Un gesto: la embajadora de Estados Unidos ante la ONU levanta la mano para abstenerse en la votación, rodeada de los diplomáticos que se sientan en la conocida mesa con forma de herradura del Consejo de Seguridad. Estallan los aplausos en la sede de Nueva York: al mantenerse al margen y no usar su poder de veto, Washington marca distancias con Tel Aviv y permite por primera vez en casi seis meses la aprobación de una resolución que exige inequívocamente un alto el fuego en Gaza.
La reacción de Israel no tarda en llegar, sacando a flote las tensiones con su aliado tras una votación que redobla la presión para poner fin a los combates. El primer ministro Benjamín Netanyahu cancela la visita de dos de sus principales asesores a Washington, tildando la decisión de un “claro retroceso” de la “posición constante” de EEUU en el Consejo de Seguridad desde el comienzo de la ofensiva.
La denominada resolución 2728 recibe 14 de 15 votos a favor y ninguno en contra este lunes, lo que refleja un apoyo abrumador al alto el fuego en un momento en el que las negociaciones diplomáticas no han llegado a buen puerto para dar un respiro a la población gazatí y en medio de una creciente presión global sobre Israel para lograr una tregua. El texto fue presentado por los 10 miembros no permanentes del Consejo y contaba con el respaldo de Rusia, China y el Grupo Árabe de Naciones Unidas. En concreto, es un llamamiento a un “alto el fuego inmediato” respetado por todas las partes durante el mes sagrado musulmán del Ramadán, que termina en dos semanas, y “que conduzca a un alto el fuego duradero”. Al mismo tiempo, demanda la “liberación inmediata e incondicional” de los rehenes y expresa “la urgente necesidad de ampliar el flujo” de ayuda al enclave asolado por el Ejército israelí.
Riyad Mansour, representante del Estado observador de Palestina, dijo a los embajadores que han hecho falta seis meses y decenas de miles de palestinos muertos para exigir finalmente un alto el fuego inmediato. “Su calvario debe llegar a su fin, y debe llegar a su fin de inmediato, ahora”, ha afirmado, a la vez que ha asegurado que la aprobación del borrador “debe ser un punto de inflexión”. “El pueblo palestino ha sufrido mucho. Este baño de sangre ha continuado durante demasiado tiempo. Es nuestra obligación ponerle fin, antes de que sea demasiado tarde”, ha remarcado por su parte el embajador de Argelia ante la ONU, Amar Bendjama, al Consejo después de la votación.
Las abstenciones de Estados Unidos en las resoluciones sobre Israel no son un hecho sin precedentes, pero siguen siendo inusuales. Con su movimiento, el Gobierno de Biden ha desbloqueado una situación de parálisis que se ha prolongado durante los más de cinco meses de matanza en Gaza, en los que ha vetado tres proyectos de resolución del Consejo mientras que, con dos abstenciones, había permitido adoptar textos rebajados que apuntaban a aumentar la ayuda a Gaza y pedían pausas prolongadas en los combates. Horas antes de la votación, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, había asegurado que el Consejo de Seguridad es “víctima de las enormes divisiones geopolíticas” en el mundo. “Está surgiendo un consenso en la comunidad internacional. Incluso en los países amigos y aliados de Israel. Veo que está surgiendo el consenso de que esta guerra debe terminar”, señaló Guterres. Pero hasta el momento de emitir el voto, no estaba clara cuál iba a ser esta vez la posición de Estados Unidos.
Hasta ahora, Washington se había mostrado reacio a incluir esas tres palabras, alto el fuego, y había utilizado su poder de veto para respaldar a su aliado y frenar resoluciones similares. Su postura evolucionó la semana pasada, cuando presentó otro texto de alto el fuego vinculada a la liberación de rehenes, que cayó al ser vetado por Rusia y China el pasado viernes. El documento aprobado este lunes no supedita el cese de los combates a la liberación de los rehenes –es decir, lo reclama, pero no lo convierte en una condición–, un vínculo en el que Estados Unidos había insistido previamente. Este lunes por la mañana, en el último minuto, Estados Unidos pidió una enmienda para añadir una condena al grupo palestino Hamás por sus atentados contra comunidades israelíes del 7 de octubre, pero retiró su petición cuando quedó claro que la enmienda sería rechazada. Otro punto conflictivo ha sido la eliminación de la palabra “permanente” de una versión anterior del borrador.
La embajadora y representante permanente de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, explicó que se ha abstenido en la votación porque no está de acuerdo con la totalidad del contenido de la resolución y el texto no incluye una condena a Hamás –algo que el embajador de Israel ha tachado de “una vergüenza”–. “Se ignoraron algunas modificaciones clave, incluida nuestra petición de añadir una condena a Hamás, y no estábamos de acuerdo con todo lo que contenía la resolución. Por ese motivo, lamentablemente no pudimos votar a favor. Sin embargo, como he dicho antes, apoyamos plenamente algunos de los objetivos críticos” de esta resolución, la cual ha calificado de “no vinculante”.
