Crónica

Un salón de fiestas, barras de Lafe y bajada de línea libertaria en La Matanza: “Espinoza nos chupa un huevo”

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Los dos hombres +60, uno con bastón, anteojos, jogging, sandalias y medias; el otro con muleta, el jean gastado y una mirada extrañada, apenas entran en los banquitos de madera que llevan de acá para allá. Primero se acomodan para hacer tiempo en la esquina del pasaje Dardo Rocha al 2000, centro de San Justo, corazón de La Matanza. Al rato se mueven al frente de la puerta del salón de eventos privados que está a mitad de cuadra. Finalmente terminan en el patio del local de fiestas, soportando cómo retumba en ese espacio de tres por cuatro una batucada de Lafe que llegó para demostrar que los libertarios tienen agite en el oeste y hacer un poco de ruido en este acto mileísta de bolsillo un miércoles por la tarde en la capital del peronismo. “Javier Milei Laferrere”, una remera que dice.

Lo que podríamos llamar la militancia libertaria de La Matanza entra al salón separados en listas por su localidad que maneja una recepcionista: ya dijimos San Justo y Laferrere, pero también Ramos Mejía –“Ramos” para los amigos–, Ciudad Evita, Gonzalez Catán –“Catán”–, Lomas del Mirador, Isidro Casanova –“Casanova”–, Virrey del Pino. A mi me toca Rafael Castillo –“Castillo”–, pero avisan: “Es el periodista”. Una vez adentro, las bolas de cristal y las luces de boliche se confunden con El Revelde de La Renga. En la pared se proyectan un Google Maps con todos los reclamos de los vecinos que levantaron los tres concejales mileístas en sus primeros seis meses en el cargo: asfalto, saneamiento, semáforos, luminarias. 

Sebastián Pareja entra al acto con el lugar a tope. ¿Llega a haber mil personas? Seguro si el DJ pone música sería un quilombo. Hay aplausos, que parecen ensordecedores con los bombos y redoblantes que llegan desde el patio del fondo. El titular de la Secretaría de Integración Socio Urbana (SISU) de la Nación no está acá para anunciar algún plan de obras para las barriadas del distrito, sino para demostrar que es el hombre del Gobierno que pisa fuerte en el conurbano: acaba de ser ungido como presidente del flamante partido La Libertad Avanza en Buenos Aires. Él va a mencionar a Milei, pero no a Karina El Jefe, a quien reporta a diario. “El presidente”, le dedica micrófono en mano Luis Ontivero, el coordinador libertario en el partido que tiene tanta gente como una provincia: 1,8 millones de habitantes. 

Pareja vino hasta acá a bajar línea. Vino a ordenar la tropa y reforzar “los fierros” que tuvo la campaña pasada mirando al 2025. Ya está reclutando fiscales para el año que viene porque sabe que el distrito es la clave de la elección legislativa. Es una carrera cuesta arriba: ya no habría un Milei en la boleta –al menos que Karina de la sorpresa y salte al ring– y tiene el aparato de Fernando Espinoza y el PJ en contra. En el balotaje el tigrense Sergio Massa le sacó casi 200.000 votos al “león”: 61,19% versus 38,8%, 478.833 sufragios contra 303.672 sufragios.

Ordenar la tropa significa en concreto que ahora Ontivero tendrá arriba suyo a los coordinadores de LLA en la Tercera Sección Electoral, que abarca todo el sur del conurbano. Entre los libertarios se están dando cuenta que este territorio donde el olor a pueblo sabe a peronismo necesita de muchas manos para coserse. Las espadas de Pareja son Fabricio Martínez y Juan Osaba. “Ahora tenemos más presión y desafío”, admite Ontivero, un docente que se reconvirtió en dirigente cuando militaba en el PRO local que comanda el diputado nacional Alejandro Finocchiario. 

Pareja conoció a Ontivero en el 2020 en una reunión en González Catán, mate y facturas de por medio. Crecieron a la par del fenómeno Milei, que debutó en política con las legislativas del 2021. El año pasado ya Ontivero era llamado desde el mismísimo Hotel Libertador para reportarle a Pareja y Karina “cómo iba la cosa” en La Matanza. Entiende que el distrito “es la temperatura” de la provincia, o al menos del rival a vencer. 

El acto es corto pero conciso. Empieza con el himno y ahí nomás rompe el hielo Ontivero: “Tenemos que estar preparados para fiscalizar el proceso del año que viene. Sino nos vamos a quedar cortos”. Va al grano, habla fuerte, corta el aire con gestos de la mano. Promete que en noviembre habrá un acto más importante en Castillo, bien en La Matanza profunda, Ruta 3 al fondo. “Cada referente y jefe de área en el territorio tiene el desafío a diario de organizarse políticamente”, dice. El número mágico para soportar una elección despareja en La Matanza son unos 3.500 fiscales y 450 responsables de escuela. 

