Opinión

Hablar entre nosotros

28 de abril de 2025 09:37 h

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Según pasan los años, es más categórico el episodio de Borges, su ceguera y los asambleístas militantes: Borges se vuelve más ciego, los jóvenes más espinosos y hay más alumnos que han estado presentes en el hecho, y por consiguiente pueden contar otra vez la anécdota.

Según alguna de las versiones, el escritor estaba dando una clase de Literatura Inglesa en la universidad cuando una decena de activistas intentó interrumpirla. “Se levanta la clase, profesor; llamamos a una asamblea”. Borges preguntó si la asamblea no podía esperar a que terminara la clase. “No”, fue la respuesta, “se suspende todo ya, y si no, le cortamos la luz y lo dejamos a oscuras”. A lo que el expositor replicó: “A la espera de este momento, he tomado la precaución de ser ciego”.

Se dirá que los seres humanos necesitamos de las exageraciones. Ni las cosas malas que pasan son tan malas, ni las cosas buenas tampoco son buenísimas. Repaso estos avatares a la hora de pensar algunos episodios de política exterior.

El presidente de Chile, Gabriel Boric, viajó a Paraguay entre el 16 y el 17 de julio de 2024. Durante su estancia, pronunció un discurso ante el Congreso y participó de un conversatorio con empresarios. Se reunió con el mandatario paraguayo, Santiago Peña. Un centroizquierdista cabildeó con un liberal-conservador. Ni Peña lo recibió con un “más vale tarde que nunca”, el ceño fruncido y los ojos hinchados. Y Boric no contestó “cría cuervos y te sacarán los ojos”, la boca apretada y un suspiro demorado, como quién predice un mal futuro.

A comienzos de abril de 2025 (del 1 al 5), el presidente de Chile se trasladó a la India. Allí se reunió con la presidenta Droupadi Murmu y con el primer ministro Narendra Modi, y tocó Nueva Delhi (norte), Bombay (oeste) y Bangalore (sur). La extensa delegación que lo acompañó, de más de 50 integrantes, estuvo conformada por ministros de Estado, subsecretarios, parlamentarios y representantes del mundo empresarial, como la presidenta de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) y el presidente de la Sociedad Nacional Agrícola (SNA).

Entre el 21 y el 24 de abril de 2025, el presidente Boric realizó una visita oficial a Brasil. Se reunió con Luiz Inácio Lula da Silva y firmó acuerdos en áreas tales como agricultura, comercio, defensa e innovación tecnológica. Brasil es el tercer mayor socio comercial de Chile, por lo que se discutieron estrategias para fortalecer el comercio bilateral. Frente a la denominada “guerra de los aranceles”, hay un consenso exteriorizado en tratar de salvar el sistema de comercio multilateral, de recuperar la importancia de la Organización Mundial de Comercio, e intercambiar posiciones respecto de la mejor forma de reaccionar frente al conflicto.

Ni Chile está extra-acertado, ni Argentina está tan sub-aproximada. No es que miremos del otro lado de los Andes como quien envidia al boyante, ni que nos vean y digan: “Vaya nomás, ya dimos”. Para los que son gente común, ni con dos pelucas ni tan calvos, se nos da mejor echar la culpa que aceptarla, acusar que disculpar. Pero también tenemos un presidente que viaja de lo lindo. Y no nos llaman peor que “la gran deudora del Sur”, expresión originada por Sarmiento en un poema publicado en El Censor. Un viejo hábito, un compatriota. ¿Alegría? Ninguna; sólo la pena conocida.

El mandatario progresista llegó el año pasado a Asunción en el marco de un tiroteo, ocurrido el martes 16 de julio en un centro de eventos en Lampa, región metropolitana de Santiago. Murieron cinco personas, la mayoría de nacionalidad venezolana y dominicana. Boric declaró: “No vamos a permitir que el crimen organizado nos gane”. Además del creciente intercambio comercial entre ambos países, la visita tuvo como eje el Corredor Bioceánico Vial (CBV), proyecto conjunto entre Brasil, Paraguay, Argentina y Chile, que busca establecer una ruta comercial que conecte el océano Atlántico con el Pacífico. Ese plan sería vital en su futuro viaje a Brasil. Todavía no se había inaugurado el mega puerto de Chancay en Perú, evento que se materializó con la participación de la presidenta Dina Boluarte y el presidente de China, Xi Jinping, el 14 de noviembre de 2024,

En India, tras reunirse en Nueva Delhi con el primer ministro Narendra Modi, Boric anunció que ambos países habían acordado iniciar las negociaciones para un Acuerdo de Asociación Estratégica Integral, un tipo de tratado que va más allá de la reducción de aranceles y busca establecer un marco legal amplio para regular las relaciones económicas entre los países. Adicionalmente, se concretó un evento para promocionar las diversas locaciones, la aptitud técnica y el entorno favorable que Chile ofrece a las producciones de cine indio. Como colofón, Chile –que posee un número sensible de startups y donde figuran las multinacionales Cisco, Google, Microsoft o Intel– firmó un acuerdo con el Gobierno estatal para impulsar el trabajo tecnológico conjunto.

Brasil es, para Chile, un aliado político y una potencia emergente con influencia global, cuyo esquema es complementario, pero no consonante, en particular en cuestiones como el comercio exterior, la autonomía y el alineamiento estratégico. Como ha dicho un calificado funcionario de Cancillería, “ante el abandono de la política regional por casi todos, hoy los únicos que la practican son los que hablan entre ellos.” Los que no hablan, ¿creerán que les sobra? 

La complementariedad es clara: Brasil es una potencia industrial y agroalimentaria, Chile tiene un acceso privilegiado al Pacífico y a los mercados asiáticos, y se ha ido constituyendo en un hub tecnológico. ¿Transformar a Sudamérica en una plataforma de integración global? Por ahora, hay avances en el corredor bioceánico Capricornio (CBV), que unirá Porto Murtinho (Mato Grosso do Sul) con los puertos del norte de Chile. Argentina tradicionalmente lo vio con desconfianza, porque la envía hacia la australidad, pero las provincias del NOA-NEA tienen interés, y son argentinas. Es evidente que Chile balancea el mega puerto peruano de Chancay, que tiene inversiones chinas. Invitaciones aceptadas: asistir a la cumbre del G20 y participar en la reunión de los BRICS y la COP 30 en Brasil.

En diplomacia nadie nos pide que esta noche invitemos a cenar a un pangolín. Si lo hacemos nos llamarán confusos, porque si ha de haber un orden, éste tiene que estar de acuerdo con nuestros intereses de largo plazo. Pero nadie nos perdonará si no asistimos a la fiesta de quince de nuestra hija. Dirán de nosotros que somos erráticos, y que se sobrestima nuestra inteligencia a expensas de nuestro sentimentalismo, como sancionó Bismark a Napoleón III.

Ya que se acude a Borges con frecuencia, Alfredo Serra contó una linda anécdota al respecto. Una tarde, hablando de su perfecto cuento “El Sur”, escrito luego de pasar algunos días con sus noches entre la vida y la muerte a raíz de una septicemia causada por una herida en la frente, el periodista le preguntó qué pasaría si la situación se repitiera. Borges respondió: “Bueno, el cuento quedaría desescrito…”.

Si es posible hay que evitar ciertas cosas, antes de que las desescriba el tiempo.