Es la economía real, estúpido

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Con una fortuna estimada en US$23.000 milones, Lakshmi Mittal figura entre las cinco personas más ricas del mundo fuera de Estados Unidos. Si bien ahora reside en el londinense barrio de Kensington, la infancia de Lakshmi transcurrió en la ciudad india de Calcuta, en donde su padre poseía un pequeño taller metalúrgico. En nuestros días Lakshmi tiene 73 años y es el presidente del directorio de ArcelorMittal, la mayor compañía siderúrgica mundial: 200.000 empleados en más de 60 países. 

Esta semana se publicó que la siderúrgica Acindar paralizará sus plantas de producción entre el 18 de marzo y el 15 de abril. ¿La razón? Una fuerte retracción en las ventas, que la propia empresa estima entre un 35% y 40%. La información vino junto al anuncio de que a los 2.500 trabajadores directos de la empresa les harán tomar sus vacaciones no gozadas, los francos compensatorios y los capacitarán en temas de seguridad.

Acindar fue fundada por tres grupos empresarios argentinos en 1942, pero en 2008 el Grupo ArcelorMittal adquirió el control del 99.5% del paquete accionario por lo que hoy el destino de la compañía está en manos de Don Lakshmi Mittal.

El último reporte publicado por la empresa siderúrgica informa que los fondos generados por las actividades operativas pasaron de $18.000 millones en 2021 a $42.000 millones en 2022. Mientras que el patrimonio de la compañía pasó de $200.000 millones a $236.000 millones en igual período. Aunque esos indicadores resulten impactantes por la magnitud de las cifras, conviene aclarar que la única manera de entender la verdadera evolución de una empresa es analizar indicadores expresados en términos relativos. Para simplificar, tomaremos solo dos:

¿Cuánto ganaron los accionistas del grupo en relación al capital que invirtieron (ROE/rentabilidad)? 

¿Cuánto ganaron esos mismos accionistas en el mismo negocio en otro país comparable, también en relación al capital invertido por ellos?

En el último año informado, la empresa obtuvo una rentabilidad, o sea un resultado en relación a su patrimonio, del 20,2%. El año anterior, ese indicador había sido el 18%. 

En España, la compañía ArcelorMittal informa una rentabilidad sobre fondos propios (ROE) del 10,83% y agrega que el promedio de la industria (o sea, la rentabilidad promedio de los competidores) es del 10,87%. Aunque no se trate de los mismos periodos, la comparación es relevante. La misma compañía obtiene en nuestro país el doble de rentabilidad (ROE) de la que obtiene en España. Y también el doble de rentabilidad de lo que obtiene el promedio de la industria en aquel país. 

De las 287 empresas grandes industriales que identifica la ENGE (Encuesta Nacional de Grandes Empresas que elabora el Instituto Nacianal de Estadística y Censos, INDEC), 181, o sea el 63%, son extranjeras, como Acindar. 

Al mismo tiempo que Acindar comunicaba la decisión de cerrar sus cuatro fábricas en Argentina, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), entidad que aglutina a las PyMEs de nuestro país, informaba que la actividad industrial PyME cayó, solo en enero de este año, un 30%. Y sus dirigentes, están alertando sobre el ingreso en zonas de pérdidas de una gran cantidad de empresas de aquel sector. 

¿La rentabilidad de Acindar en Argentina, el doble que la obtenida por su par en España, será el resultado de una mayor productividad de origen tecnológico o de una menor participación de los empleados argentinos en el estado de resultados?

Una de las características de la actividad industrial es la muy elevada incidencia de las erogaciones fijas dentro de su estructura de costos y la consolidación o iliquidez de los activos e inversiones. Por un lado, cuando caen abruptamente las ventas, los costos se mantienen constantes y las compañías entran rápidamente en pérdidas y por otro, es imposible desarmar rápidamente la inversión en fijos (maquinarias, instalaciones, naves, tecnología, insumos) y obtener liquidez de las mismas. 

En el extremo opuesto, en el ámbito de la economía financiarizada, los inversores que van detrás de las ganancias que ofrecen bonos, acciones, monedas, commodities o metales. cuando la cosa se pone bearish (en jerga financiera significa bajista) simplemente se van. Estos inversores no tienen empleos que sostener, no poseen máquinas, instalaciones, productos en proceso, insumos que los aten. Simplemente se van. 

En una economía de las características actuales, un empresario pequeño, mediano o grande, ¿tendrá incentivos para hundir su capital en activos consolidados o estará inclinado a ponerlo a volar de un papel a otro con solo un clic sobre una tecla?

Las empresas de la economía real, pequeñas, medianas o grandes, fabrican bienes, venden productos o prestan servicios: tienen como condición excluyente de su existencia la obtención de beneficios consistentes con la rentabilidad esperada por los dueños, empresarios o accionistas. No hay viabilidad empresaria si no hay viabilidad económica. Y no hay viabilidad económica si no hay mercados que consuman. 

Es necesario analizar y hacer hablar a los números para que nos cuenten qué hay detrás de los resultados. ¿La rentabilidad de Acindar en Argentina, el doble que la obtenida por su par en España, será el resultado de una mayor productividad de origen tecnológico o de una menor participación de los empleados argentinos en el estado de resultados? No lo sabemos, pero lo cierto es que la discusión por la distribución no está habilitada cuando no hay nada que distribuir. Las 181 empresas industriales grandes, en su mayoría, tienen reservas acumuladas para afrontar tiempos críticos para sus modelos de negocio. Lakshmi Mittal puede un día decidir apagar un horno y sentarse a esperar. Las decenas de miles de industrias medianas y pequeñas, en su gran mayoría, no. 

MS/MF