El acoplado de un camión apenas adornado con una bandera argentina, dándole la espalda al edificio de Tribunales y con una valla policial adelante, es el minúsculo escenario desde donde la CGT repudió este miércoles al mediodía el DNU del presidente Javier Milei que impulsa una profunda flexibilización laboral.
La Plaza Lavalle quedó colmada poco a poco para el acto formal en el que el triunvirato cegetista presentó una demanda judicial contra el decretazo presidencial.
Durante la primera mañana los manifestantes fueron ocupando el centro de la plaza y las veredas, mientras el tránsito todavía circulaba alrededor, en una postal del acuerdo subterráneo al que llegó la central obrera con el Gobierno para evitar escenas de tensión por el protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich.
Sin embargo, con el correr de las horas, la plaza quedó colmada y las calles, inevitablemente, cortadas.
Hubo muchos efectivos de seguridad. La Policía de la Ciudad cerró el paso sobre la peatonal de Diagonal Norte y la Policía Federal custodiaba minuciosamente las columnas de los movimientos sociales y piqueteros. Gremios y sindicatos a la derecha y enfrente del escenario. Los combativos a la izquierda.
“Ay, ay, ay, ay que risa que me da / si tocan un derecho que quilombo se va a armar”, cantaban un nutrido grupo del sindicato de metalúrgicos de la UOM, mientras esperaba en la esquina del Teatro Colón para ingresar a Tribunales sobre Viamonte. Adelante habían aparecido los constructores de la UOCRA. Sobre Libertad estaban los camioneros. Se mezclaban con el Polo Obrero, la Izquierda Socialista, el PTS, el Movimiento Evita y la CCC.
La CGT amplió su convocatoria a las dos CTA, la UTEP kirchnerista y hasta el Bloque Piquetero, pero acotó la manifestación al mínimo e indispensable para no desbordar la plaza.
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