A los 15 años, Daniel Grinbank ya formaba parte de la escena nacional de la música y el mundo de la cultura. El empresario, representante y productor artístico sabe de lo que habla cuando levanta la mano. Fue el encargado de producir el show gratuito de los Rolling Stones en Río de Janeiro en 2006 y de traer a la Argentina a Luis Miguel, U2, Madonna, Iron Maiden, Lady Gaga, Paul McCartney, Aerosmith y Roger Waters, entre otros. Cree que el presidente Javier Milei “tiene una gran ignorancia sobre cómo funcionan los sistemas culturales” pero tampoco ahorra críticas a la gestión anterior de gobierno y al kirchnerismo.
“Sr. presidente, le aseguro q su gobierno es el q mas plata le va dar a Lali. La cantidad de propuestas millonarias de las distintas plataformas para hacer un documental sobre su incesante percusión a ella, plus agregar perfiles relevantes de su personalidad (Conan va tener su momento) y el extraordinario casting de personajes bizarros q lo acompañan en la gestión garantizan una ficción extraordinaria. La única cagada q usted está escribiendo este guion q es un verdadero drama (sic)”, escribió el empresario en su cuenta de la red social X la semana pasada. Después fue consultado por elDiarioAR sobre el cruce entre el jefe de Estado y la cantante, y acerca de las dificultades de la industria del espectáculo en la actualidad.
—¿Cómo analiza la agresión de Javier Milei a Lali Espósito?
—Como un ensañamiento donde Lali está en el centro de la discusión, pero es algo que también entra en un encuadre donde se genera una falsa dicotomía de que la cultura, el entretenimiento, sacan dinero al Estado de otras cuestiones que, obviamente, en una situación de crisis son mucho más prioritarias como pueden ser la alimentación, la educación, la seguridad, etcétera; lo cual es una falacia que parte de una gran ignorancia de lo que significan las industrias culturales, que además derraman ganancias en el resto de la sociedad o de otras actividades empresariales o comerciales. Y hay varios ejemplos que demuestran este error.
—¿Como cuáles?
—Hoy en audiovisuales por el incentivo que está dando un gobierno liberal como el uruguayo se están viendo y grabando más ficciones en Uruguay que en la Argentina. Eso tiene un componente de incentivos sumado a lo mal que funciona el sindicato de actores en Argentina. Otro ejemplo, Rudy Giuliani, de quien precisamente no se puede decir que es un hombre de izquierda, cuando fue alcalde de la ciudad de Nueva York, cuando quiso erradicar de la Calle 42 toda la pornografía le dio a Disney en condiciones muy favorables, subsidiadas, un teatro que se llama New Amsterdam para que estrene Rey León y, a partir de ahí, se generó todo un fenómeno de valorización inmobiliaria de la Calle 42 para negocios, oficinas, viviendas a partir de que Disney desembarcaba ahí. Los Grammys latinos se hacen por primera vez en Sevilla este año porque el gobierno español entendió que estaba perdiendo participación del mercado latino frente al avance de la música urbana. También existen incentivos en distintos estados de Estados Unidos para que vayan a grabarse películas en distintos lugares porque generan impacto en la economía. O cuando, por ejemplo, había mucha divulgación acerca de que Río de Janeiro era una ciudad insegura, lo que mataba al turismo internacional, entonces se hizo un concierto gratuito de los Rolling Stones, en Copacabana. Fue el recital más importante que produje en mi vida. Fueron un millón y medio de personas sin ningún incidente y todas las cámaras empresariales, de hoteleros, gastronómicos y que tienen que ver con la economía de la ciudad aportaron para hacer el festival gratuito porque después les venía el beneficio en turismo, que es una actividad que derrama en otras cosas.
—¿Cómo cree que piensa el gobierno de Milei la cultura?
—Hay una mirada muy miope cuando se evalúa el gasto independientemente de lo que significa la cultura como enriquecimiento del espíritu, del alma, del placer y del ocio. En el aspecto solamente económico, me parece que hay una mirada muy ignorante de parte de Milei en esta confrontación de poner esta falsa teoría de cultura versus necesidades absolutas de una población en un momento de carencia, una incentivación a un odio ridículo y también no menor me parece que es tapar otras falencias que no están dando resultados esperados en la inmediatez esperado y entretener al electorado que votó por un cambio. Anunciaron la anulación de varios fondos fiduciarios lo que significa que tienen una disponibilidad de $2.000 millones. Todos estos fondos representan el 2% del PBI, por lo cual si hay una meta por la inflación, que no es fruto de Milei, la heredó, y que evidentemente era un flagelo que contribuía a esta fábrica de pobreza que se había convertido las últimas gestiones del gobierno argentino, hay elementos para sacar que están hasta en lo que él denominaba la casta. Estos fondos fiduciarios son parte de la caja negra de la política, entonces al no haberlo atacado anteriormente es más fácil, más mediático, más petardista confrontar con artistas o puntualmente con Lali Espósito que atacar a las verdaderas cuestiones que hacen a generar ese objetivo de déficit fiscal cero y tapar cuestiones que pasan inadvertidas, pero de golpe se gastan 650 millones de dólares en comprar aviones de guerra a Dinamarca, que es una locura tomando en cuenta que no se está dando el incentivo docente a los maestros para que estén mejor; o la aventura mesiánica de pensar en mudar la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén tiene un costo grandísimo, pero además requiere de una inversión importante en seguridad e inteligencia tomando en cuenta que somos un país que ha sufrido dos tremendos atentados de la AMIA y la Embajada de Israel. Entran a pasar desapercibidas cuestiones que son muy graves.
