Leandro Santoro sale del edificio de la Legislatura, donde acaba de votar en contra del proyecto que permitirá construir torres y edificios en un tercio de las 70 hectáreas que la empresa IRSA posee en Costanera Sur. Como de costumbre, a Horacio Rodríguez Larreta le sobraron legisladores para imponer su iniciativa. A media tarde de un jueves, la calle Perú aparece desangelada, con un vacío impropio de su historia. Es la nueva normalidad. Santoro, primer candidato a diputado por el Frente de Todos en Capital Federal, saca al Alfonsín que lleva a dentro y juega ante sus colaboradores con una imitación lograda. Tiene una cita en Congreso, su próximo barrio político. elDiarioAR lo acompaña en el trayecto por Avenida de Mayo y le realiza la siguiente entrevista.
Disparada por la foto del festejo de Fabiola Yáñez en Olivos, la palabra “decepción” circuló entre muchos que votaron a Alberto Fernández y siguen sin compartir la ideología y las prácticas del macrismo. ¿Notás que hay decepción entre una parte de los votantes del Frente de Todos, no sólo por la foto, sino por el rumbo del Gobierno?
No se puede hacer una afirmación a partir de una percepción. Probablemente haya sectores que estén decepcionados, pero eso no caracteriza necesariamente una evaluación. Hay que entender que las primeras impresiones de una situación traumática, en general, suelen provocar intuiciones como las que citás. No es lo mismo que leer una derrota electoral, que tiene otro significado. A los períodos históricos y a los Gobiernos se los evalúa integralmente. Todos tienen aciertos, errores, generan expectativas, que a veces las cumplen y, a veces, no. La defraudación o el desencantamiento no es algo que pueda caracterizar un período tan cortito como el que llevamos.
Hay que entender que las primeras impresiones de una situación traumática, en general, suelen provocar decepción
Una promesa esencial del Frente de Todos era recuperar los ingresos de los sectores medios y pobres. ¿Ves factible que el Gobierno de Fernández termine en dos años dando continuidad la distribución del ingreso heredada de Mauricio Macri?
No está pasando eso, estás equivocado. Durante el macrismo, las tarifas de servicios públicos y todos los precios regulados subieron muy por encima de la inflación. La reforma previsional les hizo perder a los jubilados más de 20% del poder adquisitivo del salario, se cerraron 25.000 empresas, se tomó deuda pública para financiar la timba. Que durante el Gobierno de Alberto Fernández sufrimos una crisis impredecible, que modificó las expectativas, es cierto. Que buena parte de los compromisos asumidos no se pudieron cumplir por la pandemia, obviamente. La economía y el comercio mundiales se derrumbaron, y la actividad económica se paralizó durante más de un año como consecuencia del aislamiento y el distanciamiento, pero la intención política y la orientación del rumbo general del gobierno están puestos en recuperar los ingresos de los sectores trabajadores. No hay ninguna medida que haya tomado el Gobierno que haya empeorado la situación social.
La estadística dice que la inflación superó los ingresos de los trabajadores no sólo en 2020, comprensible por la pandemia, sino también en los últimos meses.
El sector privado registrado le está ganando a la inflación; los sectores informales efectivamente están perdiendo un poquito. Estamos en el primer semestre del año. Todos somos conscientes de que la inflación es un problema estructural, que tiene una inercia anterior al Gobierno de Macri. Ese problema encontró un Gobierno que trató todo el tiempo de intervenir para nivelar la desigualdad y la pérdida del poder adquisitivo del salario. Con los bonos a los jubilados y pensionados, la reducción del impuesto a las Ganancias, una política de subsidios (a los servicios públicos) que actúa como salario indirecto, el IFE, el Repro II, la ATP. Un montón de políticas, en un contexto en el que todos los países del mundo están sufriendo una crisis similar a la nuestra. Pero nosotros tuvimos dos crisis, la de la pandemia y la que heredamos del macrismo, que combinaba recesión e inflación.
¿De qué manera se podrá dar el salto desde medidas de contención o reparatorias a una real recuperación de los ingresos?
En principio, la reactivación de la economía se empieza a notar en la construcción y en la industria. La redistribución del ingreso primaria es la del salario; la secundaria es cuando interviene el Estado. La recuperación del trabajo y del poder adquisitivo, en el marco de paritarias libres y de una política que tienda a fortalecer la capacidad productiva y exportadora, va en esa dirección. En segundo lugar, las modificaciones progresivas de los impuestos, por ejemplo, Ganancias para las empresas. Se modificó de tal forma que la pyme paga cinco puntos menos que antes, las empresas que facturan hasta $50 millones pagan lo mismo, y las grandes, 35%, cinco puntos más. Es una línea de trabajo. Con Bienes Personales pasó lo mismo. El macrismo lo reduce con la intención de poner un impuesto a la herencia, y después se olvidó de la herencia. Nosotros tratamos de gravar el patrimonio, que es lo que se recomienda en el mundo para disminuir la desigualdad social. Obviamente, siempre lo importante es la matriz de intervención del Estado para tratar de garantizar mayor igualdad de oportunidades.
¿Por qué no retoman la idea del impuesto a la herencia?
