La Cámara de Representantes aprobó este miércoles la impugnación formal de Donald Trump por “incitar a la violencia contra el gobierno de Estados Unidos” con el apoyo de los congresistas demócratas y una decena de republicanos, incluida una de las líderes del partido, Liz Cheney. La resolución también condena a Trump por intentar revertir el resultado de las elecciones de manera ilegal presionando al republicano encargado de la gestión de las elecciones en Georgia. Es la resolución de destitución de un presidente con más apoyo bipartidista de la historia.
Donald Trump dejará en cualquier caso de ser presidente el 20 de enero a las 12 de la mañana, cuando tome posesión Joe Biden, según marca la Constitución. Las consecuencias de seguir con el proceso son simbólicas –dejar constancia del castigo al inédito asalto a la sede de la democracia– y prácticas –su posible inhabilitación para un cargo público.
¿En qué consiste el impeachment?
La Cámara de Representantes es la que tiene el poder para aprobar por mayoría simple los artículos de impeachment para reprobar a un presidente y pedir su destitución por haber cometido “graves delitos y faltas”.
Los demócratas ya han presentado el texto, que tiene un solo artículo: pide el impeachment del presidente por “incitación a la insurrección”. La acusación cita la violencia inmediata por su discurso en un mitin justo antes del asalto al Capitolio, recuerda las veces que ha afirmado falsamente que ha ganado las elecciones y el acoso grabado en audio al secretario de Estado republicano de Georgia para que “recalculara” el resultado y le hiciera ganar las elecciones en este estado.
“El presidente Trump puso gravemente en peligro la seguridad de Estados Unidos y sus instituciones del Gobierno. Amenazó la integridad del sistema democrático, interfirió en el traspaso pacífico de poderes y puso en peligro una rama al mismo nivel del Gobierno. Así traicionó su confianza como presidente con el daño manifiesto al pueblo de Estados Unidos”, dice el texto del impeachment.
¿Para qué el ultimátum?
La resolución de ultimátum de este martes fue una manera formal de darle la opción al vicepresidente Mike Pence con el apoyo de los miembros de su gabinete de recurrir a la enmienda 25 de la Constitución y destituir a Trump. La opción se ha debatido en su gobierno, pero, para utilizar la enmienda, hace falta una mayoría de miembros. Dos ministras críticas con el presidente por incitar a la violencia, las responsables de Transporte y de Educación, ya han dimitido.
¿Y el Senado?
La Cámara de Representantes tiene la opción de mandar su decisión de impeachment inmediatamente al Senado para el enjuiciamiento del presidente o de esperar. En cualquier caso, el Senado no tiene sesiones ordinarias hasta después de la toma de posesión de Joe Biden y Kamala Harris y para cambiar el calendario tendrían que ponerse de acuerdo los 100 senadores que componen la cámara alta.
Los demócratas están estudiando la posibilidad de esperar incluso varios meses para no embarrar el comienzo de la presidencia de Biden, que necesitará además confirmar a los miembros de su gobierno y a los altos cargos con las votaciones en el Senado. Si el Senado está ocupado con sesiones dedicadas al impeachment del presidente anterior, la operación podría complicarse mucho.
En el Senado ahora hay un empate de 50 a 50 escaños entre republicanos y demócratas que a partir del 20 de enero podrá deshacer a favor de los demócratas la vicepresidenta Harris. Pero para declarar culpable en el juicio político a un presidente hace falta una mayoría de dos tercios de los votos. Aparte de los 50 demócratas, harían falta 17 republicanos. Además del senador Mitt Romney, que votó a favor del impeachment hace un año, ya hay otros dos republicanos que se han declarado a favor de la destitución o dimisión de Trump: Lisa Murkowski, de Alaska, y Pat Toomey, de Pensilvania. En cualquier caso, parece difícil llegar a la marca de dos tercios.
¿Se puede hacer un 'impeachment' cuando Trump no sea presidente?
Sí. El precedente más citado estos días es el del secretario de guerra del presidente Ulysess Grant, que en 1876 fue acusado de corrupción y que dimitió antes de que el Congreso pudiera decidir sobre el impeachment. Aun así, el Senado siguió hasta el final y absolvió al alto cargo en el juicio político. Hay que tener en cuenta que todo el proceso es político y no evita un posible juicio en los tribunales ordinarios una vez que el cargo ya no esté en su puesto.
¿Qué efectos podría tener si Trump ya no es presidente?
Más allá de la marca en la historia del presidente y la del Partido Republicano, Trump podría ser inhabilitado de por vida de modo que no podría volverse a presentar a un cargo público. La Constitución dice que un cargo público que haya abusado de su posición puede ser castigado para que no vuelva a ejercer “cualquier cargo de honor, confianza o beneficio de Estados Unidos”.
En este caso, sólo hace falta la mayoría simple del Senado, es decir, 51 votos. Ahora bien, para ello se supone que primero el presidente tendría que ser declarado culpable con la mayoría de dos tercios del Senado. Pero ni la Constitución ni el Tribunal Supremo han dado detalles sobre este supuesto.
El poder del Senado para prohibir funciones públicas a cargos por el abuso de su poder se ha aplicado tres veces, a jueces federales.
¿Y los tribunales ordinarios?
A no ser que reciba un perdón presidencial, Trump puede afrontar cargos en tribunales ordinarios independientemente del proceso político. Abogados y fiscales de Estados Unidos piden que rinda cuentas ante los tribunales y la fiscalía de Washington ha dicho que investigará a todas las personas relevantes en el asalto, incluido el presidente.
La prueba que puede poner a Trump en apuros puede ser su discurso en el mitin justo antes del asalto al Capitolio. Ya antes del mitin dijo que sería “salvaje”. Y allí Trump invitó a sus seguidores a marchar al Capitolio (habló en primera persona del plural como si él también fuera a acompañar al grupo) y pidió “luchar mucho más fuerte”.
“Tenéis que mostrar fuerza, y tenéis que ser fuertes”, les animó. También que podían aplicar “reglas muy diferentes”. “Si no lucháis como locos, ya no vais a tener un país”, dijo unos minutos antes de que sus seguidores marcharan al Capitolio, entraran armados y atacaran a quien se encontraban a su paso. También dejaron al menos dos bombas caseras. Cinco personas han muerto, entre ellas, un policía.