—¿Qué cree que es lo más grave detrás de esta confrontación con Lali?
—Hay temas mucho más importantes que la discusión de Lali y el presidente, pero no por el lado de Lali. Quizá la discusión de fondo sería el intento de un presidente elegido democráticamente de tratar de cercenar los derechos de expresión de un ciudadano, en este caso de ella. El gobernador de Córdoba (Martín Llaryora), hablando de lo que significa para la provincia los festivales en verano, ratificó que son subsidios pero que se devuelve a Córdoba provincia en otras actividades con creces. En el caso de Cosquín Rock la entrada era paga y tenía un pequeño subsidio, pero tenía ingreso de público, ingresos de alimentos y bebidas, de sponsors y tenía subsidiado una parte de impuestos. Si uno analiza el discurso liberal se habla de eliminación de impuestos, entonces, a veces, los subsidios que se dan parcialmente equiparan esa desviación tan grande de la carga impositiva que tienen todas las actividades en la Argentina. Entonces, parafraseando la mentalidad liberal, que no es la mía, puedo decir que es lógico que bajes esa carga fiscal para que pueda producirse. Yo particularmente prescindo de la pauta oficial, no la busco porque sé que tiene un componente de política. No critico a los que la hacen, pero yo prefiero pasar de ese beneficio. Imaginate la calle Corrientes sin teatros. Sería una destrucción total para toda la actividad hotelera, gastronómica, los estacionamientos, el kiosquito de la economía, toda la economía que funciona alrededor de ellos. Veamos el caso de Nueva York, la gente que viaja allá tiene dentro de la visita ir a ver una obra a Broadway. Y el turismo es una fuente de ingresos extraordinaria que en muchos países, como España o Francia, es prácticamente el 10% del PBI. Este desconocimiento, me parece que lleva a un minimalismo. Cuando hace la lectura de que se pagó tal cachet por tal artista me parece que lo lleva a un minimalismo que lo expone como que está hablando con mucha ignorancia sobre un tema.
—¿Cómo está la industria del espectáculo?
—Sin lugar a dudas la Argentina tiene pendiente un diálogo o un debate profundo de cómo funcionan las industrias culturales y dentro de este debate nosotros tenemos las sociedades de gestión más caras del mundo, donde se superponen y se suman distintas. Sociedades de gestión parasitarias en cuanto a estructuras muy grandes. De hecho una de las cosas que reivindico en la ley ómnibus era que le ponía un tope a los gastos de administración, que no excedieran el 20% y que el resto vaya para las sociedades que representan. Que haya sociedades monopólicas me parece que es muy grave, creo que como un artista tiene el derecho de elegir quién es el manager, tendría que tener el derecho de elegir qué sociedades lo representan agregado a que son industrias muy dinámicas. Hoy tendríamos que estar discutiendo y analizando qué pasa con la inteligencia artificial en la cultura, que es lo próximo que se viene y el gran debate que se está viendo en el Hemisferio Norte. Entonces, esas sociedades no están preparadas por cómo funcionan para poder afrontar estas cuestiones ni estuvieron preparadas para el streaming para cuando durante la pandemia era el único ingreso que tenían los artistas.
—¿Cómo funciona el INCAA?
—El INCAA funciona mal, eso no quiere decir que haya que cerrarlo pero sí replantear cómo funciona. Entonces, ese debate no es de Milei, es un debate que nos debemos hace tiempo, que se postergó en muchos casos para mantener beneficios ancestrales obtenidos hace tiempo. Sí entiendo que el gobierno diga que hay que replantear o que hay que visualizar el modelo de producción de las industrias culturales, comulgo con eso, pero no es la manera y hay otras cuestiones que tienen que ser solventadas.
—¿Y el Fondo Nacional de las Artes?
