Hasta ahora, las acciones de la Cancillería argentina se dividen entre las que son gratis y las que buscan dinero. En un Gobierno cuya Tabla de la Ley es que faltan dólares y cuyo Paraíso es conseguirlos, ningún reparo formulado contra la canciller Diana Mondino sería más injusto que el de inconsecuencia. Y pareja injusticia sería el reprocharle pereza. En diez días al frente del Ministerio de RREE, la ex diputada y economista cordobesa puede conciliar en 24 horas sonorosos anuncios de realineamiento ideológico global admirablemente rentables en la relación costo / espectáculo y una enconada diplomacia voraz de fondos, inversiones, y pactos comerciales.
La decisión del presidente Javier Milei de abstenerse de cubrir las vacantes liberadas en las embajadas de La Habana, Caracas y Managua ha sido valorada como poderoso ícono, índice y símbolo de la determinación política de un gobierno que honra su palabra y sostiene sus ideas y creencias. Similar valoración ha merecido la reinscripción argentina en un consorcio vigilante de la calidad de la democracia nicaragüense. Es dignificar las noticias. El cometido perseguido, y cumplido, es de aquellos que el gobierno de la Alianza, tan poco eficaz también en este rubro, deploraba como “tinellización de la política”. En simultáneo, la Canciller viajó el martes a París para dar garantías a inversiones, dejar constancia en persona del compromiso del Gobierno con el acuerdo Mercosur-Unión Europea (UE), y resucitar la candidatura argentina a la OCDE. Ubicada en un castillo en el distrito 16, el más rico de la capital francesa, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos es el club de los 38 países que representan el 60% de la economía mundial. La diplomacia de Mondino en Francia se desglosa en una serie de operaciones de resultado. Lejos de consumarse en la expresión, su éxito o fracaso se mide por la contrapartida. Un Ejecutivo seguro de sí y de su idoneidad científica para obtener superiores resultados sabe que será evaluado por ellos.
Aquarela do Brasil
Aun los giros ideológicos más contundentes no requieren más fuerza que la propia, aun la inversión más ínfima requiere voluntades ajenas. La propia canciller, aun antes de serlo, había sido protagonista de un episodio revelador de una nueva diplomacia que combina el énfasis sin doblez de los posicionamientos que corren hacia la derecha las RREE y la voluntad no menos decidida de que ello jamás signifique costos y sólo se traduzca en beneficios, en primer lugar ante un electorado que puede disfrutar de una motosierra a alta velocidad cortando con el relato progresista, y en segundo, más tentativamente, en centros de decisión del poder y las finanzas occidentales. Las imprecaciones del presidente electo argentino contra su par “comunista” brasileño, a quien no quería ver en Buenos Aires el 10 de diciembre, día de su asunción, fueron seguidas sin dilación, en lo que se quiso ver la reparación de un exabrupto antes que una circunstancia prevista de antemano, por una visita de Mondino en persona a Brasilia, enviada personal con una invitación personal de Milei a Lula, quien agradeció, pero prefirió abstenerse.
Ballet coreografiado o improvisado, a este pas-de-deux no faltó practicidad. La orgía de afectuosidad entre Milei y el ex presidente brasileño Jair Messias Bolsonaro habría sido imposible con Lula en Buenos Aires. Era una relación asimétrica. Milei es un ganador y Bolsonaro un perdedor. Otro tanto ocurre con Donald Trump, cuya situación legal no hace más que complicarse –mientras el miércoles Mondino estaba en París, en Colorado la Corte Suprema inhibió al republicano como candidato presidencial 2024- a la vez que su popularidad jamás se deteriora en EEUU.
Para el destino nacional de Nicaragua, Venezuela y Cuba el curso de los acontecimientos se verá tan desviado por las censuras vehementes del actual gobierno argentino como se lo vio por los apoyos más o menos decididos de sus antecesores: escasamente. La Cancillería podrá exhibir en la raleada vitrina de la motosierra los cargos de embajador mutilados. Porque no se trata de romper relaciones, que siguen en los hechos como antes. Y la ausencia de funcionarios del más alto rango de un servicio exterior extranjero, si son críticos de una administración nacional a la que condenan pero la cual sin embargo se decía dispuesta a aceptar sus credenciales, no dejará de ser fuente de alivio para las autoridades locales.
La banda de los gastadores seriales
Cuando Milei revela su admiración por Margaret Thatcher, es una figura neoconservadora y neoliberal. Para un político del que se dice una y otra vez que mide todo por el rasero de un economicismo unilateral, es sorprendente su incuria por abrazarse con pares internacionales, casi todos neoconservadores, todos estatistas y gastadores seriales.
