En San Isidro

Gritos, músculos, un croquis y esa foto: lo que no se vio de la primera audiencia del juicio por la muerte de Maradona

11 de marzo de 2025 19:15 h

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Leopoldo Luis Luque no es el hombre que fue. Alto sí, pero esa espalda es nueva, esas piernas también. Los bíceps que estiran la tela de la camisa ni siquiera se marcaban cuando posaba para las fotos con el guardapolvos blanco de neurocirujano allá por 2018, 2019. A Leopoldo le cambió la cara: ahora es maciza, como de cemento. Cerca de las nueve de la mañana cuando los fotógrafos lo vieron llegar no lo reconocieron. Pero levantaron la cámara igual porque por su forma y sus formas parecía “alguien importante”. Se dieron cuenta después, cuando repasaron las fotos que habían tomado. Ese que se escondía detrás de unas gafas espejadas era el imputado por la muerte de Diego Maradona, uno de los más complicados entre los acusados.

Luque entró en el Juzgado de San Isidro, subió los tres tramos de escalera que separan el hall de ingreso de la sala de audiencias del TOC N°3 y abrió un tupper celeste del que sacó algo que podría ser un huevo, algo que podría ser banana, algo que era blanco. De la sonrisa y los ojos chinos cada vez que posaba al lado de Maradona a este hombre de mármol, frío como un témpano que engulle proteína escondido en el descanso de una escalera. Agustina Cosachov, psiquiatra imputada igual que Luque (y el resto) por homicidio con dolo eventual caminaba a unos metros. Nunca se asomó a la baranda. Pero Verónica Ojeda la reconoció y mientras subía al primer piso se hizo oír: “Perra mal parida”, le gritó a Cosachov. Ojeda es la madre de Dieguito Fernando, último hijo de Maradona. Llevaba puesta una remera estampada con la cara de un Diego que podría ser el del ‘86. Luego de los insultos se recostó contra una pared. Lágrimas suspendidas en las pestañas —las pestañas negras, arqueadas, de diseño— antes de caer.

Dentro de la sala de audiencias, Luque y Cosachov ocuparon la primera fila, del lado derecho, la de los imputados. Los acompañaban sus abogados: dos para él, uno para ella. En la fila de atrás, Carlos Díaz, el psicoanalista especializado en adicciones que conoció a Maradona un mes antes de su muerte. Fue sugerido por Matías Morla, abogado cercano a Maradona, dueño de Sattvica SA, la empresa dueña del nombre, la voz y la imagen del ex futbolista. En la tercera fila, Mariano Perroni, coordinador de los enfermeros de la empresa Medidom, la tercerizada de Swiss Medical que coordinó el dispositivo domiciliario. Perroni se puso su mejor traje, uno de pana azul, y escuchó la acusación en silencio. Cuando murió Maradona, el 25 de noviembre de 2020, pasó cuatro noches sin dormir. Una mañana se dio cuenta de que su trabajo había estado bien hecho. Igual aquí está y cuando pueda salir encenderá un cigarrillo con el que acaba de apagar.

En la cuarta fila se sentó Nancy Forlini, la coordinadora de Swiss Medical y según la causa la única interlocutora con Cosachov, Luque y Perroni. Muy cerca estaba Ricardo Almirón, el enfermero que hizo el pase de guardia en la mañana de la muerte cuando Maradona todavía estaba vivo. Entró en la sala con un barbijo que no se quitó durante toda la audiencia. Almirón escuchó la acusación de los fiscales con los ojos cerrados. A Pedro Di Spagna, el médico clínico que debía hacer un informe sobre la salud de Maradona -estudios básicos, de rutina- lo acomodaron en un escritorio que colocaron a último momento. A su lado, la abogada, una defensora oficial. Di Spagna siente que su vida profesional y su vida social están arruinadas. Sólo vio a Maradona una vez. Para la segunda cita, el ex futbolista no quiso recibirlo. Cuatro días después, la muerte. 

En la última fila, detrás de la prensa acreditada para la cobertura en sala, se sentó Daniel Osvaldo, ex futbolista, pareja de Gianinna Maradona. Le preguntamos y prometió estar presente en todas las audiencias que pueda. Un periodista bromeó: “Te vas a hacer amigo nuestro, entonces”. Daniel Osvaldo devolvió una sonrisa de esas que derriban postes cuando no sopla el viento. Otro colega no se aguantó y le confesó su pasión boquense termo. Hubiese sido capaz de decirle “te amo, Daniel Osvaldo” y derretir el hielo de todo juicio, ese silencio de glaciar. 

En un ciego de la sala, a la izquierda, se ubicaron los familiares de Maradona. En la primera fila, en este orden: Ojeda, Jana, Dalma y Gianinna. Las hijas mayores no pueden ofrecer más gesto que el que cargan desde hace cuatro años, el de haber llorado aún estando dormidas. Son miradas incluso por los imputados como lo que son, dos mujeres que llevan la bendición y el maleficio del apellido. Más atrás, las hermanas de Maradona. Son mujeres las que se sentaron ahí para reclamar justicia. 

La parte acusatoria, es decir, los fiscales que imputaron y los abogados que representan a los familiares del exfutbolista, ocuparon las cuatro filas de la izquierda. Fernando Burlando, abogado de Dalma y Gianinna, se hizo esperar. Para el primer tramo de la audiencia, en la que se plantean los lineamientos, apoyó sobre el escritorio un rollo de papel envuelto en una bolsa de nylon transparente. “Facultad de Arquitectura y Urbanismo” podía leerse. Es el croquis de la casa del Tigre, donde Maradona pasó sus últimos días y lo mandó a hacer a la Universidad de Belgrano. Hay, también, una video 4D. Burlando está urgido por presentarlo al Tribunal. Cosas de Burlando: él, que había entrado último en la sala y ocupó el escritorio que quedó vacío, para el tramo final de la audiencia terminó sentado en la primera fila junto a los fiscales Patricio Ferrari y Cosme Iribarren.

En su exposición inicial, el fiscal Ferrari mostró al Tribunal una foto: “Así murió Diego Armando Maradona”. La imagen mostraba el cuerpo del exfutbolista, las condiciones físicas que presentaba al momento del fallecimiento. Estaba impresa en papel y sólo pudieron verla los jueces. Pero como la audiencia se transmitía por el canal de YouTube de la Suprema Corte de Justicia Bonaerense los medios de comunicación tomaron una captura de pantalla y la publicaron. Rodolfo Baqué, abogado del enfermero Ricardo Almirón, planteó la nulidad del lineamiento de los fiscales. Argumentó que esa foto que se había exhibido “no tenía reverso” y que por eso “no la había visto” y cuestionó que sea una prueba incorporada al expediente. Más tarde, el fiscal contra argumentó —dijo que Baqué y el resto de los defensores contaban con ese material— y los jueces desacreditaron el pedido. Cuarto intermedio y todos afuera. “Forro hijo de puta sorete”, le gritó Ojeda a Luque cuando coincidieron en la vereda dado que el Tribunal levantó la sesión. 

Se dictó un cuarto intermedio hasta el jueves, día en que terminarán de resolver cuestiones preliminares. La semana que viene, posiblemente, será el turno de los testigos y particulares damnificados. Las primeras en hablar al Tribunal serían las hijas de Maradona y su ex pareja, Verónica Ojeda. Al cierre de esta nota, las partes no podían acordar sobre los días y la duración de las audiencias. Podrían darse los martes y jueves de cada semana. Lo que sí es seguro es que el juicio se extenderá hasta el inicio de la feria invernal, el 17 de julio. 

VDM/JJD

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