Educación

CABA quiere volver a las clases presenciales el 17 de febrero, pero los gremios docentes evalúan un paro

0

Hay una fecha marcada en el calendario: el Ministerio de Educación de la Ciudad aspira a que el miércoles 17 de febrero se inicie el ciclo lectivo 2021 con la mayor cantidad de clases presenciales que sean posibles. La fecha está puesta desde noviembre del año pasado, cuando la circulación de casos de CoVid-19 -en el país y en la Ciudad- estaba a la baja. No es el escenario actual: la curva de contagios crece, especialmente en el AMBA.

Pero la Ciudad no renuncia a esa intención: así lo ratificaron a elDiarioAR fuentes de la cartera educativa. Este miércoles, en su habitual conferencia de prensa matinal, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, fue consultado por esa vuelta a la presencialidad: “Es un tema de conocimiento universal y la enorme mayor de los países tiene esa mirada. Además, es información científica de los últimos meses: la contagiosidad de los niños a los adultos es bien inferior a la contagiosidad promedio de esta enfermedad. Insistimos en que, el daño a los niños por no tener actividades presenciales, es muy alto. Decididamente tenemos que empezar las clases y esas clases deben tener la mayor presencialidad posible”, sostuvo.

Este martes, Unicef publicó un comunicado titulado “Los chicos no pueden permitirse otro año de interrupción escolar”. Entre otras cosas, sostiene: “A pesar de la abrumadora evidencia del impacto de los cierres de escuelas en los niños, y a pesar de la creciente evidencia de que las escuelas no son impulsoras de la pandemia, demasiados países han optado por mantener las escuelas cerradas, algunos durante casi un año.”

Ese mismo texto asegura: “El costo de cerrar las escuelas, que en el pico de los cierres pandémicos afectó al 90% de los estudiantes en todo el mundo y dejó a más de un tercio de los estudiantes sin acceso a la educación remota, ha sido devastador. Se prevé que el número de niños sin escolarizar aumentará en 24 millones, a un nivel que no habíamos visto en años y que tanto hemos luchado por superar”.

Según fuentes del Ministerio de Educación, se hizo un relevamiento con sensores de aire para determinar la necesidad de mayor ventilación en aulas y salones de las escuelas porteñas. De acuerdo a los resultados, se adaptó lo que hizo falta: la apertura de nuevas ventanas o de filtros para ventilar, sobre tod. ¿Conclusión? No hubo que hacer grandes modificaciones.

Esas mismas fuentes explicaron que cada escuela recibe pedaleras de alcohol en gel, termómetros digitales, máscaras y barbijos para los docentes, además de frascos con alcohol en gel para distribuir en todo el edificio. Ante la consulta sobre si las burbujas serán de un máximo de diez alumnos tal como en la revinculación educativa de 2020, esas fuentes explicaron que esa determinación la hace Salud. Fuentes de la cartera sanitaria respondieron que todavía no está establecido el “tamaño” de las burbujas.

Las estadísticas de la cartera educativa dan cuenta de que las escuelas públicas tienen casi 60.000 alumnos de nivel inicial, 150.000 en primarias y 92.000 en secundarias. El gobierno porteño relevó la presencialidad de los alumnos cuando empezó la revinculación con las aulas, pero sólo estableció la tasa de presencialidad respecto de los chicos que habían participado de alguna de esas actividades al menos una vez (y no respecto del total de alumnos). Ese cálculo le arroja al área de Educación un 85% de presencialidad en 7° grado y 91% de presencialidad en 5° y 6° año.

Esa es una de las tantas diferencias entre lo que sostienen el gobierno y los gremios docentes, que este viernes van a mantener una reunión convocada por el ministerio que encabeza Soledad Acuña. “Yo soy maestro en la escuela 19 de Villa Soldati. En 7° grado hay 80 alumnos: el gobierno le ofreció actividades de revinculación sólo a 18 -es decir, al 22,5% del total- y fueron nada más que 2 chicos. Las familias no están mandando a los chicos a la escuela”, sostiene Jorge Adaro, secretario adjunto del gremio Ademys, que, según él reporta, tiene 3.500 docentes porteños afiliados. En las escuelas públicas de la Ciudad hay unos 57.000 docentes, según cifras oficiales.

