Sangre y olor a muerte en Kfar Aza, uno de los primeros kibutz atacados por Hamas en Israel

Emma Graham-Harrison

Jerusalén —
12 de octubre de 2023 06:11 h

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El ejército israelí tardó medio día en llegar a Kfar Aza, kibutz de 750 habitantes, en el sur de Israel. Y los combates continuaron allí durante tres días. En ese tiempo, hombres armados de Hamas mataron y mutilaron a decenas de residentes civiles, afirmaba el Ejército israelí en una visita guiada con periodistas al lugar.

“Madres, padres, bebés, familias jóvenes asesinados en sus camas, en la sala de seguridad, en el comedor, en su jardín...”, dijo a la BBC el general de división Itai Veruv, de las Fuerzas de Defensa de Israel, mientras sus tropas buscaban en las casas los cuerpos de las víctimas. “No es una guerra, no es un campo de batalla. Es una masacre”.

El kibutz fue uno de los primeros asentamientos israelíes alcanzados por los miembros de Hamas cuando lanzaron un asalto en la madrugada del sábado.

La comunidad contaba con un equipo de seguridad y las casas tenían habitaciones seguras, pero –al igual que los más altos mandos del Ejército y el Gobierno de Israel– no estaban preparados para la oleada de atacantes que salían a toda velocidad de la brecha en la valla de Gaza.

Combatientes armados con fusiles de asalto, lanzagranadas y granadas de mano mataron a tiros a decenas de residentes y mutilaron algunos de los cadáveres, según afirmaron Veruv y otros soldados.

“Les mataron y a algunos les cortaron la cabeza, es algo espantoso”, dijo a Reuters Davidi Ben Zion, subcomandante de la Unidad 71, los paracaidistas que dirigieron a las fuerzas israelíes en Kfar Aza: “Gracias a Dios salvamos muchas vidas de muchos padres e hijos. Por desgracia, algunos fueron quemados por [cócteles] molotov”.

El ataque fue tan rápido que la leche y el café del desayuno del sábado seguían sobre la mesa en una de las casas visitadas por un periodista del Washington Post, junto al suelo de la cocina manchado de sangre.

Fuera, hileras de calles antaño ordenadas, bordeadas con palmeras y plataneras, están envueltas por el olor de la muerte y desfiguradas por los restos de la guerra.

Los cadáveres yacían en los jardines donde habían caído, la cifra de víctimas era tan numerosa que los equipos mortuorios necesitaron horas para recogerlos a todos. Las casas estaban llenas de restos de la lucha, algunas reducidas a escombros, y junto a ellas había coches incendiados y montones de muebles rotos.

Los soldados israelíes que peinaron lentamente la aldea el martes advirtieron a los periodistas visitantes que se mantuvieran alejados de las casas que no hubieran sido desalojadas, advirtiéndoles de que podían estar llenas de explosivos.

Los restos de un parapente utilizado para sobrevolar las defensas israelíes yacían junto a un camino, junto con motocicletas que transportaban a otros militantes fuera de Gaza, informó la BBC.

Más de 1.055 personas han muerto en Gaza en ataques aéreos israelíes de represalia mientras se aplica un bloqueo que ha cerrado el territorio asediado de 2,3 millones de personas.