A principios de enero, Nikki Haley bromeó durante un mitin en New Hampshire con el papel del estado en las primarias republicanas. “Ya saben que Iowa empieza. Ya saben que ustedes lo arreglan”, dijo despertando risas entre la audiencia. “Y después mi querido estado de Carolina del Sur remata”, comentó sobre su estado natal y del que fue gobernadora.
Haley estaba intentando dorar la píldora a votantes acostumbrados a tener más poder que el resto del país en la selección del aspirante a la Casa Blanca y que suelen estar en competición con Iowa, que celebra los primeros caucus, una votación más informal a través de asambleas pero también cada vez más parecida a las primarias en el caso de los republicanos.
New Hampshire, además, perdió poder en la candidatura del Partido Demócrata, que decidió empezar sus primarias en Carolina del Sur, un estado más representativo de la diversidad del país. El lado demócrata, en cualquier caso, tiene poca importancia este año porque el candidato es el presidente y apenas hay competencia.
Para Haley, las primarias de New Hampshire que se celebran este martes son una de las pocas esperanzas que le quedan para continuar su campaña y su gran oportunidad tras la retirada del gobernador de Florida, Ron DeSantis. Si, de hecho, New Hampshire no “arregla” en alguna medida la victoria aplastante de Donald Trump en Iowa, Haley, la única rival que ha llegado hasta aquí, tendrá difícil seguir adelante.
“Si no puede ganar en New Hampshire, no hay ninguna razón por la que pueda ganar en otros sitios”, escribe este lunes Nate Cohn, el analista de encuestas del New York Times.
Haley, que fue criticada en Iowa por sus comentarios algo despreciativos sobre los caucus, tiene razón en que New Hampshire tiene la tradición de cambiar el rumbo de la carrera y, en algunos casos, evitar que gane el candidato más extremista.
“Aunque suene poco educado, hay cierta verdad en esto”, escribe Dante Scala, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de New Hampshire. “Los últimos candidatos republicanos que no eran presidentes en ejercicio –John McCain en 2008, Mitt Romney en 2012 y el mismo Donald Trump en 2016– no lograron ganar en Iowa, pero luego lo consiguieron en New Hampshire en su camino hacia la nominación”.
Lo que también suele estar claro es que New Hampshire hace sudar más a los candidatos la noche electoral y hay más competencia en una votación donde suele haber más participación que en otros estados en las primarias. Este año se estima que votarán más de 300.000 personas (en Iowa este año votaron unos 110.000 republicanos).
En New Hampshire se espera más emoción que en Iowa, donde Trump ganó por un margen tan claro -30 puntos respecto al segundo, DeSantis- que a la media hora del comienzo de los caucus la agencia de noticias Associated Press ya había proyectado correctamente el resultado.
En tres de las últimas seis primarias competitivas –es decir, donde no se presentaba un presidente en el cargo– la victoria se decidió por menos del 10% de los votos, como subraya Scala.
Las encuestas
Haley puede tener más opciones ahora que ha conseguido lo que quería de una carrera entre dos y puede aglutinar el voto anti-Trump que quede entre los republicanos más activistas, que suelen ser los que votan en las primarias del partido, y los independientes que puedan ser, en realidad, demócratas o votantes menos militantes.
Pero la exgobernadora sigue estando claramente por detrás de Trump en intención de voto. La media de las encuestas la sitúa unos 14 puntos por detrás de Trump, 36% contra 50%. En la actualización diaria de las encuestas del Boston Globe, no se ha notado en apariencia la marcha de DeSantis, que apenas tenía el 5% de intención de voto.
En todo caso, New Hampshire es el estado donde hasta ahora Haley está mejor posicionada. Está más cerca de Trump incluso en comparación con Carolina del Sur, que celebra sus primarias el 24 de febrero.
Menos conservador
New Hampshire es, en general, un estado menos conservador que Iowa tanto en inclinación partidista como religiosa. De hecho, desde 2004, en las elecciones presidenciales el candidato demócrata siempre ha sacado aquí la mayoría de los votos. En 2020, Joe Biden ganó por más de siete puntos el estado donde la mayoría de los votantes se describe como demócrata.
El actual gobernador de New Hampshire, Chris Sununu, es un republicano moderado y popular que ha apoyado a Haley. Él mismo dijo en 2023 que aspiraba a un partido más “normal” que el representado ahora por Trump.
Históricamente, los republicanos han tendido a votar por candidatos considerados más moderados, como John McCain frente a George W. Bush en 2000 o a Mike Huckabee en 2008, y Mitt Romney frente a Rick Santorum en 2012. Ahora bien, tampoco hay que olvidar que en las primarias de 2016 Trump ganó aquí con el 35% de los votos. Es cierto que entonces el voto que se podía considerar de republicanos moderados estaba más dividido entre los seguidores de John Kasich, Marco Rubio, Jeb Bush y Chris Christie. Este año, la batalla está mucho más clara.