No es momento de discutir los impuestos de esa manera. Es una discusión que en la Argentina se tiene que dar de manera integral con todos los actores sentados a la mesa, porque si se llegara a dar el caso de que, por una mayoría circunstancial, se modifica parte de la matriz tributaria sin consenso suficiente, el día de mañana, si cambia el Gobierno, eso podría retroceder. Necesitamos consenso alrededor del concepto de equidad tributaria. Forma parte de esas políticas de Estado que siempre decimos que los argentinos tenemos que llevar adelante y muchas veces nos cuesta conducir.
No es momento de gravar la herencia. Necesitamos consenso
Intervinieron en la escala de Ganancias personales, subieron sustancialmente el piso y excluyeron del gravamen al segundo 5% que más ingresos tiene. ¿Eso no va en sentido contrario a la equidad impositiva, al terminar beneficiando a parte de la elite de mayores ingresos?
Estamos hablando de salarios de un piso de $150.000 pesos, no hay elite ahí.
Mientras el promedio de los salarios de los trabajadores es la mitad.
La discusión sobre el impuesto a las Ganancias viene de la época de Macri, que se había comprometido a eliminarlo y terminó incluyendo 1.5 millón de personas más. Cuando quitás ese descuento a sectores de clase media-media y media-alta, como destina esa plata al consumo, reactiva la economía y ello termina cerrando el círculo virtuoso de producción y empleo. Es un ejemplo de cómo tiene que girar la economía.
¿No hubiera sido más sano dedicar el monto que se deja de percibir por Ganancias a políticas que beneficiaran a sectores medios-bajos?
Si hay algo que nosotros hicimos fue poner recursos públicos en los sectores de menores ingresos, como la tarjeta Alimentar, que llegó a cuatro millones de personas. La Argentina está en una situación de emergencia. En 2020, tuvimos 6 puntos del PBI volcados al sostenimiento de la economía. Estamos teniendo 1,5 punto del PBI al plan de estímulo y aliento para superar las restricciones del Covid-19. El instrumental que tiene el Gobierno está supercondicionado. Si se trata de estabilizar los precios, se derrumba la actividad económica; si se trata de inyectarle dinero a la economía, se genera inflación. La capacidad del Gobierno de intervenir no es la misma que en otros momentos históricos. Aumentar el gasto público para inventar un nuevo instrumento monetario para asistir un sector, tal vez, en el intento de resolver un problema, termine produciendo otro. Se acaban de anunciar créditos a tasa cero para monotributistas y autónomos de más de $150.000, exenciones impositivas para empresas que contraten a los pibes, capacitación para la clase media-media y media baja para el plan Argentina Programa. Hay una batería de políticas tendiente a asistir a los distintos sectores, pero las capacidades del Estado como consecuencia de las políticas del Estado y de la pandemia son mucho más limitadas que en otros momentos. La gente entiende que la respuesta del Estado en función de las capacidades con las que cuenta es satisfactoria. El contexto termina determinando el instrumental para intervenir.
Dos sectores, el de la agroexportación y parte de la generación de energía, lograron preservar sus ingresos en dólares en un contexto de privaciones colectivas y un peso depreciado. ¿A qué se debe ese privilegio?
Nadie está planteando en la Argentina subir las retenciones. Ningún sector lo tiene en la agenda.
Eso no invalida un instrumento que está bastante por debajo que hace una década, y consolida una alta rentabilidad.
Sobre ese tipo de detalle, hay que preguntarle al que se ocupa de la gestión. Las retenciones se modificaron y, si se tuvieran que subir, eso sería parte de una negociación política de la que no formo parte. Tampoco estoy en condiciones de establecer qué tipo de impuesto hay que cobrar a los generadores de energía, porque es un tema que tiene que ser evaluado en función de muchas variables.
A Larreta nunca lo vi en mi vida. No soy parte de ninguna negociación, no tengo ningún funcionario en la Ciudad, ni me pidieron ayuda, ni colaboré.
¿Podrá Larreta llevar a cabo la rezonificación del predio de IRSA en Costanera Sur y el proyecto de Costa Salguero?
Si la sociedad se moviliza, no. Si no se moviliza, sí, porque el número, en la Legislatura, lo tiene. Lo único que puede cambiar la voluntad de Larreta es que sienta que pierde votos. Si la sociedad no se entera qué está pasando, probablemente eso no ocurra y el proyecto avance.
Aldo Roggio confesó ante la Justicia que pagó coimas a Ricardo Jaime para explotar el servicio del subte, Metrovías. El Gobierno de Larreta le prorrogó la concesión muchas veces y se apresta a otorgarle una renovación por muchos años. ¿Por qué el subte, que funciona tan mal, no aparece en la agenda de la oposición en CABA?
Cuando Aldo Roggio le dijo al juez que él había pagado coimas presenté un proyecto para excluir del registro de proveedores del Estado a los que se habían declarado pagadores de sobornos. El macrismo no me dejó tratarlo.
Sergio Berni y Patricia Bullrich sostienen que el peronismo de la Ciudad es socio del macrismo. ¿Qué pensás?
A Larreta nunca lo vi en mi vida. No soy parte de ninguna negociación, no tengo ningún funcionario en la Ciudad, ni me pidieron ayuda, ni colaboré. No tengo diálogo, sólo conozco a (Diego) Santilli porque era el vicejefe y presidente de la Legislatura.
¿Y el PJ de la Ciudad?
El PJ es amplio. Vengo del radicalismo, no soy quién para andar metiéndome en lo que tiene que hacer el peronismo y cómo tiene que desarrollar su vida interna.
SL