Martín Acosta

IG:@photomartinacosta —
29 de octubre de 2023 00:01 h

0

Son apenas ciento treinta y tres. Ciento treinta y tres de cuatrocientos. Ciento treinta y tres niños recuperados, cuatrocientos niños desaparecidos. Sólo un puñado, un puñado que muestra, que grita, que niega que la sangre se pueda borrar.

Ellos, los ciento treinta y tres niños recuperados del plan siniestro con que la dictadura militar quiso aniquilarles su identidad, muestran que no todo puede ocultarse, que no todo puede hacerse desaparecer.

Fueron más de cuatrocientos los bebés que desaparecieron durante el régimen militar instaurado el 24 de marzo de 1976. La mayoría de ellos fueron secuestrados junto a sus padres o nacieron en alguno de los centros clandestinos de detención. Hasta el día de hoy se pudieron localizar a ciento dieciséis de ellos, gracias a la incansable lucha de sus familias y el apoyo de las Abuelas de Plaza de Mayo. Algunos fueron entregados en adopción a familias que desconocían su verdadera identidad, o simplemente abandonados. Otros fueron apropiados por los mismos secuestradores de sus padres.

Pero lo que se intentó en todos los casos fue borrar su identidad, las huellas de su sangre. Que jamás puedan ser como sus padres.

Comencé a fotografiar a esos niños, hoy hombres y mujeres, en agosto de 2001. Quise retratarlos junto al familiar que trabajó durante años en ese proceso de búsqueda y recuperación. Para mí, la unión de estas dos personas en una sola imagen representa el fracaso de la política del miedo que la dictadura militar quiso imponer. Estas fotos intentan mostrar que el quiebre y la disolución de los lazos familiares por medio del ocultamiento y la mentira no pudo imponerse porque también existió la perseverancia de sus familias y de ellos mismos cuando fueron creciendo.

Al incluir una reproducción de una fotografía de sus padres desaparecidos, las dos imágenes se convierten en una unidad donde se encuentra el presente con el pasado. En definitiva, la esencia de lo que es la fotografía: el haber sido y el ser en una misma cosa. El texto nos cuenta quiénes son, qué les paso y cómo llegaron a ser quienes son hoy.

Los tres elementos: el texto, la foto del presente y la foto del pasado cierran un tríptico que encierra parte de nuestra historia.

El reportaje completo puedo verse en http://martinacosta.com/portafolio/ensayos/adn-historias-de-aparecidos/