El regreso de las clases presenciales en la Ciudad de Buenos Aires, en pandemia, se dio bajo estrictos protocolos destinados a prevenir posibilidades de contagios de coronavirus. En principio, fue bajo la modalidad de burbujas y desde finalizadas las vacaciones de invierno, ese recinto pasó a ser el curso entero.
En las últimas semanas, la cantidad de chicos y docentes aislados en las escuelas aumentó debido a que ante cualquier síntoma sospechoso, el grado entero cumple la cuarentena indicada hasta tener certezas. Por eso, desde el ministerio de Educación porteño confirmaron a TN.com.ar que ya está listo un nuevo protocolo con cambios que flexibilicen la definición de caso sospechoso y que los cursos no deban interrumpir la asistencia ante el primer síntoma.
Si bien los casos positivos de Covid-19 en las escuelas bajaron en las últimas semanas, la cantidad de burbujas o grupos aislados de manera preventiva aumentó, fundamentalmente con la mira en contener posibles brotes de la variante Delta, que ya circula en territorio porteño.
Sin embargo, cumplir con el estricto protocolo actual deriva en que los estudiantes pierdan más días de clases presenciales y eso buscan evitar las autoridades de la Ciudad. “Ya tenemos una redacción para sacar un protocolo nuevo donde evitamos que se aísle toda la burbuja”, según indica TN. Es que actualmente, con la normativa vigente, se entiende por “contacto estrecho” a toda la burbuja. Entonces, al presentar síntomas algún chico o docente, se indica cuarentena para todos.
En las últimas horas, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta publicó un nuevo protocolo general de actuación ante la variante Delta, que incluye un apartado destinado a los colegios. Dice que “todos los contactos estrechos (convivientes o no convivientes) de casos probables o confirmados de la variante delta deberán realizar cuarentena por 14 días desde el último contacto con el caso, independientemente de su condición de inmunización”. A partir del décimo día, agregan, con PCR negativo podrán ser dados de alta. Ese ajuste despertó el rechazo de las familias que componen Padres Organizados. Lo interpretan como un impedimento más para que haya presencialidad plena en las aulas. Por eso están redactando el nuevo protocolo.
Los números que maneja el gobierno porteño van en esa línea. Desde que implementó la presencialidad plena en las escuelas, de la mano con una situación sanitaria favorable, se redujeron un 28% los casos confirmados. Tomando el período del 15/6 al 15/7, previo al receso invernal, se registraron 2.537 positivos en las escuelas. En cambio, en el período del 1/8 al 31/8, con presencialidad plena y obligatoria, hubo 1.836 contagios en la comunidad educativa.
Ese descenso de casos no se reflejó en la cantidad de burbujas pinchadas. Al contrario, en agosto debieron aislarse un 97% más de cursos por casos sospechosos que luego del testeo resultaron ser negativos. Se pasó de 2.679 burbujas aisladas a 5.267 pese a la baja de contagios.
Hay dos alternativas en análisis. Por un lado, que se necesiten al menos dos síntomas compatibles con el Covid-19 para ser considerado “sospechoso”. Por otro lado, que solo se aísle al caso sospechoso hasta que se realice el hisopado. De ser positivo, recién entonces se aislaría al resto del curso y los docentes que le dieron clases.
La modificación en el protocolo irá acompañado de testeos aleatorios. En los últimos días, unidades de testeos móviles empezaron a recorrer secundarias porteñas para hacer hisopados rápidos a los alumnos de manera voluntaria, con autorización previa de sus familias.
En las próximas horas, funcionarios de Salud y Educación se reunirán para ultimar los detalles del protocolo escolar y anunciarlo.
NB