Pablo Álbarez, el niño que recibió un trasplante de hígado el pasado 11 de mayo, fue dado de alta este viernes 20. Su caso tomó relevancia por ser afectado por la hepatitis aguda grave de origen desconocido.
Su recuperación tomó solo 9 días y continuará la misma en su domicilio, además de asistencia psicológica.
“Está con muy buen humor, muy contento de volver a su casa. Es un nene que no la pasó bien, su familia tampoco, es una alegría para todos”, dijo la jefa de la Unidad de Terapia Intensiva del Sanatorio de Niños de Rosario, Griselda Gutiérrez, tras darle el alta al paciente este mediodía.
Vanesa, madre del niño, llamado Pablo, también se manifestó “recontenta” y dijo: “Me voy a casa con él, es re valiente”.
El cuadro de hepatitis fue detectado el 4 de mayo y puso en riesgo la vida de Pablo, que tuvo que ser trasladado de la localidad santafesina de Funes al Sanatorio de Niños en Rosario. Allí lo derivaron los médicos cuando vieron que su estado había empeorado y se reducían las posibilidades de que su hígado mejorara.
El 11 de mayo ingresó al quirófano en el Sanatorio de Niños de Rosario, después de casi ocho horas de cirugía, la operación resultó exitosa y Pablo comenzó a estabilizarse. De acuerdo con el plan de los médicos, y ante la respuesta favorable de su organismo, el nene pasó a una sala común después de la cirugía.
A las 72 horas, Pablo despertó y pidió hablar con su mamá, Vanessa Sobrero (40), y cinco días después recibió el alta para volver a su casa en Funes. “Ahora está mirando videos de pesca en el televisor, charlando. Es un nene como cualquier otro que se tomó un desayuno con vainillas”, detalló el pediatra este viernes.
Al mismo tiempo, remarcó que “la unión del sector privado y público tuvo un rol muy importante en este como en otros trasplantes”.
El hígado que recibió Pablo Álbarez fue donado por la familia de un joven fallecido en La Pampa. Apenas salió del Sanatorio de Niños, Vanessa Sobrero les agradeció: “Jamás olvidaré a los padres que tuvieron ese gesto inmenso en medio del dolor”,
La mamá de Pablo dejó en claro que no olvida los días de angustia que vivió desde que le mencionaron la posibilidad de un trasplante, y que antes de la internación había acompañado a su hijo con la idea de que tenía “una hepatitis así nomás”.
“Me estaba muriendo, no lo esperaba”, fue la reacción de la mujer cuando le contaron que su hijo debía pasar a terapia intensiva. Tres días después y ni bien despertó, Pablo pidió hablar con ella.
“Le di un beso y le dije que le había mandado saludos todo el mundo. No hacía otra cosa que mirarme. No quiere que me vaya ni un minuto de su lado y yo tampoco, lo único que necesito es estar cerca de él”, aseguró Vanesa sobre aquel momento.
Este viernes por la tarde, Pablo Álbarez volvió a su casa de Funes, después de varios días de internación.
LG con información de Télam.