El sábado pasado nos unimos una vez más a las movilizaciones masivas e internacionales del 8M. En la Ciudad de Buenos Aires, la movilización que fue desde el Congreso hasta Plaza de Mayo se convocó bajo la consigna: “Paro internacional transfeminista, antirracista, antifascista, antipatriarcal y anticapitalista”. En un contexto cada vez más desolador, las noticias de desmantelamiento de derechos en términos de salud, educación y género no dan descanso. El desarme social avanza en todos los frentes y vemos cómo los colectivos, las organizaciones, cada unx de nosotrxs sostenemos y atajamos desde nuestros lugares.
En estas últimas semanas, lxs jubiladxs se han convertido en un símbolo de abandono y, a su vez, de resistencia. Cada miércoles, se vuelven el blanco fácil de un circo donde la diversión consiste en su sufrimiento. Me hace pensar en los años 90, cuando en la televisión nos vendían la imagen de lxs viejxs como locxs, como si su dignidad ya no tuviera valor. Estamos siendo testigxs de una violencia hacia nuestrxs viejxs que se ha vuelto un espectáculo, lo que por fin parece desatar un nuevo impulso de la ciudadanía por defender lo que está en juego. Más y más organizaciones sociales se están sumando a las movilizaciones de hoy, como se están sumando para las colectas por las trágicas inundaciones en Bahía Blanca, como se han sumado a ayudar frente a los incendios en la Patagonia. No sabemos cuál será la pieza que haga caer todo, en Chile fue la reacción de lxs estudiantes al aumento del boleto. Espero que aquí, también, el pueblo entero termine por despertar y movilizarse.
Frente a un Gobierno que parece exhibir con orgullo el desguace de políticas de género y de derechos humanos, como si se tratara de una provocación calculada, siempre en fechas que cargan con un peso histórico y político para las luchas, en distintas ciudades de Argentina miles de personas salieron a las calles. Movilizaciones, actividades, encuentros: expresiones de una resistencia que no cede, que se sostiene en la lucha por los derechos adquiridos y por las reivindicaciones no alcanzadas. Porque mientras desde el poder se ensayan gestos de retroceso, en las calles sigue latiendo la convicción de que ningún derecho se entrega sin dar pelea.
Este domingo 9 marzo, luego del 7M, Día de la Visibilidad Lésbica, y las masivas movilizaciones del 8M, cerramos las jornadas de lucha en el Carnaval por la Memoria del Archivo Trans. Un espacio de celebración para abrazarnos, para bailar, para recordar. Fue un encuentro lleno de memoria y resistencia, donde distintas generaciones se acuerparon, compartieron y celebraron. Un día de reivindicación, de goce y de reafirmación de que nuestras palabras y nuestras presencias siguen siendo una fuerza imparable.
MB/SN/DTC