Como la mayoría de los militares, y más en el Brasil, el ex capitán del Ejército Bolsonaro es nacionalista, estatista, e impulsor del gasto del Estado, frenado en sus impulsos por el ministro de Finanzas Paulo Guedes, cuyo ideario sí es afín al de Bolsonaro. Cuando en campaña declaró Milei su alineación con EEUU e Israel, única en América si no es por el Paraguay, es ante todo con la idea de lo que representan esos países. El partido Demócrata y el Likud son partidos populistas, estatistas, impulsores de un gasto social que sólo tiene por límite las bancas que les faltan en el Congreso para votar iniciativas legales de cifras aún más recargadas de ceros. Tanto Joe Biden como Bibi Netanyahu consideran que las limitaciones de sus gobiernos son las limitaciones que la oposición impuso a su capacidad de generar incentivos económicos de una magnitud a la altura de circunstancias únicas. Todo fracaso fue un freno de Legislaturas tímidas que no advertían que el alza del techo de gastos era más fructífero que dañino el aumento del déficit fiscal en porcentajes nunca antes vistos del PBI. Y uno y otro político son del ala populista de partidos populistas. Como lo es Trump en el suyo. La cumbre del G-20 en Buenos Aires, clímax internacional de la revolución cultural del macrismo, vio al inquilino de la Casa Blanca defendiendo el proteccionismo y al presidente chino Xi Jinping, secretario general del Partido Comunista, defendiendo el libre comercio.
Cómo Daniel Ortega triunfó donde Mauricio Macri fracasó
De la cualidad de la democracia nicaragüense no se oyen elogios, y la descalificación moral personal de Daniel Ortega carecía del beneficio de la duda aun en la ex vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El dictador de izquierda, así clasificado por la revolución sandinista que lideró en 1979, y por su asociación histórica y diplomática con los herederos de la Venezuela chavista y la Cuba castrista, ha demostrado ser un alumno del FMI. Muy distante de la justicia social de la que Biden o Trump, rivales en las presidenciales de 2024, se dicen abanderados en Detroit ante los sindicatos en huelga por el avance de la electrificación automotriz.
La reforma previsional, del sistema de jubilaciones y pensiones, propuesta y retirada por Macri en 2017 es muy similar a la propuesta y sancionada por Ortega en 2018. Es decir, una y otra son muy básicas. Es una aritmética primaria. A Ortega le fue sugerida por el FMI; Macri no precisó de tal susurro en sus oídos.
La reforma derivaba de atender al cumplimiento de una regla. Que las pensiones y jubilaciones debían pagarse con el Fondo que para este destino anualmente previera el Presupuesto. Una vez calculadas las diferencias entre a quienes tocaban mayores y menores beneficios previsionales, el total pagado debía surgir de la división de ese Fondo en tantas partes como beneficios debían pagarse. Si de un año a otro el monto del Fondo era el mismo, pero había más personas beneficiadas entre quienes dividirlo, a cada una le tocaría un valor menor. Un modo infalible de evitar esa disminución, según la nueva ley, era aumentar la capitalización de ese Fondo a partir de aumentar el monto de los aportes. Que en un sistema de reparto serían las generaciones activas las que financiarían a las pasivas y en uno de capitalización, quienes aportan. Contra esta falta de imaginación de vincular aporte o impuesto con jubilación o pensión protestó la ciudadanía. En Buenos Aires, el Gobierno retiró la ley ante la protesta; en Managua, el gobierno reprimió la protesta e hizo aprobar la ley.
Cuentos chinos a los chinos
Recién en 2021 rompió Managua relaciones con Taipei en provecho de Pekín, sin camaradería comunista, no sin codicia. Guatemala y Asunción siguen reconociendo a Taiwan como China, y no tienen embajadas en la República Popular. El apoyo expresado por Diana Mondino al derecho soberano de la isla nacionalista, ‘provincia rebelde’ de la China continental comunista, podría haber influido sobre la decisión de Pekín de dejar en suspenso, como dio a conocer el martes, un swap de 6500 millones de yuanes concertado con Alberto Fernández. Todavía falta definir quién sucederá a Sabino Vaca Narvaja en la embajada argentina, actualmente gerenciada por la secretaria Marcela Barone. La importancia del comercio bilateral no puede exagerarse, y es vital para la Argentina. Al gobierno no parece escapársele, sin embargo, que, más allá de las represas en Santa Cruz o las obras ferroviarias del Belgrano Cargas, el interés geopolítico que la Argentina reviste para China evitará todo default.
