La CGT mantiene activas las negociaciones con el Gobierno para morigerar los artículos laborales de la ley Bases que considera regresivos en los derechos de los trabajadores, mientras prepara el documento de alerta sobre la situación social que le presentará al papa Francisco el 16 de septiembre, en lo que será la primera audiencia formal que el Sumo Pontífice le concederá a la central obrera.
Por esos dos carriles transita el presente de la organización obrera. A la espera de la reglamentación del capítulo laboral la ley Bases, y en medio del torbellino por la publicación en el Boletín Oficial del veto total a la ley de aumento de la jubilaciones, los sindicalistas sostienen conversaciones en los más altos círculos del poder con la expectativa de que sus planteos se traduzcan en cambios concretos.
Las reuniones, con extremo perfil bajo, se hicieron con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y con el asesor todoterreno Santiago Caputo. A diferencia del secretario de Trabajo, Julio Cordero, a esos dos actores los gremialistas sí le reconocen poder y margen para negociar: son los funcionarios que hablan directamente con Javier Milei.
“Nosotros queremos que nos escuchen, tenemos una visión y esperamos ser tenidos en cuenta porque creemos en una mesa de diálogo”, advierten ante elDiarioAr desde el consejo directivo de la central, donde abrevan representantes tanto del ala moderada como del sector más combativo.
En eso, los sindicalistas fueron inteligentes e incorporaron a esos encuentros con el Gobierno a dirigentes que no están en la “mesa chica”; cuanto más amplia sea la representación, mejor. Uno de esos gremialistas, jefe de uno de los gremios más atacados por el Gobierno, le dijo a este medio que la CGT no busca imponer nada sino llegar a un “acuerdo” con la administración libertaria, aún siendo conscientes de la posibilidad de “resignar” banderas en el camino.
“Sólo apostamos a una agenda de la que podamos ser parte. Los resultados serán el fruto de esas reuniones y ahí podremos evaluar”, apostó el gremialista.
¿Qué discute la CGT con Caputo y Francos? Sancionada la ley Bases, de la que los sindicalistas lograron que se retiraran la mayoría de los artículos del capítulo laboral -entre ellos el que buscaba limitar los aportes de la caja sindical–, los gremios quieren morigerar la ahora la penalización a quienes hagan asambleas y bloqueos durante una protesta, que a partir de la nueva ley sería causal de despido.
También tienen puesta la lupa sobre el punto que habilita que haya un trabajador independiente con hasta tres trabajadores autónomos a su cargo para un emprendimiento productivo, sin la debida relación de empleador-empleado. Otro artículo que discuten es la normativa que amplía el período de prueba en cualquier relación laboral, y que con la nueva ley pasaría de 3 a 6 meses, 8 meses y hasta un año, dependiendo de la cantidad de empleados.
El Gobierno, mientras tanto, escucha a los sindicalistas y al sector empresario, que también llevó su tanda de propuestas para la reglamentación de la reforma laboral. La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), por ejemplo, le propuso a Cordero sustituir el fondo de cese laboral que rige en la UOCRA, y que el Gobierno quiere aplicar en todas las actividades, por un “seguro privado para solventar la suma que libremente se pacte entre las partes para el supuesto de desvinculación por mutuo acuerdo”.
También propone la CAME que la figura del “trabajador independiente” con hasta tres empleados a cargo sólo pueda utilizarse “cuando la actividad esté comprendida dentro de un convenio colectivo de trabajo” y bajo la órbita de la Secretaría de Trabajo.
Del Congreso al Vaticano
Más allá de la negociación por la reforma laboral, la CGT está preocupada por lo que considera un avance “antisindical” del gobierno de Milei y sus aliados parlamentarios como el PRO y la UCR. “Hay muchos proyectos en el Congreso contra las asociaciones sindicales, y por eso estamos tendiendo puentes con el poder político en el Congreso”, advierten.
Fue en ese ámbito que, la semana pasada, los jefes sindicales Héctor Daer (CGT) y Hugo “Cachorro” Godoy (CTA Autónoma) se manifestaron en contra de la larga serie de proyectos de reforma sindical presentados por el PRO, la UCR y La Libertad Avanza (LLA), entre otros bloques, y que incluyen modificaciones como el fin de la reelección indefinida de los secretarios generales; ficha limpia para los gremialistas; eliminación de cuotas solidarias compulsivas; cupo de género e incompatibilidad con cargos en clubes de fútbol.
