“Señor presidente de la Nación… perdón, un acto fallido, señor presidente de la Unión Cívica Radical”. El yerro del locutor provocó risas en el auditorio del Gran Rex, mientras leía un saludo de Miguel Ángel Pichetto hacia Gerardo Morales. A los pocos minutos, el titular de la UCR y gobernador de Jujuy apareció en el escenario del emblemático teatro porteño para –justamente– lanzar su precandidatura a presidente.
Con fuertes críticas al kirchnerismo y también mensajes puertas adentro para Juntos por el Cambio, Morales se sumó al lote de presidenciables de la oposición, donde ya están anotados Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Elisa Carrió, Facundo Manes y hasta Pichetto.
“Ya es hora de que Cristina se vaya a su casa, que nos dejen a los que tenemos ideas para dar vuelta el país y poner orden”, fue una de sus frases que despertó los mayores aplausos entre el público de boinas blancas. Morales ensayó una puesta en escena “disruptiva y futurista” –según calificaron a su lado–, un tradicional mitin radical pero algo aggiornado a los tiempos actuales: una enorme pantalla de led fue el telón de fondo, mientras en el techo se iluminaba la consigna “Gerardo Presidente. Demos vuelta la Argentina”.
En el inicio del acto, se mostraron una variedad de spots sobre la gestión provincial de Morales, con las políticas sobre el litio, energía solar y cannabis medicinal como foco. “Volveremos a ser gobierno como en el ‘83”, fue el hit del evento. Una “G” con estética de Google fue el ícono que eligió el radical como marca electoral. En las butacas, como merchandising, había una bolsita con un reloj de arena de regalo para “empezar a dar vuelta la Argentina”, según el slogan de su campaña.
Morales comenzó su narrativa golpeando al Gobierno en su talón de Aquiles. “Tenemos el peor presidente de la historia de Argentina”, le dedicó a Alberto Fernández, luego de recordar el aumento de la inflación que registró este martes el Indec. “Nos están dejando un país patas para arriba, con la inflación que supera el 100% y la inseguridad y el narcotráfico en sus anchas”, dijo en otro pasaje.
Varias veces recurrió a la figura de Milagro Sala para cuestionar al kirchnerismo. “La corrupción está presa en Jujuy”, afirmó. Y recordó que en su reciente reforma de la Constitución provincial se quitaron los fueros a los políticos . Prometió emular esa medida desde la Casa Rosada: “Tenemos que ponerle fin al ciclo kirchnerista. Que no haya fueros. Si no hubiera fueros, Cristina estaría presa”, sentenció.
Músculo radical
Morales buscó mostrar músculo propio para la disputa que tendrá de cara a las internas de JxC, aunque en las sombras son sabidos sus coqueteos con Larreta para negociar una fórmula cruzada. En las primeras filas de butacas logró juntar a las principales figuras radicales –gobernantes, parlamentarios y dirigentes territoriales–, incluso a las que se saben distanciados de su liderazgo: de los 24 comités provinciales, 18 apoyan su precandidatura (lo rechazan Buenos Aires y Mendoza).
Estuvieron presentes Martín Lousteau, referente de la facción Evolución y uno de sus principales aliados internos como postulante a jefe de gobierno –y pieza clave en su negociación con Larreta–, pero también el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, y hasta los senadores Alfredo Cornejo (Mendoza) y Luis Naidenoff, dos de los disidentes del “grupo Malbec” que hace dos semanas se mostraron junto a Bullrich. También espadas en Diputados como Mario Negri, titular del bloque de la UCR, y Rodrigo de Loredo, también de Evolución, que está a la espera junto a Luis Juez de una encuesta en Córdoba para definir quién es el candidato a gobernador.
“El radicalismo no es solo un partido parlamentario, sino también de gestión”, ungió Morales a sus correligionarios. Y mandó un aviso a sus socios del PRO, ponderando el carácter federal de la UCR, justamente una falencia del partido amarillo: “El desafío es consolidar JxC y la energía transformadora es la de la UCR. Nosotros somos la energía de JxC, somos los que le aportamos federalismo. En cada rincón del país hay un comité radical”, sacó pecho.
Si Pichetto le envió un saludo por escrito, Carrió hizo valer su buen diálogo con el jujeño y lo visitó personalmente en su camarín del teatro. La idea que tienen Morales y Carrió es contrabalancear el peso predominante del macrismo en un potencial futuro gobierno de JxC, evitando repetir la experiencia con Mauricio Macri. “La preservación de su identidad (por la UCR), como la de la nuestra, es indispensable para que la alianza de JxC no se aleje ni a los extremos de la derecha, ni a los extremos de la izquierda”, escribió la líder de la Coalición Cívica en Twitter. Ni el ex presidente, ni Larreta ni Bullrich lo saludaron públicamente. Tampoco asistió Manes, ni sus laderos como su hermano Facundo, jefe de la Convención radical, ni Maximiliano Abad, que busca ser el candidato bonaerense por el partido.
“Mostró fuerza radical. Tiene que haber un candidato a presidente de la UCR”, comentó al finalizar el acto a elDiarioAR un importante dirigente sentado en la primera fila. “Falta tiempo para que se definan las candidaturas, con Morales en carrera vamos a poder medirnos”, aportó otra voz de peso.
“¡La próxima hacela en el Luna Park”, le gritaron desde una butaca a Morales, que recogió el guante y pidió perdón por algunas fallas en la organización. Las quejas se repitieron en el público porque quedó mucha gente afuera del teatro y se agotó rápidamente su capacidad para más de 3.000 personas. Pero el ahora precandidato terminó sonriendo en su lanzamiento y cerró con una clásica arenga partidista: “Adelante, radicales”.
MC