Durante mucho tiempo fue considerado “el patito feo” de la música argentina, un género marginado. Quizá porque siempre fue muy popular y lo bailaba la gente humilde. Pero hoy el chamamé fue declarado patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO y todas esas consideraciones, que ya venían cambiando un poco en los últimos años, quedaron definitivamente atrás. El chamamé alcanzó el status del tango y ahora representa a la música argentina en el mundo con su misma altura aunque, claro, su propio lenguaje musical.
La UNESCO reconoció al chamamé dentro de “las prácticas, expresiones, saberes o técnicas transmitidos por las comunidades de generación en generación”, lo que implica que recibirá el apoyo de los estados miembros para su salvaguardia.
“Pienso que el pueblo chamamecero se merecía esta premiación”, dijo desde París a elDiarioAR el guitarrista Rudi Flores, quien junto a su fallecido hermano Nini integraba uno de los dúos más innovadores del género. “Es una forma de reconocer toda su tradición, toda su historia, a toda nuestra gente que supo mantener a través de las generaciones vivas todas esas expresiones que forjaron nuestra identidad”.
Pienso que el pueblo chamamecero se merecía esta premiación
“Estamos felices. Es una alegría y un bello reconocimiento a un universo que vale la pena prestarle atención”, dijo, por su parte, el Chango Spasiuk, uno de los cultores más conocidos del género tanto en Argentina como en el mundo. “Me pone feliz por los pioneros, por la gente que ha sentido tanto tiempo la marginación. Y creo que es una invitación a mirarnos una vez más y a resignificar cosas”.
Spasiuk destacó el trabajo en ese sentido del Instituto de Cultura de Corrientes, que realizó la propuesta ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y hoy celebró el éxito de la iniciativa transmitiendo en vivo la votación desde París en un evento en el Teatro Juan de Vera de Corrientes capital. En redes sociales, músicos y público celebraron con el hashtag #ChamaméDeLaHumanidad.
Me pone feliz por los pioneros, por la gente que ha sentido tanto tiempo la marginación. Y creo que es una invitación a mirarnos una vez más y a resignificar cosas
Para Gabriel Romero, presidente del Instituto de Cultura de Corrientes, “el chamamé es mucho más que una música alegre que se escuchaba en bailantas y que solo la bailaba la clase trabajadora, como se hacía creer al comienzo. Es una manifestación cultural que no distingue clases sociales”.
“Es una música que ya le pertenece a todo el país”, afirmó el ministro de Cultura, Tristán Bauer, en un video alusivo. De hecho, si bien es Corrientes su epicentro, el chamamé se toca también en Misiones, Entre Ríos, Santa Fe, Chaco y Formosa y hasta en el sur de Brasil.
Se dice que este género típico del Litoral argentino, que es tanto canto como baile, nació de la fusión de la música que hacían los guaraníes, el pueblo originario de la región, y los instrumentos europeos traídos por los jesuitas. También se dice que algo tuvo que ver en su origen la polca paraguaya. Lo cierto es que el primer chamamé inscripto como tal en SADAIC fue “Corrientes Poty” en los años 30.
Hay muchas investigaciones en torno a esta música. Las más conocidas son las del músico e historiador Pocho Roch y del recientemente fallecido Padre Julián Zini. Lo que está claro es que el acordeón y la guitarra europeos fueron fundamentales para el desarrollo del chamamé.
Sus pioneros son considerados en los años 40, 50 y 60 Mario del Tránsito Cocomarola, Antonio Tarragó Ros padre, Ernesto Montiel, Isaco Abitbol, Ramón Ayala y Ramona Galarza, “la novia del Paraná”, quien murió el pasado 22 de septiembre. Todos ellos le dieron una enorme popularidad al género.
Un nuevo impulso supuso la renovación que llegó en los 80 de la mano de Teresa Parodi, que por primera vez incluyó en las letras de chamamé temáticas sociales, Antonio Tarragó Ros (hijo), que se atrevió a sumar la batería, lo que le valió el repudio de los más tradicionalistas, Mario Bofill, Marilí Morales Segovia y las Hermanas Vera, entre otros.
Luego, los mencionados Rudi y Nini Flores y también Raúl Barboza aportaron al género una complejidad musical y un nivel armónico tan elevado, que su trabajo muchas veces fue comparado al que Astor Piazzolla hizo con el tango.
El chamamé es ahora el tercer bien cultural argentino reconocido por la UNESCO después del tango y el fileteado porteño.
A causa de la pandemia de coronavirus, este año no se podrá celebrar la tradicional Fiesta del Chamamé en enero en Corrientes capital. Ni el Festival de Mburucyá, en la misma provincia. Tampoco el de Federal, en Entre Ríos. No habrá en 2021 largas jornadas de recitales ni bailes hasta la madrugada. Pero la “nación chamamecera” seguramente encontrará cómo celebrar esta distinción.
De hecho, esta tarde ya comenzaron algunos festejos en la Ciudad de Corrientes. Cuatro camiones con músicos en vivo partieron desde distintos puntos de la capital correntina hacia los barrios aledaños. Así que hoy allí hay baile seguro.
CRM