraviesa la gestión libertaria. Mientras Milei se entusiasmaba con otra gira internacional, ayer el dólar escalaba y hoy las protestas en la calle expondrán el creciente malestar social. En una semana de fuego, el Gobierno enfrentó hace exactamente siete días una marcha masiva de jubilados reprimida con una violencia que evocó los peores capítulos de la historia reciente. La imagen de Pablo Grillo, un trabajador de prensa herido y hospitalizado en grave estado, recorrió el país y desató cuestionamientos incluso fuera del ámbito opositor.
Hoy el mandatario seguirá la nueva manifestación desde la Casa Rosada, donde arribó temprano por la mañana.
A la tensión social se sumó el escándalo del caso $LIBRA, una presunta trama de estafas con criptomonedas que salpica a funcionarios y allegados del Gobierno. La oposición exige explicaciones y la Justicia ya empezó a investigar. En paralelo, el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, intenta contener la disparada del tipo de cambio, que en apenas días subió más de 40 pesos, lo que pone en jaque la credibilidad del plan económico a las puertas de un acuerdo con el FMI que, por ahora, sigue en veremos.

El vínculo de Milei con Israel es uno de los ejes de su política exterior. Apenas asumido, viajó a Jerusalén y anunció su intención de trasladar la embajada argentina a esa ciudad, alineándose con la política de Donald Trump. Desde entonces, la sintonía con Netanyahu se consolidó. Fuentes oficiales insisten en que el viaje será reprogramado y que el encuentro con el líder israelí sigue en pie. Sin ir más lejos, esta mañana, el embajador de ese país en Argentina, Eyal Sela, visitó al Presidente en la Casa Rosada junto a Dani Dayan, titular del Museo Yad Vashem.
Pero no es la primera vez que Milei frena un viaje internacional en medio de los cimbronazos. La semana pasada, tras la violenta represión en el Congreso, el mandatario ya había suspendido su visita a Madrid, donde tenía previsto recibir el “Galardón de Salamanca” de una agrupación afín a la ultraderecha española.
En ambos casos, el factor común fue la urgencia de sostener el frente interno. Aunque el Presidente suele minimizar el impacto de las protestas y la conflictividad social, la realidad impuso su peso. Sin margen para nuevas distracciones, la Casa Rosada entendió que otro viaje en medio de la tormenta podía terminar de debilitar aún más el ya frágil equilibrio del Gobierno. La marcha prevista para este miércoles, convocada por jubilados y organizaciones sociales, es tomada por Milei como un desafío a su gobernabilidad. Un termómetro que medirá el nivel de control que el oficialismo realmente tiene del orden público.

Tras maximizar los controles de seguridad en los accesos y transportes públicos, el Gobierno desplegó un operativo para bloquear la llegada de manifestantes a las inmediaciones del Congreso. El Presidente sigue de cerca la convocatoria prevista para las 17 y mantiene contacto permanente con su equipo de seguridad, según pudo saber elDiarioAR. En Casa Rosada dan por descartada la participación de barrabravas, pero insisten en que se trata de “una marcha política” con intenciones de “desestabilizar”.
En este marco, la pregunta que sobrevuela Balcarce 50 es si Milei podrá recuperar la iniciativa política en el país antes de volver a enfocarse en su agenda internacional. Porque más allá del reconocimiento en el exterior, la verdadera batalla parece jugarse en las calles y en el Congreso. Y en ambos frentes, el gobierno libertario enfrenta tiempos difíciles.
PL/MC
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