El primer acto presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva fue “revocar” un decreto firmado por Jair Bolsonaro que en la práctica liberaba la compra de armas para cazadores, tiradores deportivos y coleccionistas. La nueva resolución suspende el registro de ese tipo de adquisiciones e impide establecer nuevos clubes de tiro, hasta que sea elaborada una nueva reglamentación.
También reduce a tres el número de pertrechos en manos de un ciudadano común. Bolsonaro había elevado a seis la cantidad de armas que podía disponer un civil. Ordena, por último, que aquellas armas que fueron registradas al amparo del decreto bolsonarista, deben volver a ser inscriptas en un máximo de 60 días en el Sistema Nacional de Armas.
Consistente con esa prisa, el jefe de Estado, que recién se sentó este domingo en la oficina presidencial, libero de inmediato el pago de 600 reales a los brasileños que reciben el subsidio “Auxilio Brasil”. Y para evitar fricciones, los próximos dos meses, prorrogó la eximición de impuestos que gravan los combustibles.
Otra de las garantías presidenciales que entró en vigencia a partir de hoy fue la restauración de la Ley de Acceso a la Información, que su antecesor había anulado en los hechos, aunque no en lo formal. Lula señaló: “Esa ley vuelve a ser cumplida desde este momento”. Será reactivado el Portal Transparencia y, según Lula, “retornarán los controles republicanos para defender el interés público”.
EG