Medio Oriente

Palestinos de Gaza usados como “escudos humanos” por los soldados israelíes: “Para ellos éramos como juguetes”

Malak A. Tantesh, Julian Borger y Sufian Taha

Gaza/Jerusalén —

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Tras incendiar su casa en el norte de Gaza, las tropas israelíes separaron a Ramez al Skafi de su familia y se lo llevaron detenido. Habían pensado en un trabajo especial para él, cuenta a The Guardian el hombre de 30 años. Durante los once días siguientes, a principios de julio de este año, Al Skafi dice que fue enviado de casa en casa en su distrito natal, Shuyaiya, mientras era vigilado por militares israelíes. Según relató, fue utilizado como escudo humano contra los explosivos y los hombres armados de Hamas.

“Traté de resistirme, pero empezaron a golpearme y el oficial me dijo que no era decisión mía y que tenía que hacer lo que ellos quisieran”, dice Al Skafi. “Me dijo que mi trabajo consistiría en registrar las casas y darles información sobre los propietarios. Después de someterme a la máxima presión, no tuve otra opción”.

“Al día siguiente me dijeron que saliera a patrullar junto a los soldados israelíes. Estaba muy asustado por los tanques que tenía delante y los aviones que volaban por encima de mí. Cuando se dieron cuenta de que tenía miedo, me aseguraron: ‘Saben que estás con nosotros'”.

Al Skafi es uno de los tres palestinos entrevistados por The Guardian que afirman haber sido utilizados por unidades de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que los obligaron a ir por delante de los soldados en busca de explosivos en casas y túneles inexplorados de Gaza. De acuerdo con los denunciantes, que hablaron con el grupo de exsoldados críticos con el Ejército Breaking The Silence (BTS), se trata de una práctica muy extendida.

Los “sargentos” que protegen a las tropas

El uso forzoso de civiles palestinos para entrar en casas y túneles de Gaza salió a la luz por primera vez en imágenes emitidas por la cadena de televisión Al Jazeera en junio y julio pasados. En agosto, otra investigación del periódico israelí Haaretz recogió testimonios de soldados israelíes que dijeron que los palestinos utilizados como escudos eran conocidos como shawish, palabra de origen turco que significa sargento. Los soldados sostuvieron que se trata de una táctica institucionalizada, aprobada por oficiales superiores.

“Se lleva a cabo con el conocimiento del comandante de la brigada, como mínimo”, dijo un recluta de una unidad de combate. Sin embargo, el uso de prisioneros como escudos humanos es una clara violación de los Convenios de Ginebra y también está expresamente prohibida por la legislación israelí. Por su parte, las FDI niegan haber empleado a palestinos como shawish.

El Ejército israelí declaró en un comunicado que sus “órdenes y pautas prohíben el uso de civiles gazatíes detenidos para misiones militares que los pongan en peligro. Los protocolos y las órdenes han sido aclarados a las tropas”. En el texto, añadió que las denuncias serían “examinadas por las autoridades competentes”. Pero los testimonios de exdetenidos palestinos recogidos por The Guardian coinciden en gran medida con las informaciones de Al Jazeera y Haaretz.

Durante su detención, Al Skafi cuenta a los medios que, en diversas ocasiones, fue obligado a llevar en sus manos un pequeño dron aéreo, conocido como cuadricóptero, y a entrar a las casas que iban a ser registradas con el fin de que los soldados israelíes pudieran ver lo que había dentro a través de las cámaras incorporadas a los dispositivos. “Una vez que terminaba de filmar las casas por dentro y me iba, entraban y empezaban a tirarlas abajo”, explica el palestino.

“Todos los días, cuando terminaban conmigo, me ataban las manos y me tapaban los ojos. Solo me quitaban las cadenas cuando me daban de comer o cuando me dejaban ir al baño”. También asegura que al sexto día de ser utilizado para desalojar casas en Shuyaiya, sus captores del Ejército recibieron disparos de un hombre armado de Hamas, lo que dio lugar a un tiroteo y un enfrentamiento que duró desde el mediodía hasta la noche.

“Durante ese tiempo, me utilizaron como escudo humano. Yo estaba en medio. Le dijeron al combatiente de la resistencia: ‘Entrégate o mataremos a este civil’”, relata. Cuando finalmente las FDI lograron matar a ese combatiente de Hamas, obligaron a Al Skafi a entrar en la casa que este había empleado como posición de francotirador para fotografiar el cadáver con un teléfono móvil.

Después de ese episodio, Al Skafi fue golpeado e interrogado durante cuatro días por los militares porque la posición del francotirador que abatieron estaba en una casa que antes él ya había inspeccionado, tal y como contó a la prensa. Por ello, las tropas estaban furiosas con el joven y lo acusaron de haber ocultado la presencia del atacante.

Al cuarto día de interrogatorio, el oficial superior de la unidad acudió a él con un plato de arroz y le dijo que se había comprobado que la versión de los hechos proporcionada por Al Skafi era cierta. Ese mismo oficial fue quien le informó de que las operaciones de la unidad en Shuyaiya estaban terminando y que Al Skafi ya no hacía falta.

