El tribunal validó el acuerdo de Marijuan con Fariña y sentó un precedente sobre los arrepentidos

Las condenas en el juicio oral y público contra el empresario Lázaro Báez y otros 26 imputados por el lavado de unos US$60 millones sentó varios precedentes, entre ellos para el futuro judicial de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, pero también para los arrepentidos de casos de corrupción y lavado de activos, según explicaron a elDiarioAR fuentes judiciales que intervinieron directamente en el veredicto. 

El Tribunal Oral Federal número 4 validó por mayoría el acuerdo de colaboración de Leonardo Fariña alcanzado con el fiscal de primera instancia Guillermo Marijuan y, de esta manera, fijó una posición sobre el alcance en un juicio oral y público de la figura del arrepentido, un rol sobre el que gira la causa de los cuadernos de corrupción en la obra pública, cuyo juicio está pendiente y tiene entre los acusados a Fernández de Kirchner, exfuncionarios y a algunos de los empresarios más poderosos. No obstante, Fariña fue condenado a cinco años de prisión.

El acuerdo fue validado por los jueces Néstor Guillermo Costabel y Adriana Palliotti. En disidencia, la jueza Gabriela López Iñíguez dejó trascender en un texto que circuló entre sus colegas y allegados y al que accedió este medio que el “polémico arrepentido Leonardo Fariña” había hechos “aportes concretos y verosímiles al esclarecimiento de algunos hechos” pero que esos aportes “deben ser analizados detalladamente y con sumo cuidado”. “Es este, en mi opinión, y en este caso en particular, un aspecto muy delicado”, dijo la jueza.

La reducción de la pena corresponde a su colaboración en algunos de los aspectos que aportó a la investigación.

En el juicio contra Báez, Fariña era uno de los principales imputados y el único que confesó su rol en la maniobra. El resto se declaró inocente. El exesposo de la modelo Karina Jelinek llegó al juicio luego de haber firmado un acuerdo como imputado colaborador durante la instrucción de la causa, en 2016, que fue central durante la investigación, pero el tribunal debía evaluar si realmente aportó todas las pruebas requeridas para que ese acuerdo siga en pie.

Fuentes judiciales, de la acusación y abogados defensores sostenían que Fariña no pudo corroborar al menos uno de los cuatro puntos de su colaboración como imputado con Marijuan: la conexión entre el origen del dinero lavado en la maniobra y la corrupción en la obra pública. Sin embargo, de acuerdo al fallo, el tribunal ratificó este miércoles su acuerdo, tal como aclaró en la lectura de la sentencia el juez Néstor Guillermo Costabel, al reducir de ocho a cinco años la pena que entendió que le correspondía por su participación en la maniobra. Era el mismo planteo que había realizado el fiscal del juicio, Abel Córdoba. 

Sacó unas notas escritas y detalló hechos sobre los que no pudo acreditar haber sido partícipe o testigo directo.

“La reducción de la pena corresponde a su colaboración en algunos de los aspectos que aportó a la investigación. El acuerdo queda validado, en principio”, explicó una fuente del tribunal a elDiarioAR. La Cámara Federal de Casación y la Corte Suprema podrán revisar eventualmente la decisión de los jueces si los recursos de las partes así lo plantean, explicó la fuente consultada. “Aunque no se haya corroborado el 100% de la información aportada por Fariña, no está acreditado que haya mentido y por eso queda validado su acuerdo de colaboración”, amplió otra fuente del tribunal. 

Los abogados de los principales imputados estaban a la espera del destino de Fariña, quien catapultó a los Báez y sus principales colaboradores hacia el juicio oral y público durante el gobierno de Mauricio Macri. Esperaban que su acuerdo fuera invalidado. “Después de esta sentencia, podría haber consecuencias para Fariña”, había dicho la abogada de Báez, Elizabeth Gasaro, a este medio. José Manuel Ubeira, abogado de Federico Elaskar, exdueño de la financiera SGI, dijo a este medio que el caso “puede ser un gran precedente para el juicio de los cuadernos” porque ponía la lupa sobre el peso que caería sobre Fariña por no haber probado todos los dichos que le permitieron acordar la colaboración.

La cárcel y la prueba

Fariña estuvo unos dos años preso por una causa de evasión impositiva, pero tras declarar como arrepentido en esta causa salió de la cárcel. Esta condena vuelve a acercarlo a la prisión, ya que en el mejor de los escenarios, el colaborador podría pasar otros tres años detenido, explicó una fuente directa del caso. La defensa evaluaba apelar una parte de la sentencia en su contra, en especial lo relacionado a la pena, según una fuente allegada al acusado. La pena no comenzará a ejecutarse hasta que la condena quede firme en la Corte y el máximo tribunal no tiene plazos.