En el balotaje ese número en el distrito llegó gracias al aporte del PRO –“se alinearon en el acto”, reconoce Ontivero–, pero no está tan definido que haya un acuerdo Milei-Macri para armar las boletas en las legislativas. Patricia Bullrich ya está adentro, pero el jefe amarillo debería aceptar la conducción del violeta. ¿Qué va a hacer Diego Santilli? Entre los libertarios hay hambre de comerse a los macristas: “Vamos a ir a buscar los votos del PRO. Acá tendrán unos 10 o 12 puntos”, dice el referente. En las generales de octubre en el distrito, Milei le ganó a Bullrich por 22,56% a 16,60%. Massa arrasó con el 53,21%. “La dificultad de La Matanza es que es una provincia en sí misma”. 

Pareja toma el micrófono, agradece la invitación y también a los invitados especiales: no está el cumbiero El Dipy, que fue candidato a intendente –sacó 23 puntos, menos que el tercio que había conseguido Milei–, pero sí aparece en escena Leila Gianni, subsecretaria Legal del ministerio de Capital Humano.

La exkirchnerista que “la vio”, espada de Sandra Pettovello para enfrentar a las organizaciones sociales y retener el alimento en los depósitos oficiales, está sentada en una silla rodeada de otros funcionarios de la cartera, como buscando el perfil bajo. No va a hablar en el acto, pero tampoco nadie le va a reclamar que reparta la comida, pese a que el municipio más populoso del país tiene malos índices sociales: más de la mitad de la población está bajo la línea de la pobreza y existen más de 130 asentamientos precarios. 

Pero volvamos a Pareja. Desensilla toda la narrativa anti-casta posible: “A mi mucho tiempo me dio vergüenza decir que era político, porque en la Argentina ser político es una vergüenza, pero hoy estamos tratando de revertir esa situación gracias a un tipo como Javier Milei que en soledad se paró frente a los diputados y senadores y les dijo que eran una ratas”, remata. Habla como político y podría decirse que anda como casta: lleva traje y zapatos, llegó al lugar en un auto blanco con chapa oficial.

“Este tipo nos motiva a todos a decir que somos políticos y vamos a cambiar La Matanza, cambiar la provincia y cambiar la Argentina”, arenga. La gente corea Mataaaanza/Mataaaanza. “Este no es un paso fugaz por el poder. Esta es una batalla cultural”, asegura Pareja. Aspira a ser el próximo gobernador pero no lo dice para sí mismo, busca convencer con un nosotros. Para esa instancia del 2027 necesita acomodar muy bien sus fierros en el 2025, porque Pareja es un operador/funcionario de muy bajo perfil. Es conocido en el círculo rojo, pero no entre la gente de a pie. Por eso hay quienes en la Casa Rosada quieren ubicar a José Luis Espert, mucho más mediático, pero sin estructura: “Son él y Mechi, la esposa”, se escucha de un armador del “parejismo”, si existiese ese ismo. “Aparte es un traidor, si fue candidato a senador por Larreta”, agrega. La tensión está latente. 

Pareja le dice a los suyos que entiende “que la tarea es difícil”. Pero retruca: “Yo veo resultados: no hay piquetes por cualquier cosa y el clientelismo ha desaparecido”. No habla de la inflación, la recesión, la caída de Milei en las encuestas, pero alienta a que sus referentes hablen “con franqueza” en las caminatas por el distrito. “Aunque la respuesta sea una cagada, no hay que dejar colgada a la gente”, remarca: “Esta es una batalla de largo aliento, puede tener en el camino mil derrotas electorales, pero no puede tener brazos caídos”. 

Sería sorprendente si LLA da el batacazo en el distrito, porque ni siquiera cuando el kirchnerismo perdió en otras elecciones –como las legislativas 2021 o las ejecutivas 2015– perdió también en La Matanza. Desde 1983 el peronismo acá es amo y señor. Matanza y peronismo son sinónimos. Pareja, entonces, cuando se le acaban los argumentos políticos, se mete de lleno en el barro. Va al hueso con filosofía popular para cristalizar lo que los libertarios creen de su rival a vencer y despierta otra vez aplausos y el ruido de batucada: “Venimos a La Matanza a decirle a Espinoza que nos chupa un huevo”. 

MC/DTC