Javier Milei apuesta a consolidarse como el actor central del tablero político. Es un objetivo que encierra una subtrama: obligar Mauricio Macri a adaptarse al nuevo orden o, por el contrario, convertirlo en un recuerdo de lo que alguna vez fue. Frente a ese dilema existencial se encuentra el líder del PRO, que esta mañana se mostró por primera vez convencido de la necesidad de formar una alianza con La Libertad Avanza de cara a las legislativas de este año. El gesto, sin embargo, fue respondido con indiferencia desde el entorno presidencial. “Mauricio se apuró”, deslizaron en Casa Rosada, bajándole el tono a las palabras del exmandatario.
La inédita definición de Macri llegó luego de que Milei lo desafió este miércoles a unir a unir fuerzas “para arrasar con el kirchnerismo” en los comicios de medio término de este año. Fue una declaración que agitó el avispero, justo cuando la tensión entre amarillos y violetas se encontraba al rojo vivo: la denuncia por parte del Gobierno de la existencia de una supuesta lista de empresarios kirchneristas protegidos por la AFIP durante la gestión de Cambiemos había vuelto a atizar el fuego, con las redes sociales como principal campo de batalla.
Ese juego de “policía bueno/policía malo” es la dinámica que domina esta novela, que ya lleva varios capítulos. Es que mientras Milei ofrece guiños a Macri, en línea con el respeto personal que genuinamente le tiene, los otros dos vértices de su “triángulo de hierro” buscan debilitarlo absorbiéndole dirigentes y poniendo en cuestión su legado político. Ni Karina Milei ni Santiago Caputo, el asesor todoterreno del Presidente, se muestran convencidos de la necesidad de ir a una alianza con el PRO y lo hacen saber en privado cada vez que tienen oportunidad.
“Desde el PRO siempre vamos a estar del lado de los que trabajan para terminar con el populismo, la demagogia y la falta de transparencia”, fue el mensaje que publicó Macri en su cuenta de X, dirigido directamente a su “Querido Javier”, en el que también se mostró dispuesto a “conformar un equipo de trabajo” conjunto “para defender los logros obtenidos y también avanzar en una agenda profunda de cambios y transformaciones que la Argentina aún necesita”.
Pero el expresidente no se quedó ahí. Minutos después, sacó una lista de nombres de posibles miembros de ese “equipo”, casi como si fuera un bingo político: el jefe de bloque del PRO en la Cámara de Diputados, Cristian Ritondo; las diputadas Ana Clara Romero y Silvia Lospennato; el exministro de Economía Hernán Lacunza y la intendenta de Vicente López, Soledad Martínez. “Con ellos, y los nombres que LLA proponga, podemos conformar un equipo no solo para defender los logros obtenidos, sino también para avanzar en una agenda profunda de cambios y transformaciones”, remató. En línea con la frialdad con que tomaron la propuesta de Macri, en la Casa Rosada no definieron quienes serían sus representantes.
El tuit de Macri tiene un antecedente reciente. A fines de diciembre, Milei ya le había marcado la cancha con un mensaje que el expresidente tampoco pudo ignorar: “O vamos juntos en todo o vamos separados. Trampas al electorado, no”, dijo en una entrevista con Forbes. El jefe del PRO, herido en su orgullo, se mostró abierto a un acuerdo, pero con condiciones. “Cuidar la república”, exigió en tono de superioridad moral, mientras se quejaba del “destrato” por parte del Gobierno luego de haber apoyado iniciativas clave como la ley Bases.
En la entrevista de este miércoles, Milei rebajó ese dramatismo con una ironía: “Yo también tengo matices con Milton Friedman, pero no se me ocurriría discutir que es un liberal”, dijo, con una media sonrisa. También negó querer absorber al PRO, pese a lo poco verosimil de esa afirmación. “Miren las segundas o terceras líneas que tenemos y cómo funciona el Congreso”, comentó, antes de lanzar una de sus frases más repetidas: “Yo quiero que gane la libertad. Mi único objetivo es que la Argentina se convierta en el país más libre del mundo”.
En el PRO, las aguas están divididas. Figuras como el gobernador entrerriano Rogelio Frigerio, el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro o el propio Cristian Ritondo respaldan una alianza con Milei, mientras otros, como Jorge Macri y María Eugenia Vidal, prefieren preservar una identidad propia que no los diluya en un frente común. El jefe de Gobierno porteño también tiene otra urgencia: en la ciudad de Buenos Aires, debe hacerle frente a los avances de la legisladora María del Pilar Ramírez, delegada de los Karina Milei en el distrito. La disputa por el control de este bastión político, que tendrá elecciones el próximo 6 de julio, promete ser la verdadera “madre de todas las batallas”.
El 2025 se dibuja sobre horizonte electoral que presenta más preguntas que respuestas. ¿Logrará Milei sumar al PRO sin ceder su protagonismo? ¿Conseguirá Macri ordenar un espacio dividido y desgastado, como es su partido? Generoso o pragmático, el Presidente parece dispuesto a tragarse algunos sapos con tal de construir un bloque lo suficientemente fuerte como para “enterrar” al kirchnerismo. El jefe de los amarillos, mientras tanto, busca reacomodarse en un escenario donde ya no es el protagonista, sino apenas un actor de reparto. Las cartas están echadas.
PL/MC