Ya no pasa inadvertido ni se refugia, como antes, en el perfil bajo. Los 18 meses que permaneció en la cárcel de Ezeiza, más de 1.700 kilómetros al norte del lugar en el que se movió toda la vida, lo obligaron a cambiar. Después de que el macrismo lo llevara a vivir una experiencia que jamás imaginó, Cristóbal Manuel López, el empresario que nació a la exposición pública nacional montado a la ola del kirchnerismo, busca adaptarse a la nueva etapa. El dueño del Grupo Indalo se instala de lunes a jueves en Buenos Aires y vuelve todas las semanas a Chubut, su provincia. Pero tiene una actitud diferente y, según parece, otras prioridades. Eso dicen los que lo conocen desde hace muchos años y también los que lo ven moverse en Comodoro Rivadavia, donde reside su base de operaciones y donde comenzó su historia de poder.
De larga relación con Néstor Kirchner y fuerte cercanía reciente con Alberto Fernández, López pasó 2020 alejado de los primeros planos, refugiado en su campo de Alto Río Senguer, pero inició 2021 con un protagonismo que sorprende a los lugareños. Su objetivo, según dice en privado, es lograr que la política se ordene y que el peronismo de la provincia se unifique para evitar que desde Buenos Aires le impongan candidaturas en las legislativas de este año. Más que eso, tal vez, reconstruir su propia base de legitimidad para no volver a quedar aislado en un contexto de adversidad.
Su objetivo, según dice en privado, es lograr que la política se ordene y que el peronismo de la provincia se unifique para evitar que desde Buenos Aires le impongan candidaturas en las legislativas de este año.
Hace dos semanas, el empresario que asomó a Buenos Aires con el negocio de los tragamonedas y los casinos participó en Trelew de una reunión política con la dirigencia del PJ más destacada en una provincia que atraviesa una crisis sin precedentes bajo la gobernación de Mariano Arcioni. En la misma mesa se sentaron el vicegobernador de Chubut Ricardo Sastre, el presidente del PJ Carlos Linares, tres intendentes de lo más poderosos (Adrián Maderna, Trelew; Gustavo Sastre, Puerto Madryn; y Juan Pablo Luque, Comodoro Rivadavia) y el ex jefe de gabinete de Mario Das Neves y ex ministro de Agricultura de Cristina Fernández, Noberto Yahuar. La sorpresa fue Cristóbal, uno de los dos empresarios que acudió a la cita. El otro era Jorge Aidar Bestene, un hombre de negocios de larga trayectoria, que estuvo ligado a Das Neves, fue dueño del Grupo Jornada y hoy aparece ligado al vicegobernador Sastre, pero además forma parte del consorcio liderado por José Luis Manzano que acaba de comprar Edenor a nivel nacional. Vocero del encuentro, Yahuar afirmó que la dirigencia había llegado a un acuerdo para trabajar unidos hacia las elecciones legislativas de este año y las ejecutivas de 2023. Con movimientos muchas veces enfrentados, López y Bestene son desde siempre los dos miembros más relevantes del establishment con base en Chubut. El tercero es el Grupo Cardini, también dueño de medios y gran beneficiario de la obra pública durante el gobierno de Mauricio Macri.
El encuentro en Trelew reconocía una precuela. Un mes antes, Cristóbal había convocado a otra reunión, pero en Comodoro Rivadavia, la cuna del petróleo que alguna vez llegó a ser comparada con un emirato y defiende desde siempre intereses contradictorios con la zona de Puerto Madryn, Rawson y Trelew. El choque entre el Sur y el Valle, donde confrontar el poder político y el poder económico, parecía reeditarse con el dueño del Grupo Indalo como gran protagonista. Según publicó ADN Sur, López había reunido al intendente Luque -con pretensiones de ser candidato a gobernador en 2023-, al dirigente Linares -siempre muy cercano al kirchnerismo- y a dos sindicalistas de mucho peso en la provincia, el jefe de los petroleros privados, Jorge “Loma Ávila” y el de los Camioneros, Jorge Taboada.
Con la mayor parte de sus bienes inhibidos por decisión judicial, Cristóbal dejó en manos de su socio histórico, Fabián De Sousa, la línea editorial de sus medios de alcance nacional y comenzó a actuar en política en su provincia, en busca de evitar la intemperie que lo afectó, tras la derrota del Frente para la Victoria, con la ofensiva del macrismo en su contra. Paradojas de esa historia, fue en esos años donde él y De Sousa edificaron una relación de máxima cercanía con Alberto Fernández. De Sousa lo dijo más de una vez: tuvieron más ayuda del ahora presidente que de las figuras más destacadas del cristinismo. Consultado sobre su actuación política, López le dijo a elDiarioAR que está trabajando para la “unidad del partido en su provincia” y descartó por completo ser candidato. A su lado confirman que su intención es sumarle a su poder económico una red de aliados en el PJ.