En su undécimo día de detención, le quitaron los grilletes, le dieron una bolsa con comida y agua y le dijeron que se marchara a casa. Al Skafi le dijo a los soldados de que estaba demasiado agotado para llevar un paquete pesado; pero le contestaron que la bolsa lo identificaría como alguien que había trabajado con las IDF, por lo que no sería blanco de los disparos israelíes mientras recorriera el camino de vuelta a través de Shuyaiya, hasta regresar junto a su familia.

Un protocolo “muy utilizado”

El testimonio de Al Skafi y otros exdetenidos palestinos en Gaza confirman en general los relatos de soldados israelíes a otros medios de comunicación y grupos de activistas. En un incidente reciente, cuyos detalles fueron facilitados a The Guardian por amigos del israelí implicado, un shawish palestino se apoderó del arma de un soldado de las FDI y, en el forcejeo, disparó al soldado en el pie, antes de que el palestino fuera abatido por otros uniformados de la unidad.

De acuerdo con el testimonio de un informante al grupo BTS, el uso de escudos humanos está muy extendido.

“En la compañía teníamos a un tipo que hablaba árabe y... les mandaba [a los detenidos palestinos] a que abrieran las casas para que, si había una bomba, fueran ellos los que saltaran por los aires” primero, declaró a BTS un soldado de las FDI, quien afirmó que uno de los escudos humanos utilizados era un adolescente palestino.

“Por lo que sabemos, se trata de un protocolo muy utilizado, lo que implica que cientos de palestinos en Gaza han sido utilizados como escudos humanos”, declara Nadav Weiman, exfrancotirador del Ejército y ahora director de BTS. “Se llevan a palestinos de los corredores humanitarios en Gaza ... y posteriormente son trasladados a diferentes unidades dentro de Gaza, unidades de infantería regulares, no de las fuerzas especiales”, agrega. “Y esos palestinos están siendo utilizados como escudos humanos para explorar túneles y también casas. En algunos casos, les colocan una cámara GoPro en el pecho o en la cabeza y, en casi todos los casos, son esposados y vestidos con uniforme de las IDF antes de ser enviados a un túnel o a una casa”.

Para los detenidos palestinos, vestir un uniforme israelí es motivo de especial vergüenza y los tres entrevistados por The Guardian dicen que habían resistido con éxito la presión de llevar el uniforme de las FDI. Los tres afirman que se les puso deliberadamente en peligro para proteger a los soldados israelíes.

“Nos llevaban a misiones con ellos, en las que teníamos que ir por delante para garantizar su seguridad. Entraban a las casas detrás de nosotros y, cuando se iban, solían volar la casa”, cuenta Ismail al Sawalhi, herrero y agricultor de 30 años del campo de refugiados de Yabalia, en el norte de Gaza.

Al Sawalhi fue detenido en julio cerca del paso fronterizo de Kerem Shalom, en el sur de la Franja de Gaza, y obligado a trabajar como escudo humano para una unidad de las FDI durante doce días de operaciones de limpieza en Rafah. “Los soldados se protegían con nosotros todo el tiempo para no ser atacados por la resistencia. Para ellos éramos como juguetes”.

Un hombre de 35 años de Beit Lahia, en el norte de Gaza, quien se identificó como Abu Said por temor a represalias, pero cuya identidad fue verificada por The Guardian, dice que fue detenido en febrero y utilizado como escudo humano durante un periodo de cuatro horas.

“Los soldados israelíes me pusieron un localizador GPS en la mano y me dijeron: ‘Si intentas huir, te dispararemos. Sabremos dónde estás’”, relata. “Me pidieron que fuera a llamar a las puertas de cuatro casas y dos escuelas, y que pidiera a la gente que se marchara: primero a las mujeres y los niños, y luego a los hombres”.

“En una de las escuelas, la situación era muy peligrosa. Grité a todos los que estaban en la escuela que se marcharan en silencio, pero en ese momento hubo fuertes disparos del ejército y pensé que iba a morir”. Al final del día, le quitaron el rastreador y le dijeron que abandonara la zona ondeando una bandera blanca que le habían proporcionado. “Si no haces lo que te piden, te matan sin dudarlo”, asegura.

El uso de prisioneros como escudos humanos está prohibido por el artículo 28 del Cuarto Convenio de Ginebra, que establece que “ninguna persona protegida podrá ser utilizada para proteger, mediante su presencia, ciertos puntos o ciertas regiones contra las operaciones militares”.

En 2002, el Tribunal Superior de Israel emitió una orden judicial que prohibía al Ejército utilizar una práctica referida como “procedimiento del vecino”, que consistía en detener a un palestino y ordenarle que llamara a las puertas de sus vecinos, y supervisara el desalojo de sus casas. Sin embargo, el uso de escudos humanos continuó.

En 2010, dos sargentos de las FDI fueron destituidos por obligar a un niño palestino de nueve años a abrir varias bolsas sospechosas de contener explosivos. De acuerdo con Bill van Esveld, director asociado de Human Rights Watch para los Derechos de la Infancia en Oriente Medio y el Norte de África, “hay un extenso historial de relatos bien documentados por organismos de la ONU, así como por grupos de derechos humanos, e indicios de que Israel es consciente de la problemática, pero no actúa al respecto”. En su opinión, “no es de extrañar que este problema de larga data persista”.

Traducción de Julián Cnochaert.