Familias separadas por la guerra de Ucrania

El soldado ucraniano que lucha contra su padre, coronel en el bando ruso: “No podría dispararle”

Pjotr Sauer/The Guardian

19 de octubre de 2022 08:07 h

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En las primeras horas del 24 de febrero, cuando los misiles rusos empezaron a caer sobre Ucrania, desencadenando el mayor ataque contra un país europeo desde la Segunda Guerra Mundial, Artur, como millones de ucranianos, llamó a su familia.

La mayoría de los jóvenes que llamaron a sus padres lo hicieron porque estaban preocupados por su seguridad. Sin embargo, el mensaje que Artur, de 27 años, mandó a su padre, Oleg, coronel de las fuerzas separatistas prorrusas en el este de Ucrania, era muy diferente. “Imbéciles”, decía el texto dirigido a su padre. “No tomes un arma. Kiev caerá de inmediato”, respondió Oleg al cabo de un rato.

Artur no siguió el consejo de su padre y se unió al ejército de su país como voluntario, participando en la exitosa defensa de Kiev, que terminó con la retirada de las fuerzas rusas de la región en abril. Más tarde, se alistó en el ejército y recientemente participó en la contraofensiva militar en el norte y el este de Ucrania. En las fotografías que ha podido verificar The Guardian se lo ve entrando en Izium y Limán, dos ciudades que son clave desde un punto de vista estratégico y que el ejército ucraniano ha liberado en el último mes.

Durante todo este tiempo, Artur se ha mantenido en contacto con su padre, que se encuentra en el Donetsk ocupado por Rusia, a través de mensajes de texto que ha compartido con The Guardian. “Estamos literalmente en lados opuestos de la línea del frente. Pero solo uno de nosotros está luchando por la causa correcta”, dice Artur en una videollamada desde la región de Transcarpatia, la más occidental de Ucrania, donde recupera fuerzas tras meses de cruentos combates.

El poder de la propaganda rusa

La invasión rusa de Ucrania ha roto miles de familias. Debido al complejo y entrelazado pasado de ambos países, muchos ucranianos tienen parientes al otro lado de la frontera. Poco después de que comenzara la invasión, surgieron informaciones sobre los familiares rusos de algunos ucranianos que se negaban a creer que el ejército de Vladímir Putin estuviera bombardeando a civiles en ciudades de todo el país. Sin embargo, pocas historias reflejan la división familiar de forma tan dramática como la de Artur, el primer relato conocido de un soldado ucraniano cuyo padre lucha en el bando contrario.

Artur nació en el seno de una saga familiar de militares en Borispol, una ciudad cercana a Kiev. Su padre, Oleg, es originario de la región ucraniana oriental de Donetsk y sirvió una década en el ejército ucraniano hasta 2011. Artur explica que, cuando sus padres se divorciaron, ese mismo año Oleg se mudó a Rusia en busca de trabajo. Oleg tenía problemas económicos y se unió a las fuerzas separatistas prorrusas de Donetsk en 2016, dos años después de la anexión de Crimea por parte de Rusia y del despliegue de militares en esa región para apuntalar a los separatistas en el este de Ucrania.

“Me sorprendió cuando me dijo que se unía a las milicias de Donetsk”, recuerda Artur. “Para mí, como para muchos ucranianos, esta guerra empezó en 2014, y eso significaba que se unía al enemigo”. Dice que había visto a su padre adoptar gradualmente una postura prorrusa en el conflicto incluso antes de unirse a los separatistas: “La propaganda rusa se fue apoderando de él. Pensé que no se dejaría engañar, que sería más inteligente. Pero me equivoqué”.

“Dejé de intentar convencerlo”

Sin embargo, los dos mantuvieron el contacto cuando Artur, tras estudiar ingeniería, siguió su sueño de hacer carrera en la industria del cine en Kiev. Pese a ello, a medida que las tensiones entre Rusia y Ucrania fueron en aumento en el período previo a la invasión del pasado febrero, también lo hicieron las diferencias entre padre e hijo.

A principios de marzo, después de que la mayoría de las tropas rusas hubieran sido repelidas de Kiev, Artur envió un breve mensaje de vídeo a su padre, burlándose de él por su anterior advertencia sobre la caída de la capital. “Estoy caminando por los alrededores de Kiev, pero no veo ni un solo ruso. Parece que han desaparecido. ¿Puedes aconsejarme, por favor? No entiendo dónde están”, decía en el vídeo. Oleg contestó que la suerte de Rusia cambiaría pronto y volvió a instar a su hijo a dejar las armas: “En ese momento, ya vi que sus esperanzas de una victoria rusa estaban disminuyendo. Empezó a desesperarse a medida que Ucrania ganaba más terreno”.

Volvieron a hablar después de que surgieran pruebas de matanzas rusas de civiles en la ciudad ucraniana de Bucha. Oleg dijo que las informaciones eran “falsas”, repitiendo las afirmaciones de la televisión rusa de que las imágenes de civiles muertos en Bucha eran un montaje y que los civiles habían sido asesinados por ucranianos. “Le dije que yo mismo había estado en Bucha, que lo había visto todo con mis propios ojos”, señala Artur. “Pero me di cuenta de que mi padre era un caso perdido. Dejé de intentar convencerlo. Es una pérdida de energía”, concluye.

Una de las últimas veces que ambos estuvieron en contacto fue cuando la unidad de Artur ayudó a liberar Izium al comienzo de la contraofensiva relámpago de Ucrania en el noreste del país. “Celébralo mientras puedas”, escribió el padre. “Sois como los malos de las películas de terror. Cuando el mal es derrotado, siempre promete volver”, respondió el hijo.

“Sigues siendo mi hijo”

Preguntado qué haría si se tuviera que enfrentar a su padre en el campo de batalla, Artur mantiene unos segundos de silencio y responde: “No creo que pudiera dispararle ni que él pudiera dispararme a mí. ¿Quién podría matar a su propio padre?”. Indica que, por ahora, es improbable que esa sombría perspectiva se materialice, ya que su padre está destinado en una base militar en Donetsk. En un mensaje reciente a Artur, su padre decía: “Sigues siendo mi hijo. Quiero lo mejor para ti. Que seas feliz y estés sano”.

“Pero creo que debería enfrentarse a algún castigo por todo esto en los tribunales”, afirma Artur. “Me gustaría que viera nuestra victoria y que su mundo se desmorone”, asegura.

A pesar de todo, Artur dice que hace esfuerzos para que no lo consuman la la ira y el odio: “Mi padre ha traicionado a nuestra familia y a nuestro país, pero yo lucho desde el amor a mi país”. “El odio ciego me comería vivo y me consumiría antes de que esta guerra terminara”, indica, añadiendo que después de la guerra le gustaría volver a hacer películas y ayudar a los soldados que sufren de estrés postraumático.

Help Desk, una empresa rusa de periodismo y chat de apoyo a los afectados por la guerra contó por primera vez la historia de Artur a finales de septiembre, quien afirma que decidió compartir su historia porque se dio cuenta de que muchos ucranianos lidian con problemas familiares similares.

“Quería transmitir el mensaje de que no eres responsable de las decisiones de tu familia. No te hace menos patriota que tu padre sea un criminal”, asegura. Su unidad era consciente de su historia familiar, explica Artur, pero nunca cuestionó su lealtad. “Saben que estoy completamente comprometido con Ucrania”, concluye.

Traducción de Emma Reverter

PS