Los independientes
Una de las características de New Hampshire, cuyo lema oficial es “Live Free or Die” (vive libre o muere), es la cantidad de personas que se identifican o se registran como independientes. Ahora mismo, según los datos a 19 de enero, el grupo más numeroso de quienes se han registrado para votar en este estado no declara afiliación a ninguno de los dos partidos.
Esto, además, tiene consecuencias para las primarias ya que los votantes independientes o que no han declarado su afiliación antes pueden elegir votar en las primarias de cualquiera de los dos partidos (tienen que elegir una primaria cada año, eso sí). Ya que este año las primarias demócratas no son competitivas, un número sustancial de votantes demócratas puede estar interesado en participar en la votación republicana para tener algo de influencia sobre quién será el candidato republicano a la Casa Blanca. Así hay miles de demócratas que han cambiado su afiliación a republicana o independiente para poder participar ahora en la votación republicana.
En las últimas horas, un audio falso imitando la voz de Biden está circulando en New Hampshire como una de las habituales llamadas automáticas que reciben los votantes y que en este caso anima a no participar en las primarias.
Haley es la favorita entre los votantes que se identifican como independientes, pero está por ver qué peso tienen en el electorado de estas primarias.
Ciudades y universidades
El 75% de los votos de las primarias se concentra en cuatro condados de los 10 que componen el estado y donde se encuentran las ciudades más grandes y las universidades: Hillsborough, donde están Manchester y Nashua, la ciudades más grandes; Merrimack, donde está la capital, Concord; Strafford, donde está Dover, sede de la Universidad de New Hampshire, y Rockingham, donde están Salem, Exeter y Portsmouth, una de las ciudades más progresistas del estado.
Hillsborough es especialmente interesante por ser un condado muy disputado y variado. La clave aquí, según el profesor Scala, puede estar en la ciudad de Bedford, uno de los lugares donde suele haber más mítines entre otras cosas por el nivel alto de participación de sus votantes y donde Trump lo suele tener más difícil por el alto nivel educativo. En 2016, Trump ganó las primarias en el estado pero pinchó aquí.
“Si Haley tiene una oportunidad de dar la sorpresa, tiene que ganar en Bedford y ciudades acomodadas como esta de manera contundente. Si Trump gana aquí, cógelo como una señal de que un número significativo de republicanos con educación universitaria se ha unido a su base de clase obrera”, dice Scala.
La participación de los demócratas en estas primarias también se podrá notar en el condado de Strafford, que tiene varias ciudades universitarias como Durham y Dover, y donde se podría ver esa movilización contra Trump.
Otro tipo de campo
El resto de los condados de New Hampshire son más rurales y tienen menos población y por lo tanto menos votos, pero este es un tipo de campo diferente del de otras zonas de Estados Unidos.
Para empezar, se trata de regiones de frontera que están también marcadas por la relación con los estados vecinos de Vermont y Massachusetts. Y, sobre todo, son zonas rurales, pero donde se encuentran también colegios, universidades y otras instituciones. Por ejemplo, es el caso de Dartmouth y Hanover. Hay zonas rurales también más conservadoras, pero en algunos de estos lugares, en 2016, los candidatos alternativos y más moderados que Trump tuvieron más éxito que él.
¿Valen las reglas?
Como sucede a menudo en el caso de Trump, cuesta aplicar las reglas no sólo de la trayectoria electoral del pasado, sino de la definición de los propios votantes.
La división de votante conservador y moderado en el Partido Republicano está ahora en cuestión, ya que para muchos votantes la única descripción que vale es si están cerca o no de Trump aunque eso no coincida con un conjunto coherente de ideas sobre el derecho al aborto, los impuestos, la inmigración o la religión.
Así, por ejemplo, senadores muy conservadores en sus declaraciones y votaciones pueden ser percibidos como menos conservadores por los votantes si han sido críticos con Trump, según un estudio académico que analiza la opinión de activistas republicanos.
Otras batallas
No hay que olvidar que pase lo que pase este martes, el camino es tortuoso para Trump de aquí a la convención republicana de julio e incluso hasta las elecciones de noviembre si es el candidato.
En febrero, el Tribunal Supremo escuchará los argumentos sobre el primer caso que le afecta relacionado con el asalto al Capitolio, en este caso la legalidad de la anulación de su candidatura en las primarias de Colorado por animar a una insurrección.
Entre marzo y mayo, empiezan tres de los cuatro juicios penales pendientes contra él, y el cuarto puede empezar en agosto. Trump afronta hasta 91 cargos por falsificar documentos, sustraer archivos públicos, intentar cambiar los resultados de las elecciones de 2020 e incitar a la violencia con el asalto al Capitolio.
El Partido Republicano tiene cierto margen para cambiar de candidato hasta su proclamación en la convención, que se celebra este año entre el 15 y el 18 de julio en Milwaukee.