Del Congreso a la Recoleta, de Ferraro a los Caputo

La ley ómnibus se le traba a un Gobierno amputado que negocia en las sombras

El paro de la CGT fue la excusa perfecta que tuvieron el Gobierno y la oposición aliada para correrse del Congreso y seguir negociando la ley ómnibus por fuera del ámbito de la Cámara de Diputados. Mientras los miles de manifestantes copaban la zona y Patricia Bullrich engrosaba la custodia policial sobre avenida Entre Ríos –no quería sufrir, como en 2017, las “14 toneladas de piedras”, supo elDiarioAR de fuentes del operativo–, en el pituquito barrio de Recoleta, una cumbre a puertas cerradas buscaba acercar posiciones políticas. 

Varios de los presentes cargaban el cansancio de la febril madrugada anterior. La Libertad Avanza había logrado hacerse con el dictamen de mayoría de la ley Bases de Javier Milei a la 1.30 del miércoles, pero el auxilio opositor estaba atado con alambres: 34 de las 55 firmas fueron en disidencia parcial. Firmaron el PRO, la UCR, el bloque de Miguel Pichetto y los referenciados en los gobernadores massistas, aunque la sorpresa mayúscula la dio un legislador tucumano devenido en exkirchnerista. Pero al mediodía el dictamen seguía sin hacerse público, el oficialismo insistía en sesionar este jueves y la oposición mantenía sus reclamos en el capítulo fiscal, el más importante para Javier Milei

Cerca del bar La Biela –en el departamento de Cristian Caram,  actual secretario del bloque de diputados libertarios, según trascendió– fueron citados referentes de la oposición aliada. En el centro de la reunión estuvo Federico Sturzenegger, cerebro de la ley y del mega-DNU junto con Eduardo Rodríguez Chirillo, secretario de Energía. También participó el titular de Diputados, Martín Menem, que había terminado la noche del plenario de comisiones cerca de las 4 en su despacho.

Se aparecieron los amarillos Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal y Silvia Lospennato, pudo confirmar elDiarioAR, pero también hubo figuras de otras fuerzas. “Cuando vimos las personas que estaban invitadas dijimos ‘no, esto no es lo que esperábamos'. Los vi que estaban punteando, personas que no son diputados y me pareció que no era el sentido de la reunión y me fui”, relató el cordobés Oscar Agost Carreño, del bloque Hacemos Coalición Federal, ante Futurock. En HCF solo confirmaron su presencia –no la de Pichetto–. Otro nombre que habría estado por allí fue el del radical Rodrigo de Loredo. 

“Por el paro, en el Congreso no había agua, no había café, nadie que te abra la puerta. No tienen nada de malo que se reúnan afuera”, justificó una voz legislativa al tanto de la cumbre, que vivió en carne propia los efectos de la huelga de la CGT: no consiguió avión para volver a su provincia y tuvo que tomarse un colectivo desde Retiro. Incluso le costó moverse por la ciudad, ya que no pudo hacerse de un remise de la Cámara baja porque “no había choferes” y “tampoco taxis”.

Lejos de que el pacto de Recoleta garantice la media sanción de la ley, el cónclave apenas parece haber servido para que se vean las caras y se midieran fuerzas el “creador de la criatura” –como Milei definió a Sturzenegger– y quienes levantarán la mano para votarla en el recinto. La oposición ya avisó que si no hay cambios fundamentales, no acompañará en el artículo por artículo. Eso corre tanto para el PRO –que está más alineado con los libertarios– como para el radicalismo y los federales. 

La amenaza a los gobernadores vía X del ministro Luis Caputo y el refrendo del propio Presidente que se filtró tras su reunión de Gabinete este jueves –la excusa que le habría costado el cargo a Guillermo Ferraro– no hicieron más que complicar el pronóstico para la afamada ley. Hasta el rionegrino Alberto Weretilneck, cercano a Sergio Massa y dueño de votos clave en Diputados y en el Senado, pidió que la Rosada “deje de apretar”.

