CATÁSTROFE ECOLÓGICA Y AMBIENTAL

Estiman que los incendios en Corrientes impactarán en el precio de la carne

“Desolado, nunca viví algo así”.

“No se dimensiona lo que nos va a costar recuperarnos”.

“El invierno va a ser muy duro”.

Un productor del sur correntino bien entrado en años, una referente técnica del sector rural, el propietario de un hermoso parador turístico en el Iberá, todos coinciden en un amargo relato tras los incendios que pusieron a Corrientes en el centro de la escena en las últimas semanas. También concuerdan en que muchas de las pérdidas son irrecuperables o tardarán varios años en recuperarse y en que el resurgimiento económico demorará tiempo y sacrificio conjunto.

En ese contexto, pero acompañado por el alivio de la lluvia, el viernes visitó el departamento de San Miguel, el presidente Alberto Fernández y, junto al gobernador Gustavo Valdés, anunció ayuda económica para intentar moderar el impacto de los incendios que de una punta a otra afectan a la provincia. Sin embargo, los daños están muy por arriba de la asistencia prometida.

El panorama climático en Corrientes hoy está divido por el trayecto de las lluvias. En las zonas que estaban más comprometidas, especialmente al noroeste de la provincia y en el área de influencia de los Esteros del Iberá, el agua caída desde el jueves apagó prácticamente todos los focos de incendios. En tanto, en algunos departamentos del noroeste como Capital, Empedrado, Saladas y General Paz, la lluvia ni siquiera llegó a los 3 milímetros. Las temperaturas de este sábado estuvieron por encima de los 45 grados. Los incendios en zonas como San Luis del Palmar siguen sin dar tregua. A esto se suma que los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) son bastante desalentadores para los próximos meses, ya que se esperan lluvias por debajo de lo normal, al menos hasta abril. Tal es la sequía que atraviesa la región, que el SMN estima que está lloviendo apenas un 20 por ciento de lo habitual.

Para dimensionar la catástrofe que atraviesa Corrientes, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), reveló en su último informe que desde el 11 de enero al 21 de febrero se quemaron 934.238 hectáreas, el 11 por ciento del territorio provincial. La entidad que monitorea los incendios, indicó que las áreas más afectadas son los pastizales, malezas y esteros, contabilizando el 80 por ciento del territorio quemado en la provincia. A este informe se suman las proyecciones de las instituciones productivas de la provincia, que en conjunto estimaron 37 mil millones de pesos de pérdidas en rendimiento y equipamiento en las cinco principales cadenas productivas de la provincia: arroz, citricultura, forestación, yerba mate y ganadería.

Un ejemplo que ilustra el cuadro. Sólo en los alambrados destruidos por el fuego, se calcula la pérdida de casi 8 millones de metros, que traducido a dinero totaliza 4.711 millones de pesos solamente en postes y alambres. “Esto genera un aumento de accidentes. Pensemos que hoy tenemos a una gran parte del ganado que se salvó en las rutas. Pero incluso con el dinero para reponer, va a suponer un nuevo impacto ambiental en la zona de Chaco y Corrientes para la restitución de los postes. La pérdida es irremediable en el corto plazo. No hay crédito disponible que sea suficiente”, le dijo una referente técnica del sector agro ganadero a este medio. Detalló además que son los pequeños y medianos productores ganaderos los que se verán más afectados por el desastre ambiental. Habló también del impacto social que tendrán las pérdidas. “Todas las cadenas productivas de la provincia están más o menos afectadas. No van a tener laburo los cosecheros de citrus, los tareferos de yerba, incluso el personal forestal es difícil que se conserve sin las plantaciones”, ahondó en diálogo con elDiarioAr.

Desde Estación Solari, un productor rural entiende que los créditos anunciados “no son suficientes”. Viendo arrasado por el fuego su campo, perdida toda su producción e incineradas las ovejas criadas para consumo propio, está expectante sobre la materialización efectiva de la ayuda gubernamental.

Aumento de la carne

Una de las preocupaciones de las instituciones que articulan los estamentos públicos nacionales y provinciales con el sector privado es el impacto que tendrá el precio de la carne a mediano plazo. “No se está hablando públicamente de la cantidad de hacienda que no tiene comida”, dijeron a este medio. Y remarcaron que esto incidirá de manera directa en el precio de la carne cerca del invierno. “Venimos de dos años de seca, donde la disminución de pasto fue importante y encima se quemó. Hay que tener en cuenta que el 90 por ciento de la ganadería de Corrientes es de pasto. Quienes no están rematando hoy el ganado, están llevándolo a otras provincias o bien los están alimentado con la ayuda oficial”, explicaron desde el sector a este medio. Sin embargo, advirtieron que ese tipo de alimentación es cara y no permite una proyección sostenida en el tiempo para el pequeño y mediano productor. Al final del ciclo, habrá menos terneros nacidos y menos ganado para el consumo, lo que nuevamente va a disparar los precios de la carne en todo el país.