No están dadas las condiciones para que empiece la presencialidad. Cuando establecieron la fecha de inicio para el 17 de febrero fue apresurado, y ahora el escenario de contagios es peor. Están manteniendo esa fecha de forma caprichosa: hay rebrote y hay que hacer cambios en los edificios que no se hicieron. Cada vez que un auxiliar docente se jubila, la Ciudad evita poner reemplazo, y esas son las personas que tienen que desinfectar las escuelas. Así que lo más probable es que no haya un inicio de la presencialidad el 17 de febrero”, advierte Adaro. La semana previa a esa fecha Ademys hará una asamblea: “No descartamos ir al paro, porque además no está garantizado que haya vacunación masiva de los docentes”.

Guillermo Parodi es secretario adjunto de UTE, el gremio docente más numeroso de la Ciudad (14.500 afiliados activos). “Queremos que haya clases presenciales, lo que estamos discutiendo es si la presencialidad corresponde en un marco de pandemia y de rebrote de los contagios. El Consejo Federal de Educación estableció un semáforo que evalúa la situación epidemiológica: estamos en amarillo y con la curva que va rumbo al rojo. Son los criterios que decidieron los ministros de todo el país y de la Nación. Lo que exigimos es que se respete lo que los mismos ministros firmaron”, sostiene.

El llamado “semáforo epidemiológico” evalúa tres variables: la cantidad de contagios diarios, la curva de contagio de los últimos 15 días y el nivel de ocupación de las camas de terapia intensiva. Fuentes del Ministerio de Educación de la Nación confirmaron a elDiarioAR que se trata de una guía y no de una norma. Desde que se pasó del Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO) al Distanciamiento Social Preventivo Obligatorio (DISPO), es cada jurisdicción la que determina, sin que medie intervención de la cartera nacional, cuándo y cómo vuelve a la presencialidad en las aulas.

“Cuando se dice que los comercios, los bancos, muchas actividades están abiertas y las escuelas no, hay que pensar que en un banco o en un comercio entra un número limitado de personas, y en un edificio escolar hay 300 personas a la vez, en aulas de 25 ó 30 alumnos. Y en las escuelas no se ha hecho nada de lo que sí se hizo en otros lugares: no hay separaciones, no hubo obras, nada”, sostiene Parodi.

Consultado sobre el costo que tendrá para los alumnos no asistir a la escuela, el representante de UTE responde: “Estamos viviendo una situación excepcional. Evaluar la escuela como organizadora social aislándonos de que hay una pandemia es muy complicado, no me animaría a hacerlo”. Y agrega: “Sabemos que muchos chicos se han desenganchado de la escuela. Vemos una gran responsabilidad de los gobiernos: entre 2015 y 2019 se dejaron de entregar netbooks y eso dificultó la conectividad. Hay una falla del Estado en garantizar el derecho a la educación”.

Ante la misma consulta, el secretario adjunto de Ademys sostiene: “El costo seguramente es alto. Hay uno de esos costos muy en boga, sobre todo según algunas ONG, que tiene que ver con el efecto psicológico de la falta de vínculo con los pares. Pero se quiere poner el acento en que la falta de presencialidad es por los docentes, y fueron los gobiernos, de la Ciudad, de las provincias y de la Nación, los que no garantizaron las condiciones para que esto ocurra. Descreo de que los gobiernos estén preocupados por la situación de los chicos: tienen la necesidad de sostener el movimiento de la actividad económica y se necesitan las escuelas más como guarderías que como lugares de conocimiento”.

Los docentes son empleados del gobierno y el gobierno es el que fija la fecha de inicio del ciclo lectivo: no hay mucho más que discutir”, sostuvieron las fuentes de la cartera educativa. La fecha está marcada en el calendario pero, como ocurre en la Argentina con o sin pandemia, el inicio del ciclo lectivo se define en tiempo de descuento.

JR