Quizá, al final, todo termine como indicaba el plan A: la designación de Federico Bernal, actual presidente del ENARGAS, como secretario de Energía, en reemplazo del neuquino Darío Martínez, que está por cumplir dos años en el cargo, que quiere “huir” hacia su provincia a hacer campaña para gobernador, con un primer turno electoral en marzo próximo, y sobre el que todos, incluso él mismo, consideraban que había cumplido un ciclo.
Pero lo que estaba pre escrito el miércoles -que incluía, también, el movimiento de Federico Basualdo e, incluso, de Soledad Manín, titular del ENRE-, entró en un laberinto que se convirtió en el primer chispazo del formato de triple validación que estrenó el Frente de Todos con el desembarco de Sergio Massa como ministro de Economía, un esquema que requiere una dinámica fina y aceitada, un juego permanente de consultas y acuerdos.
Será un ejercicio aeróbico de alta intensidad el que deberá desplegar Massa para lograr puntos de acuerdo entre lo que él propone y lo que opinan, comparten o aceptan, los Fernández, Alberto y Cristina. A esa tarea, el flamante ministro dedica varias horas por día desde que asumió: el mano a mano con el presidente es más activo que sus conversaciones con la vice.
Hay una explicación. En las charlas, la mayoría mano a mano, del último mes, Massa y Cristina dibujaron una hoja de ruta con pautas claras y precisas, un protocolo que supone que todo lo que hace el ministro tiene el OK de la vice. “Cristina es muy clara y no te miente: si te dice algo, lo cumple. Ahora: el otro también lo tiene que cumplir”, señalan en el primer anillo cristinista.
La mecánica con Fernández es más engorrosa. Primero porque hay un marco amplio, con disposiciones, que está acordado entre los tres y que funciona como Biblia para esta, la etapa inicial. Pero aparecen, luego, asuntos operativos o de nombres que cuesta resolver. Fue lo que ocurrió con Energía. Parecía allanado el camino para que Bernal ascienda del ENARGAS a la secretaría, y aparecieron algunas dudas en Casa Rosada. Es curioso: tanto Martín Guzmán como el Presidente solían distinguir entre los dos Federicos, con elogios a Bernal y críticas a Basualdo.
Según reconstruyó elDiarioAR, apareció una zona gris sobre la designación, que parecía tener más que ver con la dinámica y los equilibrios, que con una objeción a Bernal. “Todo bien con Federico pero le plantearon a Sergio que busque una opción más, para evaluar alternativas”, confió una fuente del FdT que intervino en la negociación. Quizá la cuestión es más simple: Fernández, según contaron cerca de Massa, pidió que todo el staff de Energía sea removido, no solo Martínez.
Un dato para anotar: al Presidente lo han escuchado elogiar a Agustín Gerez, un funcionario santacruceño, que está al frente de ENARSA, y que protagonizó un cruce picante con Matías Kulfas cuando éste renunció a su cargo en medio de una disputa epistolar con objeciones cruzadas. Gerez, que cuestionó un off crítico de Kulfas contra el scrum de funcionarios cristinistas, es el encargado del proyecto gasoducto Néstor Kirchner que Massa prometió apurar, e incluso, avanzar con la licitación del segundo tramo.
Hay otro antecedente: poco antes de la renuncia de Guzmán, ante los planteos del ministro, Fernández consideró la alternativa de elevar a ministerio el área de Energía y poner al frente a Aníbal Fernández. Antes de que lo decidiera, se produjo eso que en Gobierno consideran que fue una “bomba debajo de la mesa”: la renuncia del ministro de Economía. Con la vacancia de Economía, y una crisis espiralada, la opción ministerial se archivó.
Hidrovía
A tres días de asumir, y a cinco de haber dado a conocer parte de su gabinete, hasta este mediodía todavía no había precisiones en el mundo Massa sobre cuándo se anunciaría el equipo de Energía. Se anunció que se informaría al secretario de Política Económica, Gabriel Rubinstein, y al vice del área, pero quedó en veremos si también se despejará el “raviol” de Energía. Massa viajó con Fernández a Santa Fe, donde atendió otro asunto ligado a esa cartera: la intervención de Hidrovía, que el ministro le ofreció a Omar Perotti. Ese lugar estaba a cargo Ariel Sujarchuk, que pidió licencia como intendente de Escobar, y ahora irá como secretario de Economías del Conocimiento, un área muy atractiva pero también hipersensible.
Perotti tiene intereses manifiestos en la Hidrovía. Puso, en su momento, a Abel De Manuele como jefe de asesores en Transporte, para intervenir en ese asunto. De Manuele integró, además, el directorio de la Hidrovía, lo que lo pone -aunque viene del mundo transporte terrestre más que fluvial- entre los posibles nombres propuestos por Perotti si, finalmente, se ejecuta su desembarco. Tiene, además, una mirada puntual sobre qué hacer con la Hidrovía, la variable cobro de peajes y contratación de dragado. Está, en agenda, una licitación para el mes de marzo próximo pero parece difícil que den los tiempos.
Tarifas
El otro componente interesante de los chispazos en Energía es el tema segmentación. Fue una guerra de guerrillas entre el cristinismo y Guzmán. Se demoró varias veces, hubo varios proyectos en danza, y terminó en un mix raro que armó Guzmán con Santiago López Osornio, su delegado en el área, pero sin la participación de Martínez y el resto de la secretaría. Esas extravagancias que sólo se aceptan en una atmósfera de interna caótica: el secretario firmó una resolución para que algo que le correspondía, lo haga un subsecretario.
El anuncio de Massa tuvo, luego, respaldos explícitos desde el dispositivo K. Algo que no ocurrió con Guzmán y que es, comparado, de más impacto que lo que planeaba el exministro. Un caso: hasta el miércoles pasado, se inscribieron para mantener el subsidio 9,2 millones de usuarios, sobre un universo estimado en algo más de 13,5 millones. Massa avisó que los que no se anotaron están fuera. Guzmán, y el propio Martínez -que retomó el tema con Silvina Batakis-, tenían un plan para que se reabriera la inscripción durante agosto, y para pedirles a las provincias una lista de subsidiados que serían incluidos, por default, entre los que mantendrían el subsidio.
De ese modo, el subsidio solo se le quitaría a algo más del 10% de los usuarios. Con el esquema Massa, el 30% de los usuarios empezarán a pagar tarifa plana a partir del 2023, porque habrá un esquema de escalonamiento de los aumentos, sobre la base de un fallo de la Corte que ordenó aumentos razonables, aquello que forzó al gobierno de Mauricio Macri a dar marcha atrás con subas que eran de más de 1000%.
El perfil del nuevo esquema tarifario parece, a simple vista, un motivo por el que Federico Basualdo decida no seguir como subsecretario de Energía eléctrica.
Sin embargo, hay una defensa de la segmentación a lo Massa, porque tiene matices: uno de ellos es que el 80% de los usuarios del AMBA consume menos de 400kw, por lo que estarán exentos del esquema de tarifa plana para los que superen ese nivel de consumo, algo que se aplicará sólo sobre el incremental. Es decir: si gasta 410kw, la tarifa plana será sobre 10 no sobre 410.
El planteo es que el esquema de segmentación apunta no solo a reducir subsidios sino, también, a incentivar el ahorro. El esquema de ingresos solo resolvía lo primero mientras no incluía el factor del consumo, un tema central porque, como reflejan los datos de Energía sobre el consumo en el AMBA, el 50% del consumo energético, corresponde al 20% de los usuarios residenciales con mayores ingresos económicos.
PI