En Chubut, la hiperactividad del empresario que es dueño de C5N y Radio 10 sorprende si se la compara con los años del apogeo kirchnerista, cuando tenía sus prioridades en Buenos Aires y casi no se metía en la disputa provincial. Pero quienes conocen sus movimientos desde que asomó a los círculos del poder local recuerdan que así comenzó, en la década del noventa. Eran los tiempos del llamado Grupo Productivo, un espacio en el que López iniciaba su carrera como dueño de la empresa de recolección de residuos Clear y participaba del foro con un amplio espectro de dirigentes en el que se destacaba Martin Buzzi, un político que se había iniciado en la Ucedé y en los años kirchneristas llegaría a ser primero intendente de Comodoro y después gobernador de la provincia.
La aparición de López, el empresario que durante décadas acumuló un poder formidable y se cuidó de no aparecer en público, llevó a que se especulara incluso con que pretendía ser candidato a senador por Chubut, algo que según dicen cerca suyo está descartado. Su intención es dejar de ser un mero aportante para las campañas del PJ y lograr una incidencia como armador que le permita tener un sillón en la mesa de las decisiones importantes. “Antes ponía guita y no decidía. No quiere que le vuelva a pasar”, dicen en la provincia. Lo que sí parece posible es que Cristóbal vuelva a promover algún nombre para el Congreso, como ya lo hizo con Alfredo Luenzo, el hoy senador nacional del Frente de Todos que había sido durante casi toda su vida un animador de las mañanas radicales de Chubut y socio menor de López en sus medios provinciales. Distante de López mientras estuvo en la cárcel, hoy preside la comisión de Medios y Libertad de Expresión del Senado.
Contada mil veces a partir de su instalación nacional como líder en el negocio de los juegos de azar de la mano de Kirchner, la historia del dueño de Indalo incluye un temprano acercamiento a la UCR, en especial a Carlos Maestro, radical que gobernó Chubut durante toda la década del noventa. Desde entonces, aunque siempre sin dejarse ver demasiado, acumuló un poder indudable, multiplicó sus negocios a la enésima potencia y se convirtió en sinónimo del capitalismo de amigos. Enviado a la cárcel durante el macrismo con prisión preventiva por el juez Julián Ercolini bajo el cargo de “administración fraudulenta”, ahora López y De Sousa llevan adelante una causa por “extorsión y asociación ilícita” contra el operador judicial Fabian “Pepin” Rodriguez Simón en el juzgado de María Romilda Servini de Cubría.
Hoy el dueño del Grupo Indalo es el promotor de una nueva camada de dirigentes que defiende sus intereses en el tablero provincial y nacional. El más destacado es Julián Leunda, hoy funcionario nacional de estrecha relación con Alberto Fernández. Es el número dos de Juan Manuel Olmos, el jefe de asesores de la presidencia de la Nación. Oriundo de Comodoro Rivadavia, Leunda tiene 30 años, fue directivo de Indalo muy cercano a De Sousa y es hijo del empresario comodorense Walter Leunda, que siempre estuvo emparentado con Cristóbal y fue durante años la cara de Ámbito Financiero en la provincia. Según publicó La Nación, Leunda estuvo hace dos semanas en el cumpleaños de Lucas Nejamkis, un ex funcionario de la jefatura de Gabinete que hoy trabaja con el ex jefe de Contrainteligencia de la SIDE, Antonio Stiuso.
Hoy el dueño del Grupo Indalo es el promotor de una nueva camada de dirigentes que defiende sus intereses en el tablero provincial y nacional.
Entre las nuevas generaciones que en Comodoro vinculan con López aparece también el director nacional de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, José Glinsky, de 31 años y ligado a La Cámpora. Licenciado en Ciencias Políticas de la UBA, también nació en la cuna del petróleo, es funcionario de carrera de la PSA desde 2009 y estuvo a cargo de la Seguridad durante la gestión de Buzzi como gobernador. En 2012, fue nombrado secretario del área y en 2014 asumió como ministro de Justicia y Seguridad en 2014. Durante los años del macrismo, se dedicó al periodismo. Le compró la radio al senador Luenzo, La Cien Punto Uno, y pasó a cumplir un doble rol, director periodístico y conductor de un programa todas las mañanas. Sobre todo Leunda pero también Glinsky son mencionados en Chubut como posibles candidatos en las próximas elecciones por el Frente de Todos. Sus nombres circulan como alternativa al de Santiago Igon, el diputado de La Cámpora que nació en Mercedes, provincia de Buenos Aires, y está anotado entre los dirigentes que aspiran a pelear por una banca en el Senado en noviembre.
Después de la experiencia traumática, Cristóbal López se muestra decidido a actuar en política y construir, desde Comodoro Rivadavia, una red más amplia de poder con base en su provincia. Dice que la cárcel lo cambió por completo y quiere asegurarse que no le vuelva a pasar lo que ya le pasó.
DG