Su despacho está en el último piso del edificio municipal. Desde allí escucha la cotidianeidad semanal del tránsito callejero, y también a las cotorras que revolotean entre las palmeras y árboles que pueblan la plaza principal del partido. Fernando Moreira mira a San Martín desde arriba, pero su estilo campechano lo asemeja a cualquiera de las personas que en este martes post feriado, a las cuatro de la tarde, transitan por la calle.
Algo de esa humildad hay en su historia, porque Moreira no quiso ser intendente de uno de los distritos más importantes del conurbano –más de 431 mil habitantes y considerado “Capital de la Industria”–, sino que tomó el cargo cuando Gabriel Katopodis asumió como ministro de Obras Públicas en el gobierno de Alberto Fernández. “Existía la posibilidad de que Katopodis fuera ministro, y por eso yo fui como primer concejal en las elecciones de 2019. Hubo algo de cálculo en eso. Pero no es que yo tuviera un objetivo personal o particular. Nunca lo tuve en la política, siempre fui parte de un colectivo. Me tocó ocupar los lugares de acuerdo a las circunstancias, privilegiando objetivos generales más que personales”, dice Moreira a elDiarioAR. Viste camisa gris, jean oscuro y zapatillas elegante sport. Habla pausado, con los hombros encogidos y sin abrir los ojos más de lo suficiente. En su escritorio solo se destaca un cuadro artístico de Eva Perón.
Lo que fue cálculo político en 2019 fue la pospandemia y una campaña de cercanía en 2021. San Martín fue de los pocos municipios donde el Frente de Todos dio vuelta en las generales la derrota de las PASO: se impuso sobre Juntos 38,5 a 38,1%, remontando cuatro puntos de diferencia de las primarias (33 a 37%). Incluso la primera candidata a concejal, Nancy Capelloni –esposa de Katopodis–, sacó 39,46%, más votos que la boleta de Victoria Tolosa Paz. “De las PASO a las generales pudimos recuperar gran parte de nuestra política de cercanía: pudimos dar vuelta todo San Martín dos o tres veces, hablar con la gente, escuchar sus angustias y darles nuestras explicaciones –explica Moreira–. Además, ya habían desaparecido muchas de las restricciones de aislamiento y, en un distrito industrial como este, las fábricas se recuperaron a un nivel pre-pandemia, empezó a haber inversiones y nuevos puestos de trabajo. Esa suma de situaciones hizo que el resultado fuera mejor en las generales”.
–Pese a que ganó en San Martín, en la provincia el FdT perdió. ¿Con la pandemia era previsible una derrota?
–A la mayor parte de los oficialismos del mundo le fue mal. Esta situación las paga el que gobierna. Después podés explicar un montón de cosas, pero la gente le exige al que gobierna. ¿A quién, si no, le va a reclamar? Fue un año y medio donde no pudimos estar en la calle, en los barrios, en los clubes. Esta política de acercamiento que tenemos siempre se suspendió producto de la pandemia. La gente en gran medida estaba desilusionada, sobre todo aquellos que nos votaron en 2019 y que ahora no nos acompañaron, porque esperaban que nosotros reparáramos lo que dejó el gobierno anterior y no pudimos. Y no pudimos porque estábamos atendiendo la emergencia sanitaria, social y económica de la crisis. Pero lo cierto es que los indicadores socioeconómicos empeoraron, y me parece que eso terminó pesando más a la hora de votar.
–¿Cuál es el desafío más inmediato?
–Recuperar la agenda de 2019 que no se pudo llevar adelante: crecimiento, desarrollo, creación de empleo, mejora del salario real.
–¿Y para usted como intendente?
–Retomar la agenda de obras y de servicios que tenemos en todo el distrito desde hace más de diez años, y profundizar la política de acercamiento, que tiene que ver con el acompañamiento y la escucha, pero también resolver las cuestiones inmediatas en los barrios. La gente en momentos de crisis se mete más para adentro y empieza a privilegiar lo inmediato: su entorno, su barrio, su casa. Y visualiza menos las políticas macro.
–En la remontada electoral del oficialismo, ¿cobraron un peso político mayor los intendentes?
–Sí, se visibilizó más en esta ocasión por el contraste con las PASO. El trabajo de acercamiento lo hacemos siempre, pero como durante un año y medio no lo pudimos hacer, se empezó a sentir. Y nosotros, el Frente de Todos y el peronismo en general, no tenemos el acompañamiento general de los grandes medios, por lo cual el fuerte de nuestra comunicación es ahí, el cuerpo a cuerpo, en el barrio, con la gente. Y eso son los intendentes, los militantes, el equipo que tenemos en el territorio. Ahora se puso más en evidencia que ese trabajo de cercanía es muy importante. Además es donde uno puede generar confianza más concreta, personal, directa. Y eso no lo puede hacer ni el gobierno nacional ni el provincial.
–¿Visibilizar eso también fue la idea del acto en la Plaza de Mayo por el Día de la Militancia?