A estas declaraciones se suma la información oficial del sector. Corrientes tiene 4,7 millones de cabezas de ganado, el cuarto stock nacional detrás de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. En el rubro es estiman pérdidas por 12.378 millones de pesos de carne por la sequía, pero también la proyección de menos cabezas por un total de 10.422 millones de pesos. Con estos números, la ayuda oficial queda muy atrás de las necesidades mínimas del sector.

“Hay mucho malestar con la gestión provincial, en especial en el área productiva”, indicaron a este medio y aseguraron que hubo una falta adecuada del manejo de la información. Es que todos coinciden, incluso ex funcionarios del gobierno de Gustavo Valdés en que la situación estaba prevista. “La sequía estaba pronosticada, existieron anteriormente sequías incluso más largas (hasta de ocho meses) pero fueron menos agresivas. Las altas temperaturas hicieron estragos sumando a la falta de agua. Los productores se prepararon con alimentos para dar antes del invierno, pero con los incendios se les está dando ahora, son costos que no estaba previsto”, explicaron desde la zona de Mercedes. De esta manera, la cría de ganado se encarece al punto de no ser menos que rentable.

El panorama en general es complejo. No sólo el de la producción agro ganadera, sino también el turístico y el medio ambiental. Sin embargo, con focos de incendio aún prendidos no se termina de dimensionar.

Visita presidencial con tensiones y anuncios

Con ese telón de fondo, el presidente Alberto Fernández llegó el viernes a la ciudad de Posadas, como punto de partida para sobrevolar las zonas afectadas por los incendios en Corrientes y Misiones. Junto al gobernador Valdés se desplazó hasta el Comité de Operaciones de Emergencias (COE) instalado en la EFA Ñande Roga del departamento de San Miguel, uno de los principales accesos a los Esteros del Iberá y uno de los más afectados por los incendios. La parada permitió el reconocimiento al trabajo realizado por brigadistas del Servicio Federal del Manejo del Fuego, personal del Ejército Argentino y militares del estado plurinacional de Bolivia, además de guardaparques. También allí anunció inversiones por 525 millones de pesos destinados a la recuperación de bosques nativos y para la reparación de infraestructura y promoción turística. Además, informó que están comprometidos otros mil millones de pesos para la compra de alimentos a través del Banco Nación. Luego volvió al helicóptero y regresó a Posadas.

A unos 280 kilómetros de San Miguel, en la localidad de Santo Tomé, en el límite con Misiones y donde se asentó el principal centro de operaciones, un grupo de 500 personas integrado por brigadistas brasileros, bomberos voluntarios de varias federaciones y un contingente de la provincia de Buenos Aires celebró el alivio de 60 milímetros de la lluvia caída y el fin de las operaciones conjuntas. Fuentes consultadas por elDiarioAR indicaron que se esperaba que Fernández baje en la zona o al menos la sobrevuele. Incluso se habían previsto medidas operativas y de seguridad por si esto ocurría. La negativa llegó pasadas las 14.30 del viernes. Al conocerse que el Presidente no bajaría allí, bomberos de Argentina y Brasil realizaron un breve acto en el que intercambiaron palabras, banderas, se abrazaron y entre lágrimas se despidieron. El fuego en la zona hoy está prácticamente extinto, pero aún permanece una guardia a la espera de los 40 milímetros de lluvia que se necesitan para que pase el peligro.

La visita del presidente parecía tener como objetivo disminuir la distancia entre la administración nacional y la provincial en el escenario de catástrofe que atraviesa Corrientes. La relación venía en tensión por las responsabilidades compartidas y no reconocidas desde ambos estamentos en la propagación del fuego. Sin embargo, la organización del recorrido, la agenda compartida, incluso los destinos que visitaría el presidente se manejaron con tal hermetismo que ni siquiera las autoridades provinciales conocían el protocolo a seguir. Si bien desde el gobierno local se venía buscando bajar los decibles a las disputas con funcionarios del Gobierno nacional, fue el propio Valdés quien expresó en una entrevista radial que era un “invitado” de la comitiva presidencial. Es en este dramático contexto, sin resolución definitiva a la vista, que la visita de Alberto Fernández a Corrientes buscaba poner fin a un espiral de acusaciones cruzadas con el gobierno del radical Valdés. También podría haber puesto un límite al discurso que desde hace un siglo enarbola la elite política local de “Corrientes como una provincia marginada del gobierno nacional”. Eso no sucedió. 

AdlR