El rol protagónico que asume Karina Milei puertas adentro del Gobierno no es un secreto para nadie. Junto a su hermano y Santiago Caputo, conforma el mentado “triángulo de hierro” del oficialismo. Sin embargo, en las últimas semanas, la secretaria general de la Presidencia y flamante titular de La Libertad Avanza a nivel nacional fue un poco más allá: comenzó a desplazar al asesor presidencial de la toma de algunas decisiones de estrategia comunicacional y organizativa, cuyas consecuencias no fueron precisamente bien recibidas por la opinión pública.
La primera y más resonante de ellas fue el asado que encabezó Milei a mediados de septiembre con diputados nacionales en la quinta de Olivos. Con la idea de agasajar a los “héroes” que blindaron en el Congreso el veto a la ley de aumento jubilatorio, el Presidente se ubicó en la cabecera de esa larga mesa en U desplegada en la residencia oficial, una foto que no hizo más que sembrar malestar al punto de motivar protestas en las inmediaciones de la residencial oficial. El primero en darse cuenta del error fue el propio Caputo, que no dudó en despegarse de la autoría intelectual del convite.
“Es una regla de tres simple”, respondían, enigmáticos, cuando se consultaba al respecto en Casa Rosada. La metáfora matemática, sin embargo, no podía ser más clara: la ideóloga de la cena, que buscaba proyectar una imagen de unidad y compromiso entre los legisladores, no habría sido otra que la mismísima Karina. Un sello que luego se extendería a otros hitos que también mostraron el poco timing político de la hermana presidencial, como fue la entrevista que Milei le concediera a Susana Giménez, el mismo día en que se dio a conocer el índice de pobreza más alto de los últimos 20 años.
Sin embargo, fue el pasado 28 de septiembre cuando la mano de la hermana presidencial quedó más expuesta. Ese día tuvo lugar el lanzamiento del partido nacional de La Libertad Avanza en Parque Lezama y Karina fue una de las principales oradoras. “Están en todos lados. No van contra Javier, van contra todos nosotros”, lanzó arriba del escenario, ante una multitud que estuvo lejos de ser antoconvocada, algo que sí había ocurrido durante el cierre de campaña de Milei en 2021. Es que los libertarios, que hacen bandera del discurso anti-casta, no dudaron en emular al tradicional “aparato” peronista para engrosar las filas de quienes se acercaron al acto a escuchar al Presidente.
“Sin movilización esto era Gerli”, llegó a graficar ante elDiarioAR un referente territorial de La Libertad Avanza de la provincia de Buenos Aires, en clara referencia al recordado y fallido acto de Milei en esa localidad bonaerense. En junio de 2022, el estadio del club El Porvenir fue escenario de uno de los momentos más críticos que vivió la fuerza libertaria en su corta vida: en una noche que promedió los 7° de temperatura, Milei, que por entonces se desempeñaba como diputado nacional, habló ante un puñado de espectadores, unos 4.000, en un estadio con capacidad para 14.000.
Karina Milei y su otrora ladero y armador político, Carlos Kikuchi, fueron apuntados directamente por la militancia por no haber contemplado que un evento de tal magnitud en el conurbano hubiera requerido de otra logística y convocatoria. Quedaba mucho por aprender.
Caputo, más poderoso
Mientras ocurría esta serie de eventos desafortunados con la marca de Karina, el otro vértice del “triángulo” de poder libertario siguió marcando su impronta. Santiago Caputo profundizó su injerencia en la gestión cotidiana del Gobierno a partir de algunos movimientos que lo colocaron en la primera línea. El principal, sin lugar a dudas, fue el desembarco en el Ministerio de Salud de Mario Lugones, cuyo hijo, Rodrigo, es socio del asesor todoterreno en la consultora política MOVE.
Bajo la batuta de Caputo, los Lugones hace tiempo que ejercían un rol clave en la toma de decisión de la cartera sanitaria, además de que eran vistos como los verdaderos artífices de las políticas del Gobierno en ese área, a pesar de no ocupar formalmente ningún cargo. Casos similares se replican en otras áreas clave del Estado, como la SIDE o el Ministerio de Justicia, donde el consultor estrella de Milei colocó figuras de su extrema confianza, lo que le permite ostentar un poder inédito para cualquier asesor sin firma, como es su caso.
Esta semana, en tanto, Caputo logró también colgarse una medalla en el plano de la rosca política: el blindaje legislativo al veto de Milei a la ley de Financiamiento Universitario. La reunión que compartió el jueves pasado con uno de sus archienemigos, nada más ni nada menos que el expresidente Mauricio Macri, fue fundamental para acercar posiciones y lograr el compromiso del líder del PRO al acompañamiento de la decisión oficial en el Congreso. “Mauricio jugó bien”, elogiaban al jefe de los amarillos en el entorno del asesor estrella.
¿División de tareas o conflicto latente? Al momento de observar la dinámica concreta del Gobierno, los roles de Karina y Caputo parecen, hasta cierto punto, intercambiables. Sin embargo, algunas voces críticas sostienen que la falta de experiencia de la secretaria general de la Presidencia en temas como la comunicación podría representar un riesgo en el marco de una gestión compleja, donde las decisiones estratégicas deben manejarse con precisión. La Libertad Avanza todavía puede darse algunos lujos, aunque los números de las encuestas comiencen a arrojar luces de alarma.
PL/JJD