“Me comprometí con Alberto Fernández a hacer todo lo posible para que la Argentina pueda salir de esta crisis. Queremos que el FMI le quite el cuchillo que puso en el cuello de los argentinos”. Estas fueron las palabras pronunciadas por el presidente Lula da Silva al concluir la extensa reunión con su colega argentino.
“Quiero decir que Alberto llegó preocupado. Pero va a volver mas tranquilo. Es verdad, sin dinero, pero puede volver más tranquilo a la Argentina y decirle al país que haremos todo lo posible para que puedan salir de esta crisis”, continuó Lula. Pero el párrafo que mostró cómo anda la negociación fue aquel en que el jefe de Estado brasileño indicó: “Queremos encontrar la manera para que nuestros exportadores sigan vendiendo en la Argentina”. Alberto agradeció las intenciones brasileñas y quedó formalizada una próxima reunión de ministros de Economía para avanzar en temas como las garantías de pago que ofrecería la Casa Rosada.
No se trató de un regalo para el amigo ni tampoco es una cuestión exclusivamente solidaria. Lo que estuvo en juego, en la reunión de los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Alberto Fernández, que mantuvieron en el Palacio de la Alvorada, son cuestiones de comercio exterior y, también geopolíticos, que beneficiarán a ambas partes. Al argentino le preocupa evitar un desenlace aciago de la crisis actual en el país, dominada por la elevada inflación y la falta de dólares en el Banco Central, dado que las existencias de divisas están comprometidas para el pago al Fondo Monetario Internacional. Pero al brasileño lo obsesiona la pérdida del mercado argentino, considerado clave, a dónde suelen exportar más de 200 empresas de su país, y que ahora corren el riesgo de ser sustituidas por firmas chinas.
Quiero decir que Alberto llegó preocupado. Pero va a volver mas tranquilo. Es verdad, sin dinero, pero puede volver más tranquilo a la Argentina y decirle al país que haremos todo lo posible para que puedan salir de esta crisis
Fernández viajó acompañado por el ministro de Economía, Sergio Massa; el jefe de Gabinete, Agustín Rossi; el canciller Santiago Cafiero, la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz; el embajador Daniel Scioli y el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello. Y en un Twitter desde el avión publicó: “Rumbo a Brasil a reunirme con mi querido amigo Lula y continuar fortaleciendo la alianza estratégica entre nuestros países”.
A Lula da Silva lo rodeaban su vicepresidente, Geraldo Alckmin (quien además es ministro de Industria y Comercio), su canciller Mauro Vieira, el ministro Fernando Haddad, el vice Gabriel Galípolo y el asesor internacional del presidente Celso Amorim. Es la plana mayor para las decisiones en alianzas como esta. Es que para el proyecto de Lula, la asociación con la Casa Rosada es también estratégica, sobre todo por su proyecto para la región de recuperar la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). Brasil siempre miró su entorno mayor con la idea de conformar una comunidad con los 13 países del área, con un mercado poderoso en sí mismo y muy atrayente para los bloques con los que desee negociar, como es el caso del acuerdo con la Unión Europea.
Lo que está en trámite ahora apunta a evitar el desplome argentino, porque en ese caso la Unasur tendría que esperar para mejores tiempos. Pero también hay intereses específicos. Como expresó el domingo último el viceministro de Hacienda Gabriel Galípolo: “No queremos perder espacio de exportación hacia la Argentina”. Fue luego de señalar que el mundo exportador brasileño había perdido 6.000 millones de dólares en el intercambio bilateral con los argentinos. Hoy al mediodía, en un aparte con los periodistas, el ministro Fernando Haddad justificó así la idea que los mueve: “Vamos a llevarle a nuestro presidente una solución para esto, que como es obvio deberá asegurar que nuestras empresas reciban el pago de los bienes exportados”.
Galípolo describió el mecanismo con precisión: “Se trata, en verdad, de financiamiento en reales que el gobierno le va a otorgar a las empresas brasileñas, a través del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) para que exporten insumos y mercaderías para Buenos Aires”. Haddad abundó en un detalle: estas líneas de crédito, dijo, tendrán garantías “que podrán ser ejecutadas en caso de no pago por parte de los compradores”. Y añadió: “Lo que estamos estudiando, desde enero, es la forma como Argentina dará las garantías. Estamos precisamente trabajando ese aspecto”.
El viceministro de Hacienda Gabriel Galípolo advirtió que Brasil no puede 'perder espacio de exportación hacia la Argentina'. Fue luego de señalar que se habían perdido 6.000 millones de dólares en el intercambio bilateral
Para el viceministro Galípolo hay otro problema. “Ocurre que en estas operaciones hay convertibilidad de la moneda. ¿Qué quiero decir? El comprador argentino venderá en pesos en su país y cuando tenga que pagar por la financiación obtenida de hecho desde Brasil, el dinero en pesos que obtuvo por la venta de productos en su mercado alcanzará para convertirse en suficientes reales como para pagar la deuda? En esencia, de lo que se trata es de resolver el problema de la convertibilidad a futuro de un comercio que se realiza hoy, en base a la moneda de un tercer país que es el dólar”.
El funcionario añadió que China está ganando mercado precisamente por haber viabilizado los mecanismos crediticios para que Argentina pueda importar en yuan, una reserva en moneda china equivalente a 18.000 millones de dólares. El viceministro aportó un detalle no muy conocido, al observar la estrategia de las empresas brasileñas con sede en el país para retirar los recursos generados localmente. “Es que deben pagar una alícuota de impuestos de 60%. Eso las llevó a comprar inmuebles en territorio argentino. Casi montaron una inmobiliaria”.
Para los economistas brasileños, especializados en Argentina, 'la financiación es necesaria para poder continuar vendiendo al socio. Sin esa línea de crédito, las empresas dejarán de exportar'
Para los economistas brasileños, especializados en Argentina, “la financiación es necesaria para poder continuar vendiendo al socio. Sin esa línea de crédito, las empresas dejarán de exportar”. Es el caso de Welber Barral, secretario de Comercio Exterior brasileño en el segundo gobierno de Lula da Silva, para quien sin embargo hay dificultades importantes: “Los importadores argentinos llegan a tener retrasos de hasta seis meses el pago, lo que afecta mucho el flujo de caja de nuestras empresas”. En función de esa realidad, afirman los analistas, el problema puede aparecer “si el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social establece criterios flojos para facilitar la relación comercial. En ese caso, tendrá efectos negativos para el BNDES pero también para el Banco Central”.
La cancillería brasileña indicó que este miércoles habrá una reunión en el Palacio de Itamaraty entre los respectivos viceministros, embajadora María Laura de Rocha y el embajador Pablo Tettamanti. Buscarán impulsar la implementación de los acuerdos que fueron firmados por Lula y Fernández cuando el jefe de Estado brasileño visitó Buenos Aires el 23 de enero último, pocos días después de asumir su tercer gobierno.
CC