“¡Que se metan el partido en el culo!”. El dirigente de la más estrecha confianza de Patricia Bullrich no tardó en escupir su bronca apenas se consumó el deseo de Mauricio Macri de vaciar de poder en el PRO a la ministra de Seguridad. Promediaba el mediodía de este jueves en un hotel del Abasto porteño cuando la Asamblea partidaria obturó –por orden del expresidente y flamante titular del partido– la posibilidad de que la funcionaria de Javier Milei quede al frente del órgano que tiene la potestad de firmar las alianzas electorales. El exmandatario ubicó allí a Martín Yeza, diputado nacional y exintendente de Pinamar. Mientras los representantes bullrichistas se levantaban y se iban de la cumbre, un centenar de delegados aplaudían y coreaban “¡que se vote, que se vote!”. Todo duró menos de una hora.
Con esa escena de ribetes telenovelescos, Macri y Bullrich consumaron hoy su divorcio definitivo en el seno del PRO, la principal fuerza que le permitió al libertario convertirse en presidente en el balotaje de noviembre pasado. El alcance de la ruptura aún es incierto: mientras la ministra está cada vez más apuntalada en la Casa Rosada, aún conserva cierta cuota de influencia real en la bancada amarilla en Diputados o en la Legislatura porteña, donde gobierna el primo Jorge Macri.
El quiebre podría tener un impacto a largo plazo, con el horizonte en las elecciones legislativas del 2025. No por nada ya suena el nombre de la ministra –a quien las encuestas la marcan con una buena imagen pública– como la candidata estrella por el oficialismo. Eso también podría explicar que Macri haya decidido a jugar pronto y fuerte, antes de quedar aún más eclipsado.
Tras desbancar a Bullrich y entronar a Yeza, el PRO ahora de Macri reveló un juego ambivalente. Según la orden del día, que llevó el sugestivo título de “Somos el cambio o no somos nada”, la Asamblea amarilla estableció que “el PRO no se fusionará con La Libertad Avanza”, pero a renglón siguiente estableció: “Apoyamos el gobierno de Javier Milei y todas las iniciativas que acompañan el cambio que la Argentina votó”.
Antes de la votación hubo otros movimientos llamativos. Como el que dio la senadora nacional Guadalupe Tagliaferri, ligada a Horacio Rodríguez Larreta: fue a la reunión pero abandonó el hotel antes de la definición. Argumentó que llegaba tarde a la sesión de la Cámara alta de hoy, pero dejó una nota en la que cuestionó la disputa interna entre Macri y Bullrich, casi un metamensaje del exjefe de Gobierno, ya sin relevancia interna: “No cuenten conmigo para olvidarme de nuestros principios, para andar por la vida política repleta de contradicciones. Yo estoy en el mismo lugar que siempre estuvimos. Es por eso que frente a estas dos opciones de fusionarnos o en alianza, mi postura es la abstención”, apuntó la legisladora. Otras figuras del partido no tardaron en explicitar de qué lado están, como María Eugenia Vidal, confidente de Macri: “Una nueva etapa del PRO”, tuiteó para felicitar a Yeza.
La estocada que Macri le dio a Bullrich terminaría este jueves con una postal donde se lo muestre al empresario públicamente ya como jefe definitivo de su fuerza y aún con cierto “músculo político”, supo elDiarioAR. La idea del expresidente era armar una imagen junto con Yeza y Cristian Ritondo, jefe del bloque en la Cámara baja pero también flamante titular del PRO en la provincia de Buenos Aires. Buscaban que también participen los asambleístas de todo el país que viajaron a Buenos Aires para el acto de hoy –cuyos pasajes, acusó el bullrichismo, los pagó Macri cuando todas las asambleas desde la pandemia se hacen virtuales–. Los estrategas amarillos estudiaban hacer la foto en Vicente López, el partido bonaerense que gobierna Soledad Martínez –que ocupa la vicepresidencia del partido a nivel nacional y de PBA–, y terruño del actual jefe de Gobierno porteño Jorge Macri. Pero la imagen al menos a última hora no se difundió.