Emmanuel, qué ves cuando me ves
Entre todas las comparaciones acendradas y ya establecidas de Milei con otros bustos aullantes del Museo de Cera de las Neo Derechas extremas, el identikit paralelo con el presidente francés Emmanuel Macron resulta poco vistoso y atractivo. Si de vidas paralelas se trata, este símil pobre en truculencia es mejor que otros más impresionantes. Los dos llegaron a la presidencia como outsiders del sistema de partidos. Macron no es soltero, pero no tiene hijos. El lugar de El Jefe no lo ocupa su hermana en el Palacio del Eliseo como la de Milei en la Casa Rosada, pero sí su esposa, una década mayor que él, y ex profesora de secundario. Los dos son economistas, liberales en países ultraestatistas, intelectuales, académicos, hombres que discuten ideas.
En 2017, Macron fue votado por un electorado transversal, como Milei, de sectores postergados por la desigualdad y las trabas de un sistema de castas que favorecía el statu quo. A diferencia de Milei, Macron contó con mayoría propia en el Congreso en su primer quinquenio, lo que le permitió una reforma del Estado y de las leyes laborales a medida del tipo de modernización liberal que Milei pregona, o casi. En Francia, como en toda la Eurozona, la ‘dolarización’ es un hecho. Es decir, no hay Banco Central, el Banco Europeo está en Frankfurt y es independiente.
En 2022, Macron ganó la reelección votado por los beneficiarios de sus reformas. El voto ya no era transversal. Lo votaron los ricos y los enriquecidos por el liberalismo. La población urbana que cobran sueldos del Estado o de profesiones liberales universitarias votó al frente de izquierda, fuerza minoritaria donde el Partido Socialista de Mitterrand está a su vez en minoría.
La gran fuerza de oposición en Francia es Renovación Nacional, el ex Frente Nacional. Presentar a Macron como la derecha centrista opuesta a la ultraderechista Marine Le Pen ofrece una imagen desfigurada de la realidad. Si oímos un discurso de Marine y uno de CFK, suenan y resuenan igual. Lo que no significa que sean iguales. El fondo de comercio del ex Frente Nacional dejó de ser la xenofobia. Es la justicia social. “El Estado te salva” es su divisa. Está en contra del euro, y de la dictadura de Bruselas. Es laica, no neo conservadora. Va a ganar las elecciones de 2027. En las encuestas, Marine es considerada democrática y el líder de la izquierda, Jean-Luc Mélanchon, que condena a Israel pero no a Hamas, es considerado un peligro para la democracia por las mayorías.
Un liberal en otoño y un libertario en primavera
La alianza estratégica que la Canciller y el Gobierno buscan establecer con la Francia de Emmanuel Macron, outsider pero a la vez heredero de una larga tradición de Ejecutivos liberales y masones amigos de la empresa privada y (contra el peronista De Gaulle) amigos de EEUU, pone de relieve esas similitudes entre dos presidentes que fueron votados por motoqueros, repartidores, choferes de Uber y empresas de transporte análogas, trabajadores de las economías de plataforma (que en España honran con su voto al socialismo modernizador antes que a los populares conservadores). En su segundo mandato, sin mayoría en el Congreso, Macron sólo pudo promulgar la reforma de jubilaciones y pensiones apelando al mecanismo que en el hiperpresidencialismo francés autoriza al Jefe de Estado a convertir en Ley proyectos trabados en las Cámaras.
Quien planteó en noviembre la comparación de Milei y Macron como heraldos de la modernización y la desregulación, la innovación y la libertad en países rancios de orgullo y prejuicio, fue el joven talento treintañero Ian Selecki. El futuro embajador argentino en Francia fue esforzado speech- writer de Macri y ex jefe de Estrategia del ex canciller Jorge Faurie, reflexivo activista en la campaña de Macron 2017, ocasional contradictor gorila de Alberto Fernández ante el público francés, fundador de la start-up Polemix. El miércoles 19 desempeñó el papel de Telémaco de su futura jefa y Jefa de la Diplomacia argentina el miércoles en el Palacio del Eliseo, sede del Ejecutivo francés.
En la tradición escolar francesa se dividía a los alumnos entre boursiers (becarios a cargo del Estado) y héritiers (herederos con medios propios). Selecki estudió en el Liceo Francés en Buenos Aires, y en el Instituto de Ciencias Políticas de París (Sciences Po), una Universidad cuyos egresados proveen el personal más calificado a las élites empresarias y burocráticas, y una de las raras instituciones en el país de la enseñanza gratuita dirigida por una fundación privada y que cobra aranceles para el cursado de estudios. Que Selecki, héritier de la farmacéutica ELEA y la Petroquímica Cuyo, pagó. Puede el ucraniano Volodimir Zelenski vestido de fajina (costumbre que Milei emuló en la castigada Bahía Blanca) cruzarse con su Némesis el húngaro Víktor Órban, vestido de paisano, el 10 de diciembre en Buenos Aires; la Canciller entra al Palacio del Eliseo con otra compañía, que habla lenguas europeas occidentales sin acento de ogro o de eslavo.
