Oposición

Qué hay detrás de la bronca de Cristina con los peronistas que quieren a Villarruel

Cristina Kirchner ensayó una muestra de liderazgo interno al señalar a Victoria Villarruel como un límite para el peronismo, en un mensaje apuntado a los dirigentes de su espacio político que en las últimas semanas coquetearon abiertamente con la figura de la vicepresidenta. “Pericia psiquiátrica le vamos a pedir a los que dicen que Villarruel es peronista”, tuiteó en su cuenta de X. La expresidenta (2007-2015) había decidido no opinar acerca de la vice y desde su mesa chica dijeron a elDiarioAR que sostendrá esa postura: “Ella no opinó sobre Villarruel ni las internas del Gobierno, eso no le interesa”. Fue un mensaje dirigido a los propios: el último fin de semana, el humor de Cristina fue saturado por una serie de declaraciones que la forzaron a intentar ordenar la tropa. 

La principal fue la que hizo a Radio Con Vos el titular del bloque de Unión por la Patria (UP) en el Senado, José Mayans, quien afirmó que Villarruel está “más cerca de la mirada del peronismo” que de la posición de Milei. También consideró que el Presidente “está para el psiquiátrico”, dejando abierta la posibilidad de un juicio político. Su elogio a la vicepresidenta no fue aislado, vino luego de un chichoneo entre ambos en la sesión en la que se aprobó la reforma jubilatoria propuesta por la oposición. Durante el debate, el senador peronista hizo un chiste acerca del “jamoncito” —apodo con el que Villarruel bautizó a Milei y cayó pésimo en la Rosada—, que desató risas cómplices entre ambos. “Tenemos que profundizar la amistad, Presidenta”, acotó el senador. 

Guillermo Moreno, un dirigente peronista que elogia sin ninguna timidez a Villarruel en cada oportunidad que se le presenta, aprovechó las declaraciones de Mayans para afirmar el domingo por la noche en C5N que fueron “lo más relevante de la semana”. Definió al formoseño como “un cuadro de primerísimo nivel del peronismo” y vaticinó que el escenario político empezará a ordenarse entre “nacionalizadores contra globalistas”, aclarando que “Villarruel viene del nacionalismo”. 

También se metió con la estrategia política de Cristina al considerar que “tiene un par de semanas por delante para sacarse de encima el lastre del progresismo”. “Me parece que es el momento de largar el lastre. Hay que sacarse al progresismo de encima en términos de pensamiento, y lo de Mayans va en esa dirección”, interpretó Moreno y analizó que la expresidenta “sin tener estrategia en los últimos años, ahora empieza a tener estrategia”. 

Como dio cuenta este medio, tanto Moreno como el exministro bonaerense Sergio Berni son las caras más conocidas del peronismo que hasta ahora habían distinguido a la vice como una posible aliada de cara al futuro. Berni fue incluso un paso más allá, ya que no sólo la elogió, sino que manifestó: “La quiero jugando en mi equipo”. Se trata de un movimiento sinuoso, donde se aproximan a la figura de la vice para criticar a Milei, pero sobre todo para proponer un giro conservador en la interna opositora. En diálogo con elDiarioAR, desde el entorno de la vicepresidenta aseguraron que no tiene vínculo con Moreno ni Berni, mientras que consideraron que con Mayans la relación es “cordial e institucional”, aunque también admiten que él es “inteligente y hace su propio juego”. 

En la mañana del lunes, sin pretensiones de cerrar el tema, Mayans volvió a elogiar a Villarruel en una entrevista con Jorge Fontevecchia. “Milei dice que es una persona anti-Estado, mientras que ella es muy nacionalista y, aparte, fue formada en esos valores. Obviamente hicieron una especie de coalición, pero, para mí, por la dicción que ella tiene, Villarruel se aproxima ideológicamente más a nosotros que a Milei, sobre todo en materia de definiciones que hacen a las cuestiones internacionales”, afirmó. 

Acostumbrada a la incontinencia verbal de Moreno –“habla tanto que ya no podemos seguirlo”, definen cerca de Cristina— la gota que colmó el vaso fue la de Mayans. El tema adquirió un peso distinto por tratarse del jefe del bloque, al abrirles la puerta a otros legisladores a que lo imiten. 

Los riesgos de subir a Villarruel al ring

Mientras Moreno, Berni y ahora Mayans la elogian en público, el kirchnerismo se despega por completo. Algunos plantean que tampoco hay que atacarla, porque eso implica subirle el precio a una dirigente que hoy está aislada de la coalición de gobierno de la que aun forma parte. En rigor, esa era la mirada que tenía la propia Cristina hasta este lunes, cuando aludió a ella en su tuit. 

La posición de la vicepresidenta respecto de la última dictadura y sus críticas a los organismos de derechos humanos asoman como dificultades concretas para su construcción política por fuera de La Libertad Avanza (LLA), y —sobre todo— representan un freno simbólico para el kirchnerismo. Hábil en sus posicionamientos, Villarruel desde que asumió evita referirse a los temas más polémicos. Por eso no se pronunció respecto del tour de seis diputados al penal de Ezeiza para visitar represores detenidos por delitos de lesa humanidad. Entre los legisladores estaba Guillermo Montenegro, su exarmador y mano derecha hasta hace unos meses, cuando la relación se quebró por cuestiones personales. Algunas figuras como la diputada Lilia Lemoine, muy cercana a Milei, le exigen a Villarruel que hable sobre el tema. 

“Para Villarruel es todo ganancia que la critiquen Cristina y el kirchnerismo”, concedió a este medio un dirigente que responde a la Rosada. Desde el entorno de la vice por ahora evitan opinar; son francos al admitir que no quieren abrir más frentes. Villarruel se concentra en su agenda federal, donde reafirma su vínculo con gobernadores peronistas como el salteño Gustavo Sáenz, a quien visitó el fin de semana, y el catamarqueño Raúl Jalil, con quien tuvo una agenda institucional que le demandó varios días el último mes. Atraviesa sus peores días con Milei desde la asunción; quedó aislada del Gobierno, enemistada con Karina Milei, y se convirtió en uno de los mayores blancos —junto con Mauricio Macri— de los memes y chicanas de los militantes libertarios. Cristina, al concederle cierto protagonismo en la discusión del PJ, la puso una vez más en el centro de la escena.