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Tanto si somos amantes del café encapsulado como si recurrimos a él solo en momentos desesperados, no estamos solos. En la mayoría de las cocinas españolas hay una cafetera de cápsulas, un invento que ha revolucionado nuestro modo de tomar café y que nos salva cuando se nos quedan pegadas las sábanas. Por no hablar de las oficinas o salas de espera.
Aunque nos rindamos a sus encantos con mayor o menor frecuencia, no se escapa que -por ejemplo- tan sólo en España se consumen esas 40.000 toneladas de cápsulas al año, según la Federación Española del Café, y que tienen un impacto ambiental. En teoría “son reciclables”, aunque en la práctica no lo son tanto: estas cápsulas tan coloridas están fabricadas con una mezcla de tres materiales (aluminio, plástico y papel), que dificulta horrores su tratamiento en las plantas de reciclaje convencionales.
Sabemos que la molienda al instante resulta el modo más sencillo de evitar tanto plástico y residuos, y también que es más aromática. Si aún así no podemos resistirnos, hay modos de reducir el impacto del café encapsulado, como hacernos nuestras propias cápsulas de café. Y, para evitar que acaben en el vertedero, aquí van cuatro usos divertidos, sencillos y prácticos a todas esas cápsulas de café.
1. Colgadores de plantas pequeñas hechos con cápsulas de café
Podemos aprovechar el colorido de las cápsulas de café para fabricarnos bonitos colgadores para plantas pequeñas, como suculentas o pequeños cactus. Es tan fácil como perforar un par de orificios simétricos cerca del borde, atravesarlos con una cuerda bonita y fina, como un cordón de cáñamo o de yute, y anudar tanto las cuerdas de los orificios como los extremos libres para poder colgar la cápsula de un gancho.
Eso sí: para evitar que la tierra y el agua de riesgo acaben en el suelo, conviene utilizar dos cápsulas encajadas una dentro de la otra en lugar de una sola: a la cápsula exterior la taparemos los orificios de la base con un poco de celo (por dentro) o con unas gotas de pegamento. Solo queda rellenar nuestros minimaceteros hechos con cápsulas de café con tierra de jardinería y una planta pequeña, ¡y listos para colgarlos de la pared! Hay más: aquí te contamos otras ideas caseras y bonitas para colgar plantas y llenar tu salón de vida vegetal sin apenas ocupar espacio.
2. Cómo ordenar el escritorio con cápsulas de café
Si necesitamos ordenar los cajones del escritorio y buscamos una solución sostenible y además gratuita, ¡aquí vienen esas cápsulas de café usadas al rescate! Estos pequeños envases de colores resultan estupendos para organizar objetos de pequeño tamaño que rondan nuestros escritorios y oficinas: clips, chinchetas, gomas de borrar y demás. Y no implica coste ni para el planeta ni para nuestros bolsillos.
3. Hazte una guirnalda con las cápsulas de café
Las guirnaldas sobreviven más allá de fiestas y navidades, y se imponen como un complemento de decoración cálido y acogedor para nuestras casas durante todo el año: colgadas de las paredes, de los marcos de puertas y ventanas, y hasta como adorno del cabecero de la cama o para la terraza.
Pues bien: un puñado de cápsulas de café resultan geniales para construirnos una guirnalda sencilla, ¡y la tendremos lista en menos de media hora! Solo necesitamos sacar del armario las viejas guirnaldas navideñas, un cuchillo y varias decenas de cápsulas de café usadas: el número exacto dependerá del tamaño de la guirnalda y de la cantidad de luces.
Primero abrimos y retiramos la tapa superior de aluminio y cortamos una x en la base de cada cápsula: nos servirá para pasar por ella las bombillas. ¡Y lista nuestra colorida guirnalda con cápsulas de café!
4. Semilleros con cápsulas de café: mini jardín en la cocina
Ni jardín ni tan siquiera una terraza. Todo lo que necesitamos para empezar a cultivar nuestra propia comida en casa es una ventana, ¡y algunas cápsulas de café usadas! Estos recipientes poseen el tamaño perfecto para sembrar nuestras propias lechugas caseras y hasta para comenzar una pequeña planta de aromática, como la albahaca o el tomillo.
Eso sí: recordemos regarlas con cierta frecuencia, ya que los recipientes pequeños no tardan en perder la humedad y se seca antes la tierra.
ESM