Martín Lousteau considera que llegó el momento de cobrar las acciones de su aporte a la UCR. A tres años y medio de haberse afiliado al partido, tras haber participado en gobiernos y espacios peronistas, el senador busca tener injerencia en el rumbo del radicalismo. El economista pretende agregarle estructura a su buena estrella y a su alto nivel de conocimiento. Por más reciente y superficial que sea su vinculación con esa fuerza (o quizás por ese mismo motivo), en la UCR no abundan otros liderazgos de peso. El de Lousteau es prácticamente el único. El gobernador Gerardo Morales parece enclaustrado en los conflictos jujeños. Y el mendocino Alfredo Cornejo, quien presidirá el partido hasta fin de año, no logra hacer pie como referente nacional.
A partir de ese diagnóstico, el senador se zambulló con juego propio en tres internas radicales: la de Córdoba, la de Provincia y Capital. De la votación de los afiliados en esos tres distritos saldrá el 70% de los convencionales nacionales. Así, el sector que se imponga tendrá capacidad para fijar la agenda programática y el marco de alianzas de la UCR. En marzo de 2015, por ejemplo, la mayoría de los representantes partidarios decidió sellar un pacto con la Coalición Cívica-ARI y el PRO de Mauricio Macri.
Ahora, Lousteau pretende jubilar lo antes posible al expresidente. El senador se mantuvo en silencio en los zoom de Juntos por el Cambio cuando Macri reclamaba más énfasis en la defensa de su paso por La Rosada. El economista pretende empujar a la alianza opositora en bloque hacia una postura más progresista, en contraste pleno con la avanzada de Patricia Bullrich en sentido inverso. Lousteau busca sumar dirigentes con un perfil de centroizquierda a la coalición opositora, como el intendente de Rosario Pablo Javkin y Margarita Stolbizer.
Pero el enrulado pretende algo más. Su deseo de contar con una estructura partidaria que lo respalde encierra otra agenda: acumular poder de fuego potencial. Para el 2023, su plan de mínima es ser el sucesor de Horacio Rodríguez Larreta en la Capital. Si en el camino se le abre un atajo hacia La Rosada, bienvenido. Pero su ambición de piso es convertirse en alcalde porteño. Incluso existe una suerte de preacuerdo al respecto entre Rodríguez Larreta y Lousteau. Sin posibilidad de ser reelecto en la Ciudad, el actual alcalde sólo piensa en la presidencia. Para intentarlo, Rodríguez Larreta deberá apelar a todo tipo de aval y acompañamiento que tenga a mano. Lousteau busca cotizarse, frente a esa necesidad de Larreta. Y tallar en la mesa nacional de la UCR es una forma de hacerlo: condicionar sutilmente al alcalde, para que no se le ocurra optar por otro sucesor en la Capital.
El promotor principal de la aventura de Lousteau es Enrique “Coti” Nosiglia. Además cuenta con cierto guiño sutil del actual presidente de la UCR nacional, el mendocino Alfredo Cornejo. Lejos de la concepción más mediático de la política, Nosiglia postula un radicalismo con vocación de poder, encolumnado en la figura de Lousteau.
El próximo domingo, Lousteau y Nosiglia apostarán en Córdoba por un grupo de militantes jóvenes, en contra de la estructura mayoritaria del partido en la provincia: sobre unos 110 intendentes boina blanca, unos 40 fueron seducidos por el senador porteño.
“Negri no quería competir en Córdoba. Cuando uno llega a eso es demasiado. Quiero que compitamos en todos lados. Les digo a los de nuestro espacio: tanto que hablamos de las PASO, más vale que las usemos, porque es la manera que surgen los mejores liderazgos de cara a la gente”, desafió Lousteau a Negri. Lo hizo en el estudio de TN. El tono confrontativo del senador sorprendió en el mundo radical.
¿A qué se refería Lousteau? Días atrás, el juez federal Ricardo Bustos Fierro falló a favor de un planteo de De Loredo y habilitó la elección interna del domingo 14 de marzo. Así, dejó sin validez la resolución de la Junta Electoral provincial (controlada por Negri) que había proclamado a Carasso como titular de la UCR.
“Yo no discuto personas, discuto ideas. Me tocó un radicalismo ganador y uno perdedor. Nunca me fui. Fui candidato en 2007 a gobernador de Córdoba cuando la mitad de la UCR se fue al kirchnerismo”, le retrucó Negri a Lousteau. Fue un misil contra Lousteau, quien se afilió a la UCR en 2017, por su paso por el gobierno de Cristina Kirchner como ministro de Economía. En paralelo, Negri pretende ser candidato a senador nacional por Córdoba. El tironeo por los nombres de las listas para las legislativas le suma tensión al clima de la competencia partidaria.
Después de la interna cordobesa, vendrá la votación más determinante: la bonaerense, el 21 de marzo. En la Provincia se replican los bandos mismos en pugna. Negri, Morales, el gobernador Gustavo Valdés y el senador Luis Naidenoff (quienes se encuentran cada 15 días en la Casa de Corrientes de la Cila Capital), contra la tribu de Lousteau, Nosiglia y el diputado Emiliano Yacobitti.
En la Provincia, el exvicegobernador Daniel Salvador empuja a su partido hacia una postura un poco más PRO-friendly personificada en Maximiliano Abad, presidente del bloque de diputados provinciales de Juntos por el Cambio. Ambos cuentan con el apoyo del grueso de la estructura radical, incluidos 30 de los 32 intendentes bonaerenses.
Lousteau respalda al espacio del intendente de San Isidro Gustavo Posse. Ambos, junto al veterano Federico Storani, quieren marcar mayor distancia del PRO. Posse cerrará la campaña el sábado en Ituzaingó junto a Lousteau.
En la Capital, en cambio, las dos listas centrales en pugna están atadas a Lousteau. Los anotados para competir son los representantes del oficialismo, con el esponsoreo de Nosiglia, Rafael Pascual, Yacobitti y la Franja Morada. En el otro rincón, la agrupación “Radicales por Argentina”, del expresidente de Boca Daniel Angelici, junto a los legisladores porteños Martín Ocampo y Ariel Álvarez Palma.
“No importa tanto el resultado de la interna en sí. Acá lo determinante es que la discusión sobre el rumbo del partido se empiece a dar dentro del partido, y no en los bares ni en los canales de TV”, resume Martín Ocampo en relación a lo que está en juego a partir del desafío de Lousteau.
AF