Presión para su implementación
Minutos después del resultado de la votación, Guterres dejó claro en un mensaje en la red social X que la resolución “debe implementarse”. “El fracaso sería imperdonable”, escribió. Un mensaje similar llegó desde Bruselas, donde se celebró la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU después de que la UE pidiera por primera vez un alto el fuego el pasado jueves. “La implementación de esta resolución es vital para la protección de todos los civiles”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un tuit. También el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, señaló que “es urgente” que se aplique mientras la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, afirmó que se trata de un “paso significativo” que “ahora debe implementarse”. En la misma línea, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, dice que “se necesita una implementación urgente por parte de todos”.
El texto aprobado este lunes es, sin duda, una expresión inequívoca de la voluntad de la comunidad internacional, pero los mecanismos de aplicación de la ONU son limitados, por lo que pueden ser ignoradas por los Estados, algo que ya ocurrió en el pasado.
“Es un llamamiento al alto el fuego bastante claro, a pesar de las negociaciones sobre el lenguaje exacto del texto. Sin embargo, no hay ningún mecanismo de aplicación y EEUU ha dicho que lo considera no vinculante”, dice a elDiario.es Richard Gowan, director de Naciones Unidas en el International Crisis Group. “Creo que los miembros del Consejo discutirán sobre su condición jurídica, pero la realidad es que si algún miembro del Consejo propone imponer sanciones u otras penas a Israel por incumplimiento, Estados Unidos utilizará su derecho de veto para anular la propuesta. Así que, en última instancia, se trata de un texto desdentado, aunque envíe importantes señales a Israel”.
Estados Unidos recibió críticas por no ser lo suficientemente duro con Israel. La abstención de este lunes se interpretó de manera generalizada como un reflejo de las tensiones y la creciente frustración en Washington ante la insistencia del primer ministro israelí en seguir adelante con sus planes para una potencialmente devastadora ofensiva en Rafah, que alberga a cientos de miles de personas desplazadas en el extremo sur de Gaza, y las continuas trabas israelíes a las entregas de ayuda humanitaria. Sin ir más lejos, el comisionado general de la UNRWA, Philippe Lazzarini, denunció este mismo domingo que Tel Aviv comunicó a la ONU que no aprobará más convoyes humanitarios dirigidos al norte de la Franja de Gaza, donde la hambruna ya es una realidad.
Gowan no cree que se trate de una “ruptura importante” entre Estados Unidos e Israel, pero sí considera que la Administración Biden está enviando “una clara señal diplomática a Netanyahu sobre su preocupación por el estado de la campaña militar” en Gaza. “Israel habría preferido que Estados Unidos siguiera bloqueando las conversaciones sobre un alto el fuego en el Consejo”, dice el experto. Tras la votación, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, John Kirby, ha reiterado a los periodistas: “Nuestro voto no representa, y repito, no representa, un cambio en nuestra política”. “No hay ninguna razón para que esto se vea como una especie de escalada”, agregó.
A juicio del experto de Crisis Group, “la cuestión decisiva ahora es lo que haga Hamás”. “Estados Unidos ha dejado claro que su apoyo a un alto el fuego está ligado al comportamiento de Hamás. Si Hamás libera a un número significativo de rehenes, Estados Unidos probablemente ejercerá más presión diplomática sobre Israel para que ponga fin a las hostilidades”, explica. “Pero si Hamás no libera a nadie o admite que un gran número de los rehenes restantes están muertos, como temen muchos diplomáticos, es menos probable que Estados Unidos ejerza más presión sobre los israelíes”.
“Una farsa política con trágicas consecuencias”
Según el Ministerio de Salud de Gaza, desde el 7 de octubre la ofensiva israelí en el enclave palestino mató a más de 32.000 palestinos, dos tercios de los cuales eran mujeres y niños, mientras resuenan las alertas por la inminente hambruna en el norte del territorio y enormes partes del enclave han quedado inhabitables por los incesantes bombardeos israelíes.
“Esta resolución debería haberse adoptado hace mucho tiempo, pero para aliviar realmente el número de víctimas civiles y hacer frente a la devastación y el sufrimiento masivos en Gaza, es vital que se aplique de inmediato y conduzca a un alto el fuego duradero”, dijo la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, en un comunicado. “No hay tiempo que perder. Las autoridades israelíes deben detener de inmediato su brutal campaña de bombardeos en Gaza y facilitar la entrega de ayuda humanitaria. Israel y Hamás y otros grupos armados deben trabajar también para garantizar que el alto el fuego sea duradero. Los rehenes civiles deben ser liberados de inmediato. También deben ser liberados todos los palestinos recluidos arbitrariamente en cárceles israelíes, incluidos los civiles de Gaza”, agrega, antes de esgrimir que los palestinos de Gaza “corren riesgo de genocidio”.
“Esta resolución debe ir acompañada de un cambio en la presión política, incluido un embargo de armas inmediato y completo, que conduzca a un cese permanente de los combates y cambie a largo plazo la desgarradora situación sobre el terreno en Gaza”, dice Callamard. “En las últimas semanas, las votaciones en el Consejo de Seguridad de la ONU se han convertido en una farsa política con trágicas consecuencias para la población civil, en la que los miembros permanentes del Consejo, entre ellos Estados Unidos y Rusia, han abusado de su derecho de veto para bloquear proyectos de resolución rivales. La comunidad internacional debe ahora dejar a un lado el juego político y dar prioridad a salvar vidas garantizando que esta resolución allana el camino para un alto el fuego sostenido”.