—El Fondo Nacional de las Artes tiene que ser fomentado, el Instituto Nacional del Teatro también, la Escuela de Cine o el Conicet también. El modelo capitalista que está tratando de implementar Argentina atrasa. El mercado no funciona en ningún lado como lo está proponiendo Milei. Pasamos de un intervencionismo insoportable al otro extremo. Me parece que nuevamente estamos generando dicotomías y creo que, precisamente por el medio es donde están las soluciones. Me parece que hace falta saber diferenciar lo que es gasto de lo que es inversión. Y lo que es inversión está dado no sólo en la actividad cultural en sí, sino en lo expansivo y en lo que derrama a otros sectores de la economía en un momento donde es necesario incentivar la producción. Lo de Lali reemplazó el análisis de la declaración de Cristina Fernández de Kirchner.
—¿Comparte ese documento de la expresidenta de 33 páginas que compartió días atrás?
—Lo leí profundamente, le atribuye todo a la deuda contraída por Macri, a la escasez de dólares. Es una mirada muy miope y entiendo que claramente no tenían un proyecto para salir de la inflación y por ese 12% con un dólar retenido de manera absurda donde había brecha cambiaria, donde los exportadores no liquidaban divisas. A mí como productor al no tener acceso a dólares a fin de año pasado tengo dos artistas históricos que trabajan conmigo como Bruno Mars y Paul McCartney que no vinieron a la argentina. Paul agregó más fechas en Brasil, Mars fue a Chile porque yo no le podía garantizar el pago porque el gobierno nacional no tenía divisas para transferir. Había una matriz productiva que había que modificar sin lugar a dudas, ahora esta modificación me parece demasiado radical y que aunque haya cualquier modificación no hay excusa alguna para que un chico se postergue. Un día de un chico con hambre es una locura. También es verdad que antes de este gobierno había un índice de pobreza del 45% y ese fracaso de la política convencional es el que lleva a este emergente que a mí no me gusta pero no puedo dejar de ponerlo en el contexto de donde viene.
—¿Y qué le pasa cuando lo pone en contexto?
—Cuando pongo en contexto entiendo la bronca, que es el emergente de una sociedad hastiada y que la gente, por ahora equivocadamente, buscó una salida porque evidentemente no estaba teniendo respuesta. Me parece que inclusive la pobreza de ofertas con que llegamos al balotaje es un signo de los tiempos con que veníamos viviendo. Milei es una consecuencia de esto, me parece que la disputa de Lali entra en el contexto ideológico, mesiánico, anticultural y de ignorancia pero también dentro de la necesidad de lograr una polarización y dicotomía contra los artistas. Y esa es una gran locura, pero que tampoco me sorprende porque el desequilibrio intelectual, mental de Milei era algo que lo veíamos en la campaña, no es que nos sorprendió, que veíamos un ser coherente y de golpe se volvió loco. De hecho, vivió reestableciendo relaciones. (Habló de) Patricia Bullrich por tirar bombas y del Papa, que era el maligno de la Tierra. Por ahí en un futuro escucha Lali y le pide disculpas.
—¿Por qué piensa que el ensañamiento es con Lali y no con otro artista mientras son muchísimos los que critican las políticas de Milei?
—Lali es importante como artista pero también como referente cultural, creo que casi todos los autoritarios le tienen mucho miedo a los espíritus libres. Lali es un espíritu libre. Salvando distancias, Madonna hace 30 años en lo cultural también era muy controvertida. La libertad a los autoritarios les genera pánico, lo que no pueden controlar les genera miedo. Lali es un libre pensador y lo expresa, tiene repercusión por los millones de seguidores, porque llena estadios, porque tiene espacio mediático cuando quiere. Trato de comprender a Milei, pero mi lógica no aplica porque su mente funciona con otra lógica. No sé por qué Lali, pero la locura es omitir que es el presidente de la Nación y que está yendo contra un ciudadano que se expresó libremente ejerciendo un derecho básico que es la libertad de expresión. Las mentes totalitarias no aguantan la disidencia y la libertad.
—Muchos artistas salieron a apoyar a Lali pero muchos hicieron silencio. ¿Cómo se recibe esto dentro del ambiente? ¿Qué costo es mayor para los que hacen silencio: el de la industria o el del vacío de los colegas?
—Creo que no hay un prototipo, que las redes son muy violentas. Respeto que alguien no quiera exponerse porque, sobre todo, en algunos artistas las redes son su mundo, entonces no me parece que se pueda juzgar libremente a cada uno. Cada persona puede tener las solidaridades que quiere, expresarlas o no. Uno de los temas que más me preocupan de la ley ómnibus es Medio Ambiente: la ley de glaciares y la ley de fuego. Vamos a requerir de todas las figuras públicas para decir lo que significa la destrucción del medio ambiente. Entonces, nos estamos desgastando o nos están desgastando en otros temas, que no tendrían que ser materia hoy de discusión porque creo que el medio ambiente hoy todavía es mucho más trascendental y que vamos a defenderlo con mucha más fortaleza que esta discusión. Vamos a estar muy fuertes peleando por el medioambiente, lo advierto ya. Nos van a ver mucho más fuertes porque no van a pasar ni la ley de glaciares ni la ley de fuegos.
MM/JJD