Purga en el bloque de Milei

Expulsan del oficialismo a una de las diputadas que visitó a genocidas en Ezeiza y provocó una fuerte crisis interna

La crisis en el bloque de Javier Milei en Diputados por la visita a Alfredo Astiz y otros represores escaló a un punto de no retorno: en el oficialismo decidieron expulsar de la bancada a Lourdes Arrieta, una de las legisladoras que fue a la cárcel de Ezeiza y que protagonizó un fuerte cruce con sus pares en los últimos días. La definición de separar a la diputada por Mendoza se formalizaría el martes próximo, cuando se concrete una nueva reunión del espacio libertario, supo elDiarioAR de importantes fuentes en La Libertad Avanza.

Arrieta quedó en la mira de las espadas libertarias en Diputados luego de que el martes pasado acusara públicamente a Martín Menem de haber dado su aval político para el viaje al penal y tras un fuerte incidente en la reunión del bloque del miércoles, luego de que la oposición rechazara el polémico DNU de los fondos reservados de la SIDE. En ese marco, en el salón Blanco de la Cámara baja, Arrieta se cruzó a los gritos con varios de sus pares y llegó a radicar una denuncia contra Nicolás Mayoraz por supuesta violencia de género. 

“Arrieta está afuera. No hay vuelta atrás”, recogió este medio en la bancada libertaria. La medida contra Arrieta será el tema excluyente en el próximo cónclave de LLA: el proceso político sería una votación interna en el que la mayoría avalaría su apartamiento, que luego tiene que ser comunicado formalmente al titular de Diputados, el propio Menem. Con esa salida, la fuerza oficialista pasaría a tener 37 miembros, la misma cantidad que tiene actualmente el PRO –Unión por la Patria es la primera minoría, con 99 diputados de 257–. 

El movimiento de fichas en el oficialismo podría tener un efecto en cadena que aún se vislumbra lejano: junto con Arrieta quedó al borde de la salida Rocío Bonacci, otra de las diputadas que visitó a los genocidas en Ezeiza y que afirmó que viajó “engañada”, aunque se cuidó públicamente con sus declaraciones. En el despacho de la diputada por Santa Fe negaron enfáticamente su salida de LLA.

Ambas legisladoras apuntaron contra su compañero de bancada Beltrán Benedit por haber organizado el viaje desde el Congreso al penal, pero Arrieta fue mucho más contundente. Semanas atrás formuló una denuncia judicial para cubrirse penalmente por el escándalo de encontrarse con condenados por delitos de lesa humanidad y aportó chats donde se revelaban conversaciones sobre la organización de esa entrevista y la intención en el Gobierno de armar un proyecto para morigerar las penas de los presos. Luego, el martes, en la comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento, cargó contra Benedit pero sobre todo contra Menem y reclamó que Diputados investigue la polémica. Y el miércoles se trenzó con Mayoraz, quien la acusó de ser una operadora kirchnerista y, según pudo reconstruir este medio, la maltrató. En medio de esa agresión verbal, la diputada ultramileísta Lilia Lemoine se sumó a la tensión haciendo gestos que sugerían que Arrieta estaba “loca”. 

La crisis con tintes telenovelescos terminó con Arrieta a los gritos y Menem pidiendo por el ingreso de la seguridad. Al salir, acompañada de su abogado, la diputada radicó una denuncia por violencia de género contra Mayoraz. “Afectó la honorabilidad de su compañero de bloque. Dejó los dedos pegados. Es más, debería irse solita de la cámara”, justificó una importante fuente parlamentaria. Otra voz con influencia en LLA también reconoció que la legisladora tiene las horas contadas en el bloque. “Si no la echan a Lulú, van a hacer que se vaya”, planteó una tercera espada oficialista al tanto de la crisis interna que dijo tenerle afecto a la mendocina.

elDiarioAR intentó tener la voz de Arrieta pero no hubo respuestas de ella ni de su defensor legal, Yamil Castro Bianchi. Este medio solo pudo recoger que la legisladora, este jueves, ya estaba “mejor de ánimo” tras la pelea del día anterior. Lo del miércoles fue la gota que colmó la paciencia del presidente de Diputados y del jefe de bloque, Gabriel Bornoroni, para decidir separar a la mendocina de la bancada.

Qué hará Arrieta tras su salida de LLA es aún un misterio, pero en el oficialismo son conscientes de que con tan pocos diputados propios, cualquier pérdida tiene un alto costo político. A la bancada de Mlei ya se le complicó el panorama cuando vio que el PRO, habitual aliado, no teme votarle en contra. Quedó demostrado en la sesión por el DNU sobre el financiamiento de la SIDE. 

Si tras la expulsión Arrieta decide seguir siendo diputada, podría tener un monobloque o plegarse a alguna otra de las fuerzas satélites que tienen los libertarios, que pueden negociar mejor su acompañamiento en las votaciones. Es la situación de Oscar Zago, que tras salirse de LLA, armó su espacio MID de tres miembros, que políticamente valen más que ser orgánicos de la bancada oficialista. 

Sugestivamente, Zago fue muy concesivo con sus dichos ante Arrieta en la comisión del martes cuando comenzó a tratarse la posibilidad de investigar la visita de los diputados a Astiz. Sugestivamente, el diputado se sentó a su derecha. Incluso desde el kirchnerismo le tendieron la mano a la mendocina cuando ella pidió ante la Justicia –cuando hizo su denuncia penal por la visita a Ezeiza– que le otorguen una custodia policial a ella y su familia porque ya había tenido amenazas anónimas contra su persona. 

En sus ocho meses como legisladora, Arrieta no pasó de estar involucrada en escándalos. Para empezar, su candidatura en la boleta libertaria en Mendoza está envuelta en sospecha al haber presentado como avales la firma de personas fallecidas. No es una diputada del riñón de Omar de Marchi, un operador mileísta en la provincia cuyana, y apenas tiene una foto con Karina Milei. Ya en la bancada, ganó popularidad mediática por aparecerse en una reunión de comisión con los patitos amarillos kawaii en su peinado. 

Tras visitar a genocidas en Ezeiza, llegó a decir públicamente que desconocía a Astiz por haber nacido en 1993. Según reconstruyó la revista Crisis, en ese encuentro en la cárcel fue el represor que se infiltró en las Madres de Plaza de Mayo y secuestró a las monjas francesas durante la dictadura quien la reconoció: “A vos te conozco. Sos Lourdes Arrieta. Yo te sigo”, le dijo a la libertaria mendocina. En la foto con los genocidas en el SUM del penal, Arrieta aparece con un gesto sonriente en el centro de la imagen, ataviada en un saco naranja. Provocadora, en la primera sesión que hubo en Diputados tras el estallido del escándalo, Arrieta apareció con el libro “Nunca Más”. 

MC/JJD