Santiago Caputo tuvo una fuerte discusión en Diputados en aquellas semanas de comienzos de año cuando el Gobierno negociaba la primera versión de la ley Bases. Dentro del despacho de Martín Menem, estuvo cerca de pasar de lo verbal a lo físico con un legislador que igualmente acompañó a La Libertad Avanza en su fracasada iniciativa parlamentaria. El viernes pasado, con la foto de la caída del DNU en el Senado y en medio del intento de reflotar aquella ley –aunque mucho más acotada–, el asesor estrella de Javier Milei pareció dejar de lado el traje de mandamás electoral. Con una predisposición más dialoguista, participó sigilosamente en la reunión que encabezó el ministro Guillermo Francos con diputados del PRO en Balcarce 50. Tácticamente evitó mostrarse en la foto que se difundió después.
El movimiento de Caputo revela que el Presidente al menos tomó nota de que si no abre una negociación política en términos menos beligerantes con los opositores blandos, su megadecreto 70/2023 puede correr en Diputados la misma suerte que en la Cámara baja. Confía en que tiene un panorama más favorable porque el hemiciclo de la Cámara baja es mucho más variado y los votos están más divididos. Por eso comenzó a hacer lo que no hizo en el verano: hizo circular entre la oposición y los gobernadores la nueva ley ómnibus y el paquete fiscal. Es decir que la suerte del DNU está atada al derrotero de los proyectos legislativos.
Milei planea “dormir” todo lo que pueda la votación por el DNU mientras profundiza el debate de esas reformas estructurales. Los gestos hablan por él: además de convocar al PRO y a la UCR el viernes, este lunes irán a la Rosada Miguel Pichetto y Emilio Monzó –referentes del heterogéneo Hacemos Coalición Federal–. En paralelo, a comienzos de esta semana también se conformará una batería de comisiones en Diputados, la primera ventanilla donde se negocian las leyes. El dato es que muchos de los cuerpos de trabajo podrían ser encabezadas por la oposición cercana, supo elDiarioAR.
Habrá un intercambio de favores. El PRO ya presentó proyectos de ley “espejo” del capítulo laboral del megadecreto, justamente el que está actualmente suspendido en la Justicia y espera una decisión final de la Corte Suprema. También el radicalismo y los federales habían aconsejado al oficialismo repartir el DNU en distintos proyectos de ley. El argumento es que así se lograría “seguridad jurídica”. En la UCR y HCF están de acuerdo con el fondo del decretazo, pero no con la forma.
“Van entendiendo cómo es la cosa”, comentó un operador parlamentario sobre el cambio de piel de los libertarios. “Tratamos de acercarle al Gobierno la fórmula de cómo hacer para que pasen las leyes y hubo buena predisposición”, dijo un diputado que estuvo en el cara a cara con Francos y Caputo el viernes. Esa “fórmula” es abrir el juego de la negociación y, por consiguiente, bajar los niveles de confrontación. En ese marco, para el legislador consultado, la Casa Rosada debería “patear” lo más posible la votación por el DNU y abocarse a construir mayorías que le avalen las dos leyes estructurales. “Todos creemos que esta vez van a negociar, pero nunca se sabe…”, compartieron en uno de los despachos más influyentes de HCF.
La agenda que se avizora en el oficialismo va en ese sentido: los borradores de la nueva ley Bases y el paquete fiscal –que incluyen reformas tributarias de peso como es la restitución de Ganancias– significarían conversaciones con gobernadores y bloques minoritarios durante la semana. Recién después de ajustar ese ida y vuelta se enviarán a Diputados los proyectos de manera formal. Hasta el fin de semana XXL de Semana Santa habrá muchos movimientos.
Por más que estén envalentonados tras el rechazo en el Senado, tampoco en la oposición dura del kirchnerismo y la izquierda se apurarían en pedir una sesión especial para voltear el DNU. Juntos Unión por la Patria y el FIT suman una base en contra al decreto de 104 bancas, a los que se sumarían 11 radicales díscolos, referenciados tanto en Facundo Manes como del senador Martín Lousteau. Pero aún necesitarían sumar 14 voluntades para alcanzar la mayoría de Diputados.
