Alberto Fernández pasó la última semana aislado en Olivos junto a su pareja Fabiola Yañez. No recurrió a la excepción que rige para funcionarios públicos que llegan del exterior, atajo que otorga una normativa oficial -que cuenta también, por caso, para deportistas- y los exime de hacer la cuarentena de siete días a los que viajaron por razones de trabajo.
Por la exposición, durante su visita a Perú a la jura de Pedro Castillo, el Presidente decidió recluirse y que todo el staff que lo acompañó haga lo mismo: Julio Vitobello y Juan Pablo Biondi, secretario General y de Comunicación, la ministra Elizabeth Gómez Alcorta y el canciller Felipe Solá. Además del aislamiento formal, Fernández no hizo declaraciones públicas durante los días que escaló una crisis con varios planos que se generó a partir de la difusión de los listados de personas que visitaron la quinta de Olivos durante el último año y medio.
“No recibí a una, sino a miles de personas. Estaba trabajando, era el Presidente de la República”, dijo Fernández este viernes, en su primera mención pública a un tema que se convirtió en un nudo inquietante para la Casa Rosada. Por el modo en que se instaló el tema en redes, sobre todo Twitter, y algunos medios respecto a visitas personales, planteo que alcanzó el punto más alto en el planteo del diputado de Juntos por el Cambio (JxC) Fernando Iglesias, que consideró que la presencia de la actriz y conductora Florencia Peña en la quinta presidencial era un “escándalo sexual”.
Peña reaccionó, cruzó a Iglesias y lo demandó junto a otro legislador, Waldo Wolff, que respondió un tuit de su compañero de bancada con una observación agresiva y misógina. Wolff, uno de los duros del task force del macrismo, tiene una peculiaridad: es presidente de la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados.
La conducta de Iglesias y Wolff tuvo un doble efecto. Puso a los diputados a tener que explicar sus despropósitos, fueron cuestionados por sus actitudes misóginas incluso por algunos pocos sectores de JxC, y está activo un planteo para que se sancione su conducta en la Cámara baja. Por otro lado, consolidó la decisión de Fernández de no hablar de un tema que considera “infamante”, en particular, con las mujeres mencionadas.
No solo por lo que ocurrió con Peña -a quien Fernández vio “una vez”, según contó- de presencia pública, que salió a defenderse en persona, sino con otros casos como el de Sofía Pacchi, una ex modelo, que colabora en “tareas protocolares” en el área que depende de Fabiola Yañez, la primera dama.
Formato
En el Gobierno explican que ese caso define el formato de operaciones y fake news que le atribuyen a la oposición y a distintos medios. “Primero insinuaron que había entrado porque era modelo. Después cuando vieron que trabajaba con Fabiola dijeron que había roto la cuarentena. Después, que su pareja había avanzado mucho en su empresa en estos años”, dijo a elDiarioAR una fuente oficial. Este viernes, el diario Clarín atribuyó a las visitas que Chien Chia Hong hizo a Olivos como acompañante de Pacchi, que su empresa haya logrado contratos con el Estado. Fernández dijo que nunca se reunió con el empresario “ni en Olivos ni en ningún lugar”.
“Son operaciones penosas”, apuntan en Casa Rosada y afirman que Fernández “no tiene que responder infamias”. Hubo, sí, un operativo puntual para explicar las visitas caso por caso: lo de Pacchi y lo de Peña, en particular, en este último caso porque luego, según contó el productor teatral Carlos Rottemberg, a una reunión a Olivos con el Presidente por la situación de los actores y los teatros, fue Luis Brandoni, figura muy activa en la interna de Juntos por el Cambio (JxC) en CABA y que en 2020 participó de al menos una movilización contra las medidas de restricciones dispuestas por el Gobierno por la pandemia.
Fernández, según cuentan a su lado, no tiene previsto llevar las denuncias a la Justicia. “Es lo que ellos quieren”, explica un colaborador y plantea que el sistema de trabajo de Olivos se mantendrá como hasta ahora, lo mismo que la disposición oficial de que de manera periódica se difundan los listados de visitas a la quinta presidencial, una práctica que comenzó en tiempos de Mauricio Macri. De allí datan los registros de visitas de camaristas, jueces y empresarios a la quinta de Olivos, un detalle que exploró el periodista Fabricio Dietrich.
A diferencia de lo que hizo frente a Patricia Bullrich, a quien denunció en la justicia por sus dichos sobre un negociado con Pfizer, Fernández no tiene previsto por ahora demandar a los que hicieron observaciones públicas sobre las visitas a Olivos. “Es un tema terminado”, dicen en el gobierno y aseguran que el sistema de visitas a la quinta presidencial se mantendrá como hasta ahora, aunque a medida que se normalice la cuestión de la pandemia, Fernández empezó a concentrar más actividades en la Casa Rosada.
Aunque afirman que no es un efecto de las denuncias, el jueves Fernández retomó su actividad y desplegó su agenda en su despacho en Casa de Gobierno. El jueves almorzó con Máximo Kirchner, un ritual que en otro tiempo tenía como escenario la quinta de Olivos. “La actividad muy concentrada en Olivos tuvo que ver con la pandemia, de todo el tiempo que Alberto limitó su exposición por indicación médica. Ahora buena parte de esa actividad se trasladará a Casa Rosada”, explican en el entorno presidencial.
PI