El 46% de los alumnos de tercer grado carece de un nivel básico de compresión de texto, es decir, que no es capaz de localizar información y relaciones presentadas de forma literal ni de realizar inferencias sobre la información de un texto. Así lo indica el informe “Lectura y desigualdad. Comparaciones entre Argentina y América Latina” del Observatorio de Argentinos por la Educación que analiza los resultados de lectura del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) de la UNESCO.
Pero los datos del informe también muestran las desigualdades: La proporción de estudiantes que no cuenta con niveles básicos de alfabetización trepa a 61,5% entre el tercio de la población más vulnerable. En cambio, disminuye al 26,3% en el caso de los sectores de mayor nivel socioeconómico.
Para realizar el informe se tomó en cuenta los resultados del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE). Se trata de una evaluación estandarizada que se realiza en América Latina y el Caribe para medir los aprendizajes. En base a estos datos, la tendencia revela que, si bien sólo el 26,4% de los alumnos de mayores ingresos alcanzan el nivel más alto en estas pruebas, existe una correlación entre la capacidad de lectocomprensión y el nivel socioeconómico de los niños.
Esta tendencia no es exclusiva de Argentina. Tal como indica el documento, con autoría de Guillermina Tiramonti, Eugenia Orlicki y Martín Nistal, en Latinoamérica, el 27,1% de los estudiantes de nivel socioeconómico más elevado carece de competencias básicas de lectocomprensión, mientras que para aquellos de hogares más vulnerables, el porcentaje alcanza el 57,7%. A nivel regional, entonces, la educación no ha permitido todavía superar las desventajas de origen social, de modo que sus aprendizajes continúan reproduciendo las desigualdades subyacentes.
“Cualquier trabajo que pretendan tener requiere un buen uso del lenguaje, un buen nivel de lectoescritura y comprensión de lo que lee, además de alguna lógica matemática. Entonces, en las condiciones actuales, la escolarización no ayuda a esos chicos a construir su propio futuro y superar la pobreza”, explicó a elDiarioAR la especialista en educación, Guillermina Tiramonti.
Para que la educación vuelva a erigirse como piedra angular para el progreso y la movilidad social, resulta necesario revisar las metodologías de enseñanza y capacitar a los docentes con alternativas más eficientes. “Desde inicios de la democracia, estamos discutiendo la formación docente. El único cambio que se hizo fue alargarla un año, pero eso no subsanó el problema de las capacitaciones inadecuadas. Los maestros salen sin una formación metodológica fuerte para la lectoescritura”, agregó la coautora del informe.
La importancia de modificar las metodologías y reforzar los aprendizajes adquiere incluso mayor relevancia tras la pandemia. La escolarización a distancia ây, en muchos casos, sin el acompañamiento de un maestroâ, resultó en aprendizajes deficientes, en especial entre los chicos de grados más bajos. “No es tan sencillo enseñarle a leer y escribir a un chico. Hubo ciertas madres que lo hicieron, pero muchas no pudieron, ya sea porque no tuvieron tiempo o porque no tuvieron los recursos culturales para poder hacerlo”, expresó Tiramonti a elDiarioAR.
Aunque los desafíos que enfrenta la educación como motor de la movilidad social y reducción de la pobreza son generalizables a gran parte de América Latina, algunos países han logrado mejorar su desempeño respecto de la edición anterior de las pruebas ERCE en 2013. Este es el caso de Brasil, Perú âcon avances del 5,1% y 4,7%, respectivamenteâ Colombia, Ecuador, Paraguay y República Dominicana, aunque en este último el nivel educativo promedio continúa sin superar los 624 puntos. Los resultados de Argentina, por el contrario, empeoraron en un 2%, un retroceso sólo superado por Guatemala (-3,2%).
El nivel educativo nacional no sólo cayó respecto a años anteriores, sino que también continúa siendo inferior al de otros países con similar nivel de ingresos. El informe señala que, al comparar con países con un PBI de entre 9.100 y 10.200 dólares per cápita, Argentina es el que peor puntaje obtuvo. “Es notable que en un país como Argentina, que se construyó como sociedad moderna a partir de su oferta educativa, descrea hoy del valor de este factor y relegue al analfabetismo a parte de su población”, indicó Tiramonti.
Incluso países con PBI per cápita por debajo de Argentina alcanzaron un mejor desempeño: Perú, Colombia, Ecuador y El Salvador. Irene Kit, presidenta de la Asociación Civil Educación para todos, considera que esta situación es alentadora porque implica que existen posibilidades de experimentar progresos futuros de similar magnitud a nivel nacional. “Es esperanzador analizar la situación de países de la región que, con menor o semejante rango de PBI, alcanzan iguales o mejores resultados. Brasil, un país enorme, variado y de organización federal como la Argentina, ha logrado una mejora sustantiva”, señaló.
ACM