Cálculos realizaron por elDiarioAR en base a consultas fuentes y a la foto que dejó la Cámara alta, suponen que se plegarían al rechazo los dos diputados que responden al gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal, y también un grupo de los 23 legisladores del bloque de Pichetto, como son los socialistas de Santa Fe, Margarita Stolbizer y los cordobeses Natalia de la Sota y Juan Brügge. Así la negativa podría rozar los 125 votos.
En cerrado apoyo al DNU el Gobierno tendría como piso un centenar de votos. Allí están los 40 libertarios, los 37 del PRO, 17 diputados radicales abroquelados detrás de Rodrigo de Loredo, Pichetto y afines, y los legisladores tucumanos. Podría pensarse que la bancada de Carolina Píparo –tiene dos votos– también acompañaría a Milei, pero este medio supo que el destrato personal que sufrió la excandidata a gobernadora por parte del Presidente le sumó una complejidad a su decisión. Lo mismo pasa con Ricardo López Murphy, a quien el jefe de Estado ubicó del lado de los “traidores” tras la ley Bases.
Otros indecisos cobran especial atención para buscar apoyos circunstanciales, así como los diputados que responden a varios de los gobernadores. Es una pecera de unos 30 votos. En el primer grupo aparecen radicales “sin tierra” como es el mendocino Julio Cobos, enfrentado a Alfredo Cornejo, o el correntino Manuel Aguirre, que no responde a Gustavo Valdés. También es una incógnita cómo jugaría Martín Tetaz. Tampoco es del todo claro el posicionamiento de los cuatro diputados de la Coalición Cívica de Elisa Carrió, aunque tienen reparos con las formas de Milei. El miércoles de hecho impulsaron un nuevo cálculo para las jubilaciones que obligó al oficialismo a reaccionar justo a tiempo: concedió a la UCR la comisión de Previsión Social y reconoce atar los aumentos a la inflación, pero aún diferencias sobre cómo “empalmar” el ajuste sobre los primeros meses del año.
Sirvió en esa contraofensiva libertaria el diálogo abierto con los mandatarios provinciales, ahora enmarcado en el pomposo Pacto de Mayo. En el fondo, sin embargo, lo que quieren los gobernadores es sustentabilidad financiera. Caído el DNU en el Senado y necesitado el Gobierno el apoyo para la ley Bases, sus votos se volvieron “más caros”. El caso singular es el de los dos cordobeses que responden a Martín Llaryora: Ignacio García Aresca y Carlos Gutiérrez.
El gobernador ya le tendió una mano a Milei, pese a haber sido el verdugo de la primera ley Bases: además de ordenar que ambos diputados no bajen al recinto el miércoles, la senadora Alejandra Vigo se abstuvo sobre el DNU. “La cuestión ahora es si Milei está dispuesto a negociar con Llaryora, al que maltrató hace unas semanas nomás”, puso como reparo una fuente del cordobesismo. El juego del gobernador podría impactar en otro coterráneo como es Oscar Agost Carreño –que preside el PRO local pero es espada en HCF– o el bonaerense Florencio Randazzo.
También Rogelio Frigerio tiene influencia en algunas fichas legislativas. Francisco Morchio tampoco bajó al recinto el miércoles pasado. La palabra del entrerriano tiene eco en Emilio Monzó y Nicolás Massot, que no quieren el DNU como instrumento, sino que las reformas vayan por ley. Ese par puede a su vez incidir en el bloque de Innovación Federal, que tiene a ocho legisladores que responden a los gobernadores “independientes” de Salta, Gustavo Sáenz; Misiones, Hugo Passalacqua, y Río Negro, Alberto Weretilneck. En el Senado hubo votos repartidos entre el rechazo y la abstención frente al DNU. Otros apoyos sueltos podrían surgir de las negociaciones de la Rosada con el sanjuanino Marcelo Orrego, el neuquino Rolando Figueroa y el chubutense Nacho Torres. “Los gobernadores ahora tienen más poder para negociar”, aventuró una fuente al tanto de las negociaciones, y apuntó: “Ahí va a estar la clave sobre el decreto y las nuevas leyes”.
MC/JJD