En medio del terremoto que generó en Juntos por el Cambio la posibilidad de incorporar a Juan Schiaretti, Mauricio Macri pisará este martes suelo cordobés. Presentará su libro ¿Para qué? y expondrá en la Bolsa de Comercio local. Pero lo que diga puede ser menos importante a lo que muestre: estará junto a Luis Juez, el candidato a gobernador de la oposición que ayer viajó especialmente a la ciudad de Buenos Aires para obturar una discusión que iba a tener la mesa nacional de la coalición sobre la oferta del mandatario mediterráneo.
Juez logró su cometido: JxC pasó a un cuarto intermedio cualquier definición electoral. No hay fecha agendada para una nueva reunión y el plazo para inscribir los frentes electorales es en menos de diez días, el 14 de junio. En ese contexto de interna permanente, genera expectativa la aparición en escena del ex presidente, que considera a Córdoba su “segunda casa” y llegó a reunirse tiempo atrás con el mismísimo contrincante del verborrágico senador: el schiarettista Martín Llaryora.
Macri también rechaza el fichaje del gobernador, como lo corporiza Patricia Bullrich y lo verbalizó Federico Angelini –presidente del PRO– ayer en la reunión en el comité radical. El legislador nacional se cruzó muy duro con el dueño de casa, Gerardo Morales.
El “no” a Espert y el factor Milei
El presidente de la UCR acusó a Bullrich de hacerle “un piquete” en su contra. Entendió que la aparición sorpresiva de un puñado de personas con carteles contra Schiaretti en la puerta del comité, más la de los diputados bullrichistas Alberto Asseff y Ricardo López Murphy, eran parte de una conspiración para ensuciar la cancha. “No estaban dadas las condiciones”, argumentó el jujeño para levantar la reunión.
Entonces fracasó también el debate por la incorporación de José Luis Espert. El tema se discutió en menos de 15 minutos. Angelini expuso en la mesa que condicionó al libertario a que no sea precandidato a presidente. Bullrich teme que le robe votos por derecha. En cambio, quiere que se postule en la provincia de Buenos Aires. En 2021 consiguió el 7,48% de los sufragios. En el distrito más populoso del país el cambiemita mejor posicionado es el larretista Diego Santilli, quien sería el más perjudicado con esa estrategia.
El sainete opositor en el comité de la UCR revela la división de aguas que hay en JxC. A los halcones amarillos los repele cualquier jugada que promueva Horacio Rodríguez Larreta, porque entienden que busca horadar a toda costa la primacía de Bullrich en las encuestas. Al jefe de Gobierno le preocupa que la pérdida de brillo del sello electoral lo arrastra a él.
Morales –socio interno del alcalde– ayer le puso cifras a la crisis: dijo que la interna generada por la ex ministra ya le restó diez puntos a toda la coalición opositora. ¿Dónde se fueron esos votos? Para el gobernador jujeño, a Javier Milei.
Como las PASO funcionan como una eliminatoria, parecería que a Bullrich no le importa ganar cueste lo que cueste. Si la foto actual se repite el 13 de agosto, el día después obligaría a toda la oposición a encolumarse detrás de ella. Quién se atrevería a mirar con simpatía a los rivales que quedarían del otro lado: el libertario –que podría quedar como el mejor candidato nominal– y el alicaído Frente de Todos.
Schiaretti y la “lucha de clases”
El argumento del eje Larreta-Morales-Carrió para que se sume Schiaretti es que “sirve a la gobernabilidad”. Pero, subterráneamente, se saben en declive. “Por fuera resta, lo mejor sería sumarlo”, entendió un larretista que opera su armado federal.
Desde Córdoba explicaron a elDiarioAR que lo que quiere el gobernador no es entrar a JxC, sino armar “un frente de frentes”, un armado que aglutine a toda la oposición. “No le alcanza a nadie. Todos la tienen difícil”, planteó un vocero de Schiaretti. Con cizaña, lanzó una pregunta al aire: “¿Vos crees que después de esto JxC va a seguir unido y Patricia no se va a ir?”. Morales aseguró ayer ante los medios que la ruptura del sello “no es un riesgo”.
La interna parece una lucha de clases. Si Larreta ordenó detrás suyo las principales figuras de cada partido socio –al jujeño, Elisa Carrió, Martín Lousteau y Miguel Ángel Pichetto–, las bases se los escurridizas. El comité cordobés de la UCR y los candidatos y legisladores del PRO en esa provincia salieron explícitamente a manifestarse en contra de que se sume Schiaretti. ¿Cómo explicar la contradicción de enfrentar al peronismo a nivel local pero acordar a nivel nacional? “No tenemos forma de explicar lo inexplicable en Córdoba”, sintetizó Juez.
Evidentemente, el juego de alianzas electorales no es orgánico, sino que la trama tiene un sinfín de pliegues. En Córdoba, por caso, el candidato a viceintendente de la Capital por el peronismo es el ex titular del PRO, Javier Pretto, un declarado larretista. A su vez, la intendenta de la UCR de Estación Juárez Celman, Myrian Prunotto, es la compañera de fórmula de Llaryora.
Es decir, que Morales acompañe a Larreta no significa que todo el partido centenario apoye al alcalde. Bullrich tiene el acompañamiento del disidente “grupo Malbec”, donde tributan el mendocino Alfrejo Cornejo y el formoseño Luis Naidenoff, espadas cambiemitas en el Senado. Ayer la ex ministra viajó a Mendoza para acompañar al senador en el cierre de su campaña hacia las PASO provinciales del domingo. “Vamos a vaciarle el radicalismo a Larreta”, lanzó a elDiarioAR un influyente ladero de Bullrich.
El operador de Larreta en las provincias admitió a este medio las complicaciones que tiene el alcalde para “cerrar acuerdos por abajo”. Una de las alertas que se prendió en el tablero del jefe de Gobierno es la posibilidad de que el titular de la UCR en Buenos Aires, Maximiliano Abad, se sume a la escudería de Bullrich. “Lo de Abad puede traer complicaciones en la provincia”, explicó la fuente consultada. Suena fuerte como compañero de fórmula de Néstor Grindetti. Pero el temor de Larreta es que el dirigente radical arrastre consigo a la treintena de intendentes del interior bonaerense que le responden. La definición al respecto ocurrirá en cuestión de días.
MC