Hay unos cien artículos en discusión y si el Gobierno no cede se van a caer como un piano, porque LLA tiene menos de 40 bancas en el total de 257: necesita como sea llegar a 129. Los reclamos principales siguen siendo los mismos: que no bajen las jubilaciones y que no suban las retenciones, pero también exigen que el proceso de privatizaciones contemple al Congreso, que sea coparticipable el blanqueo y que la liquidación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad sirva para saldar la deuda de las cajas provisionales de 13 provincias. Esas microbatallas serán el atractivo para el lobby durante la sesión misma, que por ahora está informalmente convocada para el martes a las 9. “Va a ser eterno”, adelantó una diputada sobre la jornada parlamentaria que se avecina.

“El despacho de comisión que firmamos fue para asegurar la votación en general. Pero para la ley en particular no hay ningún tipo de acuerdo”, afirmó ayer a elDiarioAR una voz legislativa del PRO que estampó su nombre en el dictamen libertario. Su explicación fue que las firmas opositoras se incluyeron “parcialmente en disidencia” como un reaseguro para introducir modificaciones durante la sesión. Ya la Izquierda pegó el grito en el cielo y quiere “impugnar” el tratamiento en comisión por “vicios de procedimientos”.

Cuando vimos las personas que estaban invitadas dijimos ‘no, esto no es lo que esperábamos'. Los vi que estaban punteando, personas que no son diputados y me pareció que no era el sentido de la reunión y me fui

Este jueves, con el Congreso abierto y antes de la operación de salida de Ferraro, hubo nuevas reuniones en el despacho de Menem para limar el acuerdo por la ley ómnibus. El presidente de Diputados no estaba, así que las delegaciones de legisladores opositores se vieron con el vicejefe de Gabinete ad honorem, José Rolandi, y Martín Fariña, pupilo de Sturzenegger. Pasaron por allí radicales y federales. El clima y el saldo no fue el mejor.

“Lo mismo de siempre, sin definiciones. Se hartaron de este escenario, se terminó la oposición colaborativa”, bramó una fuente parlamentaria de HCF, que sacó un duro comunicado más tarde en conjunto con Innovación Federal. Van a bloquear lo que no se cambie a su gusto. “Hoy la estrategia es ir al recinto con los cambios que quieren y hacer valer el número”, plantearon en el bloque de 32 diputados que encabeza Pichetto pero que integran figuras tan disímiles como Emilio Monzó, Nicolás Massot, Margarita Stolbizer, Ricardo López Murphy y hasta la Coalición Cívica, entre otros.

“Los cambios los van a proponer en el recinto. Entre hoy y mañana enviarían un documento con los mismos”, apuntó una diputada radical que estuvo en la reunión en la oficina de Menem. De la UCR se presentaron Danya Tavela, Roxana Reyes, Soledad Carrizo, Lisandro Nieri y Pamela Verasay, y el secretario del bloque, Alejandro Cacace. Por los federales Massot, Agost Carreño y el lilito Juan Lopez.

Pero todo lo que se negocie o cambie durante el fin de semana y hasta el momento de la sesión estará en el aire. Más en un Gobierno que cambió un ministro de peso en menos de 50 días. El momento clave para la ley ómnibus será cuando el miembro informante de LLA –que aún no se sabe qué diputado es– anuncie dentro del recinto cómo quedarían los textos de los artículos cuestionados por la oposición.

Todo, si es que realmente Milei quiere que haya una ley ómnibus. Porque hay otro condimento que condiciona la negociación. El asesor estrella Santiago, a quien el Presidente encomendó como su alter ego ante varios opositores en el despacho de Menem, podría darle el tiro de gracia a la ley. “El pibe está muy subido al caballo, es muy creidito”, lo calificaron en un importantísimo despacho del PRO, y advirtieron: “Puede ser el que te dinamite absolutamente todo”.

MC/JJD