–Coincidió la fecha tres días después de las elecciones, pero también tuvo que ver con la posibilidad de volver a encontrarnos después de tanto tiempo. Tuvo una suerte de inicio de una nueva etapa, donde podemos empezar a dar vuelta la página tan complicada de la pandemia y mirar para adelante con un poco más de optimismo. Podemos empezar a planificar y empezar a tomar la agenda de nuevo que teníamos hace dos años y no pudimos. Ese es el desafío: que esta sea una etapa de normalidad. Como dice el Presidente, “Tenemos que jugar 11 contra 11”. Es este el momento, porque hasta acá nos tocó jugar 9 contra 11.
–El Presidente hizo un llamado al diálogo con la oposición, pero excluyó explícitamente a Mauricio Macri y a Javier Milei. Con esas condiciones, ¿se podrá concretar ese diálogo con la oposición?
–El diálogo con la oposición en cualquier momento y contexto siempre es muy importante. Tiene que ver con la normalidad y la responsabilidad de la clase política en general: tratar de alcanzar acuerdos mínimos. En la Argentina de la grieta parece imposible, pero me parece un objetivo básico. Y ahora, en un contexto de crisis mundial, es indispensable.
–¿Y ve a la oposición con intenciones de dialogar?
–En principio no pareciera que estuvieran con predisposición, pero creo que es la responsabilidad que tenemos todos. Esa oportunidad al diálogo la tenemos que dar, así que esperemos que la oposición esté a la altura de las circunstancias.
En el Frente de Todos a veces aparecen algunas diferencias, que no son graves, pero que hay que administrarlas de la mejor manera posible
–Alberto Fernández también llamó a una interna en el FdT. ¿Cómo tendría que darse?
–Planteó que habría que utilizar las PASO como método de resolución de candidaturas, que es una herramienta que está disponible. Yo creo que hay que encontrar el mejor mecanismo electoral, pero eso va a ser en el 2023. Tenemos todo un año, que es el 2022, para retomar el camino que no pudimos recorrer hace dos años. Si no ocurre todo eso, si no podemos poner la Argentina de pie, todo lo demás es mucho menos importante.
–Pero fue el propio Presidente el que adelantó el calendario y ya habló de ir a internas.
–Fue una forma de decir que tenemos que estar todos juntos y que las diferencias tenemos que poder administrarlas entre todos. Y las PASO son una herramienta para administrar las diferencias, que no está mal, pero seguramente será mucho más cerca de las elecciones cuando se empiece a hablar de eso concretamente.
–¿Fue una crítica a que se definan las candidaturas “con el dedo”? Porque en las PASO se obturó la interna, incluso desde los propios intendentes; por ejemplo, Fernando Espinoza fue candidato a concejal en La Matanza para evitar la interna.
–Yo creo que las PASO tienen que servir para potenciar, para sumar, y no para restar. Entonces, tienen que servirnos para que, cuando terminen, estemos juntos y fortalecidos para el objetivo principal.
–¿Podría Alberto ir por un periodo nuevo?
–Sí, obviamente, es el Presidente, faltan dos años y no veo porqué no pueda hacerlo. Pero de vuelta, hoy no está en la conversación quiénes van a ser los candidatos. Falta un año fundamental de trabajo.
–¿Nació el “albertismo” en la Plaza de Mayo? Él solo hablando frente a la multitud.
–No. Lo que nos deja la Plaza y el resultado de las elecciones es que tenemos que saber que el Frente de Todos, que fue una herramienta que sirvió para ganar elecciones, ahora nos tiene que servir para gobernar, para transformar, para crecer. Sin la unidad no hay destino. Entonces, tenemos que estar juntos. Después habrá que encontrar los mecanismos para administrar las diferencias, que no está mal que existan. Tienen que enriquecernos las diferencias, pero a veces son un ejercicio nuevo para el peronismo. Tenemos que aprender a administrarlas para fortalecernos. Eso es lo que indica esta nueva etapa.
–¿Por qué las PASO serían una herramienta nueva para el peronismo?
–Porque en general siempre tuvo líderes muy, muy, fuertes. Y hoy es como que hay una conducción más compartida. También está el Frente Renovador en la alianza, y es un partido distinto al Partido Justicialista. Hay más diversidad, y entonces hay que encontrar un mecanismo de síntesis.
–¿Cómo ve la relación Alberto Fernández y Cristina Kirchner? Porque sus diferencias se expusieron tras las PASO y ahora la vicepresidenta estuvo más al margen.
–Ellos tienen una relación que administrar. No conozco la situación particular, pero son quienes tienen la responsabilidad de llevar esta etapa a buen camino. Son dos dirigentes muy importantes, muy capaces, y entiendo que van a lograr resolver las distintas miradas de temas particulares que puede haber, primero por el bien de la Argentina, y después también para poder seguir en el Frente de Todos con un camino exitoso.
Sin la unidad del Frente de Todos no hay destino.
–¿Se necesitan mutuamente al menos hasta 2023?
–No sobra nadie. Para el 2023 y para después también. Transformar la Argentina no se logra en un periodo, ni en cuatro años ni en seis. Es un periodo largo. Todos los sectores que hoy forman el Frente de Todos necesitamos estar juntos mucho tiempo.
–¿Dos o tres periodos?
