Horacio Rodríguez Larreta tenía agendado para este jueves un anuncio sobre Seguridad. La actividad, a simple vista una más en la metódica hoja de ruta del jefe de Gobierno, había adquirido en las últimas horas un sentido político extra porque compartiría foto con Jorge Macri, su ministro de Gobierno, luego de la postal del último martes donde el ministro de Gobierno se mostró con Patricia Bullrich.
Aunque en Uspallata se invoquen motivos de naturaleza logística, la decisión de Larreta de suspender ese anuncio forma parte de una guerra fría, todavía de baja intensidad pero ya en marcha, como represalia por la actitud del intendente -con licencia- de Vicente López de montar una coreografía política junto a la rival directa del jefe de Gobierno en la carrera por la candidatura presidencial del PRO.
El relato oficial en el gobierno de la Ciudad es que el encuentro que compartieron Bullrich y el primero Jorge, no modificará la táctica de campaña. Pero admiten que hubo furia en el entorno larretista, incluso hasta con algún pedido para expulsar a Macri, y la lectura generalizada de que lo hecho por el ministro de Gobierno no puede pasar sin algún tipo de reacción. Es una mirada un tanto naif que sugiere que el todo larretismo, menos Larreta, está enojado con el ministro.
La suspensión de la actividad sobre Seguridad fue, hasta acá, solo una pista que refleja el clima de malestar que hay en Uspallata con Jorge Macri. “Cuando Horacio sumo a Jorge al gabinete dio la indicación de sumarlo al equipo, de asistirlo, de darle lo que pida y lo sentó en su mesa chica. Pero él sale con estas cosas”, explicó a elDiarioAR una fuente del PRO. “Se apuró sin necesidad; acelera la pelea. Parece un gesto desesperado”, completa.
Derivaciones
En el gabinete ampliado, que se hizo el miércoles, abundaron las quejas. El ministro se amparó en una argumento curioso: dijo que su encuentro con Bullrich fue un respaldo de la dirigente a su candidatura como jefe de gobierno pero que eso no significó un apoyo recíproco. No fue muy eficaz para aplacar los reproches ni, tampoco, para impedir que se active un mecanismo que signifique algún tipo de “castigo”.
Otro fundamento, que parece eximirlo de responsabilidad pero al mismo tiempo le quita entidad, es que la foto entre Bullrich y el primo Jorge fue una hechura personalísima de Mauricio Macri, como parte de la tensión explícita entre el expresidente y el jefe de Gobierno. Esa lectura, ya contada en elDiarioAR, es que Larreta le avisó a Macri que no apoyaría a Jorge como candidato hasta que el expresidente no haga respecto a la candidatura presidencial.
Como, de facto, no iba a ocurrir -al menos por ahora- que Macri bendijese a Larreta como su candidato, el jefe de Gobierno ratificó su postura de no vetar a ningún candidato que quiera competir en la ciudad dentro de JxC pero, tampoco, levantarle la mano a uno de ellos. Frente a esa decisión, Macri habría empujado a Bullrich a meterse en CABA y mostrarse con el ministro de Gobierno. Algo similar ocurrió, 20 días atrás, con un encuentro entre la exministra de Seguridad y Cristian Ritondo, el diputado al que el expresidente empuja como rival de Diego Santilli en el duelo por la candidatura a gobernador bonaerense.
Horacio se equivoca cuando escucha a su entorno que le insiste con que apoye a Quirós o a Acuña. Si divide el voto del PRO, corre el riesgo de que su candidato salga tercero detrás de Jorge y de Lousteau. Todo malo para él
Semi fondo
“Si podía elegir, Jorge no hacía la foto con Patricia”, teoriza un funcionario larretista. “Esto pone incómodos a todos y no se explica porque tiene todos los fierros de la ciudad”. No es lo que bulle en el intendente donde se quejan de que Larreta además de sostener a Martín Lousteau, active otras potenciales candidaturas del PRO, en referencia a Fernán Quirós y Soledad Acuña.
“Horacio se equivoca cuando escucha a su entorno que le insiste con que apoye a Quirós o a Acuña. Si divide el voto del PRO, se lo va a tener que explicar al electorado y corre el riesgo de que su candidato salga tercero detrás de Jorge y de Lousteau. Todo malo para él”, dicen en una oficina de Macri. y apuntan a Felipe Miguel y Fernando Straface como los promotores de una oferta no macrista.
El viejo truco de atribuir a segundos lo que está, casi exclusivamente, en la decisión de Larreta. En rigor, el chispazo por la foto Bullrich-Jorge debe leerse como una pelea de semi fondo de la pulseada entre Larreta y el expresidente. Como se contó acá, el jefe de Gobierno empezó a migrar en sus percepciones y ahora desliza que quiere ir a una PASO contra con Mauricio Macri. Una manera, además, de bajarle el precio a Bullrich y tratar de poner el foco en ese mano a mano. La jefa del PRO festeja: computa como ganancia pura su excursión en CABA, donde se mostró con un ministro de Larreta, y generó incomodidad en el dominio del jefe de gobierno. Hace unos meses era un alma solitaria, solo escoltada por laderos como Gerardo Millman, y gracias a los tironeos entre Macri y Larreta, empezó a sumar aliados, quizá temporales o tercerizados, pero aliados al fin.
El otro
Jorge Macri, más allá de sus argumentos sobre el apoyo unilateral de Bullrich, hizo un movimiento prefigurado por Mauricio Macri pero, además, actuó en defensa propia por lo que considera un error: que aparezcan otros candidatos del PRO en la ciudad. Quizá su foto con Bullrich anticipa que ese será su nuevo continente político porque Larreta decidió acelerar la aparición de Quirós como candidato a sucederlo en la ciudad.
Hay, por ahora, una sola razón que impide que el ministro de Salud empiece a moverse, con más presencia y agenda más amplia, como candidato a jefe de gobierno: tiene pendiente una paritaria trabajosa con el gremio de la salud de la Ciudad, cruzado no solo por lo salarial sino por una demanda sobre los residentes y los trabajadores que se incorporaron durante la pandemia. Hasta que Quirós no encarrille esa negociación, no saldrá a jugar. Pero la decisión de subirlo al ring está tomada y luego de la foto Patricia-Jorge, se acelerará, según cuenta en la mesa chica del larretismo.
Algo similar, con otro volumen, ocurrirá con la ministra de Educación, Soledad Acuña que en la góndola de las narrativas del PRO genera adhesión en los votantes duros del macrismo, justamente esos que miran con recelo a Larreta. A los que, además, ese “médico de familia” que es Quirós, con su discurso conciliador, puede también resultarle soso al paladar de los ultras que quieren un armagedón político contra el peronismo.
PI