En abril de 2013, el programa Periodismo Para Todos (PPT) emitió el informe que tituló “la ruta del dinero K”. La presentación incluía una cámara oculta a Fariña, quien definió a Báez como “el jefe” y dijo que había armado la estructura societaria para lavar dinero proveniente del Estado y del empresario patagónico. “Yo lo armé”, dijo Fariña, y contó que Báez lo desplazó de su función tras su casamiento con la modelo Karina Jellinek y su exposición mediática, incompatible con el bajo perfil que cultivaba el dueño de Austral Construcciones. Entonces, dijo que Báez lo sustituyó por el contador Daniel Pérez Gadin, señalado luego como el cerebro financiero de la maniobra y condenado este miércoles a ocho años de prisión como co-autor del delito de lavado agravado. 

Tras la emisión del programa, Fariña quedó imputado en la investigación en 2013. En abril de 2016, cinco meses después del cambio de Gobierno, declaró como arrepentido en la instrucción de la causa y firmó un acuerdo como imputado colaborador, el primero en un caso de corrupción, incluso antes de la entrada en vigencia de la nueva ley de octubre de 2016. Hasta entonces, sólo se admitían colaboradores en casos de narcotráfico, pero la declaración de Fariña tuvo su curso porque el caso Báez quedó asociado a una supuesta usina de facturas apócrifas vinculada a un sospechoso de tráfico de drogas en Bahía Blanca. 

Encuentro con Garavano

La defensa de Báez, entre otras, consideró “guionado” el relato de Fariña en 2016 por el entonces ministro de Justicia, Germán Garavano. Al respecto, puntualizó una reunión del arrepentido con el funcionario. Fariña admitió un encuentro en junio de ese año. “La reunión fue sola y exclusivamente porque Garavano es (era) la máxima autoridad del organismo que tiene a su cargo el programa de testigos protegidos. La reunión fue el 28 de junio de 2016, y se la pedí por (medio de) un periodista, porque estaba disconforme con algunas condiciones de mi alojamiento y no tenía contacto con él”, declaró el colaborador tres años más tarde en el marco del juicio oral. A su vez, fuentes de la gestión de Garavano -hoy un hombre de consulta de Macri en sus causas judiciales- dijeron a este medio a principios de febrero que el exministro se había reunido con Fariña en el marco de su incorporación al programa oficial de testigos protegidos.

El fiscal Córdoba reconoció el aporte de Fariña a la investigación, pero muy cerca de la fiscalía explicaron que si bien el exallegado a Báez permitió individualizar bienes y hechos clave de la maniobra, no pudo aportar pruebas sobre la supuesta conexión directa entre la corrupción y el dinero enviados a cuentas suizas. “Cuando se lo interrogó en el juicio sobre esta cuestión, respondió que había hecho su propia investigación y se lo habían explicado otros empresarios, pero no los pudo individualizar para que sean citados a declarar. 

El efectivo quedaba en las financieras y se compensaba con movimientos entre cuentas de otros clientes de las cuevas hacia las cuentas de Báez.

Durante la instrucción del caso, al momento de declarar como arrepentido ante el juez Sebastián Casanello, Fariña pidió leer parte de su versión, según explicó una fuente judicial que presenció la audiencia. “Sacó unas notas escritas y detalló hechos sobre los que no pudo acreditar haber sido partícipe o testigo directo, y se referían a un supuesto plan sistemático de corrupción en la obra pública”, contó uno de los presentes en aquella declaración de 2016.

Sin embargo, su aporte fue central para acreditar el rol de Lázaro Báez en la maniobra y para probar cómo el dinero lavado salió del país, ya que identificó a las financieras de la city porteña que habrían participado de la maniobra, de acuerdo a las mismas fuentes, y que conducían a bancos extranjeros, en especial a bancos suizos. Los dichos de Fariña se basaron en hechos en los que había participado y se corroboraron con la documentación obtenida luego de los allanamientos a esas “cuevas” durante dos semanas, ordenados por Casanello.

“El dinero nunca viajó físicamente, hasta donde se pudo determinar. Se realizaban transferencias de cables a través de estas cuevas. El efectivo quedaba en las financieras y se compensaba con movimientos entre cuentas de otros clientes de las cuevas hacia las cuentas de Báez”, recordó a principios de febrero una fuente que analizó la documentación secuestrada en los operativos en la city.

ED