–Seguramente. Ese es el desafío. Hay que poder gobernar más tiempo. Además, después de la pandemia… ¡Recién estamos empezando! Necesitamos muchos años, fortalecernos, construir una fuerza política más sólida que nos permita avanzar en algunas transformaciones que nuestro país necesita.
–En ese sentido, los intendentes, los gremios, las organizaciones sociales y los gobernadores que estuvieron el otro día en la Plaza, ¿son la garantía de la gobernabilidad del Presidente?
–No, no hace falta que nadie sea garante de nada. El Presidente es el Presidente, no tiene ningún riesgo de gobernabilidad ni nada que se le parezca. Y todos somos parte del mismo sector y todos cumplimos un rol en este frente que construimos hace dos años, que yo creo que sigue absolutamente sólido y que tenemos que empujar para adelante. Nadie sobra, tenemos que funcionar en forma coordinada, como lo venimos haciendo en muchas cuestiones. Por supuesto a veces aparecen algunas diferencias, que no son graves, pero que hay que administrarlas de la mejor manera posible.
–Usted estuvo en la cena de Olivos del miércoles luego de la Plaza, ¿Cuál fue el eje de la conversación?
–Fue una evaluación del proceso electoral, con distintos oradores, analizando un poco la etapa.
–¿Se planteó la cuestión de la re-reelección de los intendentes, como trascendió públicamente?
–No se habló de eso o no lo recuerdo. Básicamente lo que se habló fue más de diagnóstico de la situación.
–Pero hay intendentes que quieren modificar esa ley provincial que impide la re-reelección y el Presidente y el gobernador habrían dado su aval. ¿Usted qué opina?
–Concretamente hay una cuestión de interpretación de la norma, sobre cuál es el primer periodo como intendente: si cuando se sancionó la ley o es el siguiente, porque uno no puede legislar para atrás. Ese es el debate. No estoy al tanto de cómo se puede resolver, pero entiendo que puede ser a través de un fallo judicial que interprete el artículo correspondiente.
–O sea que hay una posibilidad concreta de que se de la re-reelección de algunos intendentes en 2023.
–Es un debate permanente. Por un lado, es la realidad de que elige la gente, y si sigue eligiendo al mismo intendente, uno puede presuponer que está haciendo las cosas bien. Entonces, ¿por qué acotar esa posibilidad o cercenar el derecho de la gente a elegirlo? Por el contrario, está la mirada de la perpetuación en un cargo como algo negativo. Yo estoy en algún punto intermedio de todo eso. Me parece que dos periodos son poco para transformar una ciudad, y que toda la vida es mucho. Pero básicamente no me parece que eso se esté discutiendo ahora, sino sobre algún aspecto de la ley, y este debate habrá que dar en algún otro momento con mayor profundidad.
En el Frente de Todos a veces aparecen algunas diferencias, que no son graves, pero que hay que administrarlas de la mejor manera posible.
–El gobernador Kicillof también habría dado su aval, en un nuevo acercamiento con los intendentes. ¿Cómo ve su gestión? ¿Qué significa que hayan ingresado intendentes en su gabinete después de las PASO?
–Cuando empezó la pandemia y veíamos las imágenes de Europa había un sentido común de que el Gran Buenos Aires iba a explotar. Y nada de eso pasó. Y eso tiene que ver con el enorme trabajo que se hizo articuladamente con Nación, provincia y municipios. Todo eso funcionó muy bien. Ahora, la presencia de intendentes en el gabinete facilita la conexión o la articulación permanente. Yo no puedo decir que eso no haya existido antes, pero sí entiendo que no está mal que haya algún intendente en el gabinete provincial, que conoce lo territorial, que aporta la mirada de los intendentes. Fortalece la articulación.
–¿Tendría que haber más intendentes?
–No lo sé, eso lo resolverá el gobernador. Está bien que haya, pero si tiene que haber uno, dos o cuántos, ya es una cuestión más particular suya.
–Con el Presidente entiendo que tiene diálogo, sobre todo a partir de que Katopodis es un ministro importante y parte de su círculo más cercano. Pero con Cristina Kirchner, ¿usted habla?
–Yo particularmente no tengo diálogo, pero sé que con algunos intendentes sí habla.
–¿Y con Máximo Kirchner?
–Tengo algún contacto, pero no mucho tampoco. Sí con otros dirigentes de La Cámpora, como el ministro de Desarrollo Social, Andrés Larroque, que estuvo en San Martín hace poco. Y por supuesto con el sector local de La Cámpora en San Martín, que forma parte de la gestión y que tenemos un diálogo permanente.
–¿No hay diferencias entre los intendentes y La Cámpora?
–Yo puedo hablar por San Martín, que es lo que conozco. Y acá el Frente de Todos funciona de una manera muy articulada entre todos los sectores y grupos políticos. Todos estuvimos reflejados en la lista que presentamos este año. El trabajo del día a día, pero también el trabajo electoral, lo pudimos llevar adelante de una manera muy armoniosa sin inconvenientes ni problemas. Lo que creo que tiene que ser el Frente de Todos, acá funciona.
MC/WC