Daer, Godoy y otros sindicalistas hablaron ante la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados, donde el jefe cegetista dijo que los proyectos del oficialismo y sus aliados buscan “debilitar al movimiento sindical argentino” que es un “orgullo porque es uno de los más representativos de la región y del mundo”.
De este y otros temas la CGT dialogará con el Papa el 16 de septiembre en Roma, en un encuentro que fue motorizado por el propio Daer. Por una afinidad en la “visión de mundo”, los sindicalistas saben que se volverán con el apoyo de Jorge Bergoglio.
La central obrera le entregará al Sumo Pontífice un duro documento sobre la situación social y económica del país y el presente de los trabajadores, con una devaluación del 120 por ciento, quita de subsidios al transporte y los servicios públicos, caída de los puestos de trabajo y una reforma laboral regresiva, entre otros puntos. Según los datos del Observatorio Social de la UCA, la pobreza está en Argentina en torno al 55%, una cifra que arroja el máximo en los últimos 20 años.
Además de Daer, a la reunión irán el cosecretario Pablo Moyano, disconforme con el modo dialoguista; Andrés Rodríguez (UPCN); Gerardo Martínez (UOCRA); José Luis Lingeri (Obras Sanitarias); Rodolfo Daer (Alimentación): Maia Volcovinsky (Judiciales) y Marina Jaureguiberry (docentes privados). Al cierre de esta nota la mesa chica de la central no podía confirmar la presencia de Carlos Acuña, el tercer cosecretario del triunvirato.
El Papa ya había recibido en junio a un contingente sindical en el que sobresalió Juan Pablo Brey, secretario general de Aeronavegantes, que logró la foto con el Sumo Pontífice con la bandera de Aerolíneas Argentinas en medio del debate legislativo de la ley Bases. Creer o reventar, la posibilidad de privatización de esa empresa estratégica fue retirada del proyecto oficial.
De todos modos, el sector combativo de la CGT, que encabezan Pablo Moyano y kirchneristas como Sergio Palazzo (La Bancario) y “Paco” Manrique (SMATA), cree que la comitiva que viajará a Roma es “un rejunte”. “La conducción sigue sin hacer nada: los cagaron a palos a los viejos y mandaron un comunicado, es vergonzoso”, reprochan por lo bajo.
De esta manera el ala dura de la central obrera cuestiona la reacción del ala moderada tras la represión que sufrieron los jubilados durante la protesta del miércoles último. En efecto, ese mismo día por la noche la conducción de la central emitió un documento en repudio. En el ala dura hablan ante elDiarioAr sin medias tintas: “¿Ahora somos todos cristianos? ¡Pintate la cara de guerra! ¿Qué le van a preguntar al Papa? ¿Si podemos hacer un paro?”, se quejan.
Esa reacción destemplada ante las iniciativas de la CGT está motivada por lo que el sector más combativo identifica como falta de acción de la mesa chica, proclive a acompañar a todos los gobiernos. A tal punto que, según reconocen en esa fracción, “muchos se sienten más identificados con la protesta civil que con la gremial”.
Es ese punto el que lleva a que las reuniones de consejo directivo de la CGT sean más de “catarsis” que de otra cosa, según confía ente este medio un sindicalista que se sienta a esa mesa. Muchos secretarios generales exponen sobre la realidad de sus gremios y quedan a la espera.
La política puertas adentro
La conducción de la central define sus pasos lejos del kirchnerismo, desde donde se emiten señales propias: Cristina Kirchner se reunió el 16 de agosto en La Bancaria con un puñado de sindicalistas afines, entre quienes estuvieron Palazzo, Manrique y Abel Furlán (UOM), y la semana última recibió en el Instituto Patria a la UTEP, la organización de trabajadores de la economía informal, que le expusieron sobre la situación en los barrios. Un mensaje claro contra “los Gordos”.
Por el momento, la CGT tiene prevista una reunión de consejo directivo –o con las regionales de cada gremio, según lo que se defina–, para contar sobre la actualidad de las negociaciones con el Gobierno y ratificar que “no es momento de llevar adelante otra medida de fuerza” después de los paros del 24 de enero y el 9 de mayo. Esa es la postura que se impone pese a los reclamos de Pablo Moyano y compañía. Tal vez la reunión con el Papa destrabe un nuevo posicionamiento.
DM/NP