El embrujo del palacio y el hechizo del litio
La reunión con Emmanuel Bonne, máximo consejero diplomático del Presidente de la República, y su representante personal (sherpa) en las reuniones de G-7 y G-20, ex embajador francés en el Líbano, acercó afinidades entre la renovada presidencia francesa y la flamante argentina. Al fin de la tarde, en el Quai d’Orsay -Palacio San Martín junto al Sena- el cara a cara es con Catherine Colonna, ex embajadora en el Reino Unido, ministra de Europa y de Relaciones Exteriores, representante permanente de Francia ante la OCDE. Como Selecki, egresada de Sciences-Po. Cuando Macron visitó Buenos Aires en 2018 para el G-20 de Macri, fueron en París las primeras manifestaciones aguerridas de los chalecos amarillos. Colonna fue siempre partidaria de disciplinar, encauzar, adecentar la protesta social. Las imágenes que pueda ver en directo de Buenos Aires al tiempo del diálogo con su par argentina ni van a concitar su asombro ante las demandas ni recomendaciones a las fuerzas de seguridad.
En una cita con Christel Bories, la Canciller recibió de boca de la CEO la confirmación de que Eramet no interrumpirá la explotación del litio en Salta y que la próxima expansión insumirá 800 millones de dólares. El grupo minero francés está presente en Argentina desde la década pasada, explota el yacimiento de Centenario-Ratones, del que tiene los derechos, y en 2022 se asoció con el conglomerado chino Tsingshan que aportaría 375 millones de dólares sobre una inversión de 400 para producir a principios de 2024 24 mil toneladas de litio por año para Tesla y Renault.
Ordalía para celestinas
El proyecto más ambicioso de la Cancillería, que explica la presencia temprana y relámpago de la Canciller en París, es el beneficio de la side letter de Francia que acelere y simplifique el entendimiento bilateral para la firma del acuerdo de libre comercio Mercosur – Unión Europea (UE). Sin dispersarse, toda la actividad diplomática de la Canciller concentra en un haz, con un genio escénico itálico de actriz de carácter que recuerda a Nancy Pelosi en sus vibratos más histriónicos, las réplicas teatrales y la exasperación antiprogresista tan esplendorosa como inocua, y las audacias más temerarias pero idiosincráticas.
El seguimiento y apoyo argentinos de la causa ucraniana tiene un subtexto instrumental. La vía de acceso express abierta a Ucrania para volverse estrella 28 en el firmamento de los 27 miembros de la UE puede ser motivo suficiente para que Zelenski busque ‘la paz en nuestro tiempo’ con Rusia. En 1940, en la Guerra de Invierno contra la URSS, la defensa de Finlandia sorprendió por su alta capacidad de resistencia a toda Europa. Era también baja capacidad de victoria. Helsinki perdió la provincia de Karelia, pero acordó un alto al fuego que está en el origen de su seguridad y crecimiento. No serían deshonrosos términos análogos para el gobierno de Kiev. Largo tiempo solicitado, largo tiempo hecho a un lado, la guerra aceleró el camino ucraniano a Bruselas.
El mayor obstáculo no es visible sin más, y si ahora se ha salvado, se debe a negociaciones internas arduas entre los 27. Ucrania es una megapotencia agrícola y uno de los dos primeros productores de trigo del mundo. Esto obliga a reformular radicalmente la política de subsidios agrícolas europeos internos, aquellos por los cuales los Estados (o los gobiernos de derecha) pagan a los campesinos para que puedan cultivar productos que de otro modo no serían competitivos. Un tratado de libre comercio de la UE con el Mercosur, otra megapotencia agrícola, sería una segunda ola de shock de reforma de subsidios. Las exigencias de la UE sobre la calidad de origen de los productos agrícolas del Mercosur, su respeto a normas de lucha contra el cambio climático, son el argumento aducido contra el grupo sudamericano. Pero también contra China.
Y es por eso que brasileños y chinos batallaron unidos en el Cop 28 a favor de la derogación de los extremosos requisitos ecológicos europeos. Dos enemigos ideológicos de Argentina según el nuevo alineamiento comportándose como los mejores aliados. De este juego de apariencias y realidades se arma la nueva diplomacia argentina. Como el gobierno invita, habrá que juzgarla por los resultados. De momento, no es ajena a lo que el filósofo norteamericano Jerry Fodor llamó síndrome del restaurante chino: no estamos seguros de lo que nos trajeron es lo que habíamos pedido, y de todos modos a la media hora ya tenemos hambre otra vez.
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