Hace poco menos de un mes Israel empezó su ofensiva contra la localidad de Rafah. No está siendo una operación terrestre a gran escala como en otras ciudades de Gaza, pero volvió a causar el desplazamiento masivo de civiles y a sumir a la población en la angustia. Más de un millón de personas huyeron de Rafah –según cifras de la ONU–, después de las órdenes de evacuación del Ejército israelí y el comienzo de sus operaciones el 6 de mayo. Desde entonces, los aviones y la artillería no dejaron de golpear la ciudad, especialmente su parte oriental, y los tanques llegaron hasta el centro de la misma.
Hace una semana, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) instó a Israel a detener sus actividades militares en Rafah y a permitir la entrada de ayuda humanitaria en cantidades suficientes para hacer frente a las ingentes necesidades de la población, pero el Ejército no suspendió su ofensiva e, incluso, atacó un campamento de desplazados al oeste de Rafah causando la muerte de al menos 45 personas el domingo 26 de mayo.
“En Rafah no queda ningún centro sanitario que tenga la capacidad para atender un accidente con víctimas masivas, como el del día 26” explica Paulo Milanesio, coordinador de emergencias de Médicos sin Fronteras (MSF) en Gaza. Ahora mismo sólo hay hospitales de campaña en toda la zona de Rafah.
MSF tiene presencia en Al Mawasi, designada como “zona segura” por el Ejército israelí, aunque no se libró de los ataques y carece de la infraestructura y los servicios más básicos. El jueves por la noche, la ONG anunció que tuvo que cerrar uno de los centros de atención primaria por “la ofensiva israelí” y ahora sólo queda otro operativo en Al Mawasi, en el que fueron atendidos 4.700 pacientes la semana pasada .
“Es la segunda estructura que tenemos que cerrar esta semana y un paso más en el desmantelamiento sistemático del sistema sanitario de Gaza por parte de Israel”, denunció MSF en la red social X.
En estos momentos, hay 25 trabajadores extranjeros de MSF en Gaza, incluido Milanesio, y 500 palestinos. “Desde que se cerró el paso fronterizo de Rafah, las rotaciones del personal internacional son mucho más complicadas y eso dificulta las operaciones”, explica el coordinador. “La gran complicación para nosotros no es el personal, sino los suministros. Desde hace ya tres semanas, no podemos recibir ningún suministro médico o de apoyo a nuestra operaciones, y ya empiezan a verse comprometidos algunos servicios”, lamenta.
El principal acceso de suministros médicos, cerrado
Las fuerzas israelíes conquistaron el lado palestino del paso de Rafah el pasado día 7 y esta semana anunciaron su control “operativo” sobre el llamado “corredor Philadelphia”, que se extiende por los kilómetros de frontera de comparten Gaza y Egipto, desde el mar Mediterráneo hasta el paso de Kerem Shalom, donde confluyen los territorios egipcio, palestino e israelí.
“Los tratamientos médicos se tienen que adaptar a lo que tenemos y no a las necesidades reales, y estamos profundamente preocupados por si no se permite el ingreso de los suministros”, dice Milanesio, quien denuncia que “miles de personas están perdiendo la vida” porque organizaciones como MSF no pueden hacer su trabajo por la falta de suministros médicos, de personal o de otros bienes “necesarios”, como el combustible.
“Todas las actividades dependen del combustible. La desalinización del agua para producir agua potable, el funcionamiento de los hospitales y centros de salud, el traslado de pacientes y del personal médico, todo depende del diésel”, detalla el coordinador de emergencias. “El avance y las operaciones militares en Rafah han hecho que se comprometa el suministro de gasolina porque el punto de distribución de Naciones Unidas también fue cerrado”, relata, aunque el jueves fue establecido otro.
Además, esas operaciones militares “están costando la vida de miles de civiles, incluidas mujeres, niños y niñas, que parece que son objetivos de esas operaciones. Es lo que estamos viendo en el terreno” afirma. MSF tenía un centro de estabilización donde atendía a los heridos de guerra en Tal al Sultan, al oeste de Rafah, donde recibió a decenas de personas el día 26, pero tuvo que ser clausurado pocos días después porque los combates estaban cada vez más cerca. “El sistema de salud está completamente colapsado y no deja de ser víctima de los ataques”, denuncia Milanesio.
Según la ONU, los suministros médicos disponibles en Gaza son “muy limitados” y la ayuda humanitaria de cualquier tipo que pudo entrar a la Franja desde la clausura de Rafah disminuyó considerablemente en las pasadas tres semanas. Aunque el paso fronterizo de Kerem Shalom está abierto, “es muy difícil para las organizaciones humanitarias acceder al lado gazatí por las hostilidades, las condiciones logísticas complicadas y los complejos procedimientos de coordinación [con las autoridades israelíes]”, explican varias agencias humanitarias de Naciones Unidas en un boletín. “Las restricciones continúan a obstaculizar la entrega de ayuda humanitaria vital dentro de Gaza”.
Unos 10.000 heridos o enfermos necesitan ser evacuados
El representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Palestina, Rik Peeperkorn, dice que esta agencia pudo introducir a Gaza sólo tres camiones desde el cierre de Rafah. “Entraron a través de Kerem Shalom y ese es el único envío. Afortunadamente, todavía tenemos algunos suministros, pero están agotándose rápidamente”, alerta en unas declaraciones desde Ginebra. “Hay 60 camiones de la OMS esperando en Al Arish [en Egipto] preparados para entrar a Gaza. El paso fronterizo de Rafah necesita ser abierto, no sólo para los suministros médicos sino para todos los suministros humanitarios”, agrega.
Rafah no es sólo la principal puerta de entrada de bienes a Gaza, sino la única puerta de salida para enfermos, heridos y todo aquel que necesite abandonar la Franja, incluidos los trabajadores humanitarios extranjeros, que van rotando. La OMS calcula que más de 10.000 personas necesitan ser trasladadas fuera de Gaza para recibir tratamiento, ya sea por sus heridas de guerra o por enfermedades crónicas que ya no se pueden tratar en el enclave palestino.
“No hubo evacuaciones médicas fuera de Gaza” desde el 6 de mayo, afirma Peeperkorn, agregando que, entre los pacientes que necesitarían ser evacuados están los que sufrieron graves quemaduras en el ataque del pasado domingo, cuando los proyectiles israelíes causaron un incendio en el campamento de desplazados. Varias de las 45 víctimas fallecieron asfixiadas por el humo o por las quemaduras. “No hay ningún lugar en Gaza donde pueden ser tratados”.
El Gobierno de Gaza, vinculado al grupo islamista Hamas, eleva a 22.000 los heridos y enfermos que necesitan recibir tratamiento médico fuera de la Franja, después del cierre de todos los pasos fronterizos que llevan a Gaza durante 24 días, según un comunicado emitido este viernes. El Gobierno gazatí también alertó del “agravamiento de las crisis de alimentos, agua y medicinas, y de la hambruna y la sed” debido a que Israel impide la entrada de ayuda humanitaria, de la que dependen casi exclusivamente unos dos millones de desplazados (de un total de 2,4 millones de habitantes), de acuerdo a las autoridades locales.
Por su parte, el representante de la OMS asegura que Egipto y otros países están dispuestos a recibir más pacientes desde Gaza, incluidos algunas naciones europeas, pero mientras Israel no les permita salir de la Franja y mientras las hostilidades continúen en los alrededores del paso de Rafah, los heridos y enfermos permanecen atrapados.
FC/CRM