El poder se dio cita en Cippec: una cena entre la rosca electoral y la tensión económica

El murmullo empezó antes de que se sirviera la entrada. La cena anual del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) —un think tank de políticas públicas fundado en 2000—, ese ritual del poder argentino que combina desde hace ya un cuarto de siglo mozos con tiradores y discursos sobre el futuro, volvió a reunir a políticos, empresarios, sindicalistas y consultores en el Centro de Convenciones de la Ciudad de Buenos Aires. Esta vez, el menú fue más denso: a la rosca por las listas legislativas porteñas se sumaron las inquietudes por el dólar, el rumbo económico y la negociación con el FMI. En cada mesa, la consigna era la misma: escuchar, observar y, si se podía, dejar alguna señal.
La elección en la Ciudad fue, sin dudas, el tema más visible. Silvia Lospennato, confirmada como cabeza de lista del PRO, se dejó ver con elegancia y habló lo justo. Ramiro Marra, que encabezará una lista libertaria disidente por la UCeDé —en abierta competencia con la boleta oficial de La Libertad Avanza—, caminó el salón con gesto firme. Su presencia fue una señal: aunque Karina Milei haya bajado su candidatura, él sigue en carrera, ahora con sello propio y en modo desafío.

Del lado oficialista, el gran ausente fue Manuel Adorni, vocero presidencial y principal candidato libertario para la Ciudad. El único funcionario nacional que se dejó ver fue José “Cochi” Rolandi, vicejefe de Gabinete, hoy bajo la órbita de Guillermo Francos. También asistió Sebastián Pareja, principal armador libertario en la provincia de Buenos Aires. Unos minutos antes de que comenzara la cena, llegó hablando por teléfono María Ibarzabal Murphy, secretaria de Planeamiento Estratégico Normativo, una de las pocas funcionarias del Ejecutivo que también marcó presencia.
Oscar Zago, jefe del bloque del MID en Diputados, llegó junto a la sorpresa de las listas porteñas: el exdirector técnico Caruso Lombardi. Protagonizaron una escena muy parecida a un pase de comedia: al presentarse en la entrada, Zago por un segundo pensó que se había olvidado el DNI en el auto, pero lo encontró justo a tiempo, en su bolsillo. El episodio no pasó de una anécdota, pero retrató bien el clima general: distendido en la superficie, inquieto por debajo.

También estuvo Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, que ya se muestra sin ambigüedades como parte del ecosistema libertario bonaerense.
Del lado peronista, Victoria Tolosa Paz caminó con naturalidad entre empresarios y dirigentes. Juan Manuel Abal Medina y Guillermo Moreno sumaron sus propios estilos al paisaje justicialista, mientras Alejandro Kim, el candidato a legislador porteño de Principios y Valores, completó el abanico alternativo. Una de las presencias más llamativas fue la de Ofelia Fernández: llegó, se dejó ver, pero evitó hablar con la prensa. Fue un gesto en sí mismo.
En clave federal, varios gobernadores marcaron presencia. Entre ellos, Ignacio Torres (Chubut), Leandro Zdero (Chaco) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos). Charlas con empresarios, saludos cruzados y una señal clara: el lote de mandatarios jóvenes de lo que alguna vez fue Juntos por el Cambio tiene intenciones de tallar más allá de sus provincias. También pudo vérselos a los peronistas Raúl Jalil (Catamarca) y Martín Llaryora (Córdoba).

El sindicalismo, con bajo perfil, también dijo presente. Gerardo Martínez, líder de la Uocra y actor clave de la CGT, se movió con cautela pero dejó en claro que el clima social empieza a tallar en la agenda. El próximo 10 de abril será el tercer paro general que la central obrera le hará a Javier Milei. Aunque Martínez no se caracteriza precisamente por la combatividad.
Entre tanta rosca, un economista hizo lo suyo. Carlos Melconian, al ingresar, dejó una frase que quedó flotando, en referencia a la volatilidad del dólar y la negociación de Luis Caputo con el FMI. “Me imagino que va a haber es una nueva política cambiaria y un nuevo régimen cambiario”, aventuró. Breve, seco y suficiente para alimentar especulaciones.
Durante la cena, como siempre, hubo discursos sobre equidad, desarrollo y futuro. Pero nadie confundió el protocolo con la política real. La noche transcurrió con una certeza compartida: la campaña ya está en marcha y el poder sigue reconociendo en estos salones un espacio para verse, medirse y tantearse sin decirlo del todo.
PL/JJD
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