“El partido de los perdedores”
“Se quedan con un partido chiquito, el partido de los amigos, el partido de los perdedores. El año pasado fueron a una interna sin sentido y perdieron por paliza”, cargó las tintas contra la jugada de Macri el exsenador Pablo Walter, uno de los incondicionales de Bullrich y quien se retiró de la asamblea partidaria, junto con otros dirigentes como Damián Arabia, Silvana Giudici, Florencia Retamoso y Juan Pablo Alan. Tras ese desplante en el hotel Abasto de la avenida Corrientes al 3100, los bullrichistas caminaron apenas una cuadra hasta la Confitería Pertutti para encontrarse con la ministra.
Tras una reunión con su círculo, donde se filmó junto a Nidia Moirano, hasta ahora presidenta de la Asamblea, explicando qué había pasado, Bullrich salió del bar para enfrentarse a los medios. Rápida de reflejos, evitó referirse a la cuestión partidaria, mientras desde la calle los peatones le gritaban loas e insultos. La funcionaria se limitó a informar brevemente un episodio que involucró esta mañana al presidente Milei: durante su acto en San Juan, la policía local detuvo a un hombre con una pistola cargada.
“No se rompe, para nada, en lo más mínimo”, afirmó luego en esa improvisada rueda de prensa sobre el posible quiebre político Arabia, uno de los diputados de mayor confianza de la ministra. “Algunos vivos quieren aprovecharse y no cumplir un acuerdo de unidad”, agregó. La queja del bullrichismo es que Macri no respetó el arreglo que habían alcanzado ambos bandos amarillos a comienzo de año: que el expresidente volvería a encabezar el partido –formalmente, el Consejo–, mientras que la ministra sería la titular de la Asamblea.
Macri pegó el volantazo porque considera que Bullrich, siendo funcionaria, “ya no es más del PRO, sino que ahora es libertaria”, consideró una fuente amarilla a elDiarioAR. El exmandatario rechazó siempre que la ministra saltara al lado de Milei sin un acuerdo programático entre LLA y PRO. Por eso esta semana, apenas días después de que la bancada apoyara sin concesiones la ley Bases y el paquete fiscal en el Congreso, comenzó a despegarse: el lunes publicó con su firma y la de Vidal un duro informe de la Fundación Pensar sobre la gestión de Milei y ayer reclamó vía Twitter que la Casa Rosada cumpla el fallo de la Corte Suprema que ordenó devolverle a la Ciudad de Buenos Aires parte de la coparticipación que le había quitado Alberto Fernández durante la pandemia.
Aunque el bullrichismo no quiere mostrar cuál será su próxima carta, está latente el cisma partidario. En la Legislatura bonaerense ya hace semanas el bullrichismo se abrió de la bancada amarilla y armó el bloque PRO-Libertad. ¿Podría ocurrir lo mismo en Diputados, donde la ministra tiene ascendencia sobre una decena de los 37 legisladores?
La pregunta por ahora queda en el aire. Curiosamente, hoy renació la cuenta de Twitter @prolibertadar con varios tuits donde se hace eco de manera calcada de la carta que Bullrich había publicado en sus redes esta mañana al borde del inicio de la Asamblea. En el texto la ministra ratificó su posición dentro del partido para incomodar aún más a Macri: “El debate que quiero dar en el PRO no es un debate de cargos, es mucho más profundo: es un debate de rumbo.â¨No vamos a dar marcha atrás. Decidimos apoyar a Javier Milei porque si el cambio no se daba ahora, nos hundíamos. Y en 6 meses ya vemos un cambio inédito, conseguido contra viento y marea”, escribió. Y cerró con la frase que buscó golpear a los asambleístas antes de que la dejaran virtualmente afuera del PRO: “No podemos quedarnos, una vez más, a mitad de camino”.
MC/JJD