Caso Báez Sosa Día 5 del juicio

La fuga y la zapatilla de “la patada mortal”: el debate se centra ahora en los imputados por el crimen de Fernando

Dolores. Enviada especial —
6 de enero de 2023 05:33 h

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Andrea Ranno estaba sentada en el deck hotel Inti Huasi cuando escuchó, de repente, unos pasos. Eran más que pasos: era el golpeteo de alguien que necesita irse. Primero vio a un chico, el pecho de un chico que se acercaba desaforado con la camisa abierta, como en una estampida. Y detrás de ese chico pasaron siete u ocho más, un poco al trote, gritándole al que corría que se detuviera. Ranno se sobresaltó: iban rápido, amalgamados y hacia un lugar preciso. Pensó que el grupo quería hacerle daño al que iba adelante, así que agarró el inalámbrico de la recepción y llamó a la policía. Ella no sabía que iba a ser la mujer que diera la primera pista sobre la ubicación de los ocho jóvenes acusados de golpear hasta matar a Fernando Báez Sosa.

Avanza el juicio por el crimen del chico de 18 años que había ido a veranear con sus amigos a Villa Gesell y que a la salida de la disco Le Brique fue agredido por una patota. El debate de hoy, último de la primera semana de audiencias, se centrará en los imputados. No sólo prestará testimonio la recepcionista del hotel, sino testigos del allanamiento que se hizo en la casa que alquilaban los imputados y peritos que levantaron la evidencia. ¿Preguntarán las partes quién fue el policía que declaró que uno de los detenidos señaló a Pablo Ventura como autor del crimen y prófugo? En la causa, un policía dice que uno de los detenidos dijo, pero no figura el nombre del agente y tampoco el detenido que apuntó contra el remero.

Ésta iba a ser una jornada larga de declaraciones, con un total de 22 testigos, pero ayer la fiscalía avisó al Tribunal que habría “bajas”. elDiarioAR quiso saber cuáles fueron las razones por las que se redujo, de repente y drásticamente, la lista. Uno de los fiscales, Juan Manuel Dávila, se excusó y dijo que explicaría los motivos hoy ante el Tribunal.

Pasadas las cinco de la mañana, después de reiteradas maniobras de resucitación, Báez Sosa fue trasladado en ambulancia al Hospital Municipal de Gesell. Y pasadas las seis, declararon su muerte. En ese lapso, algunos de los imputados se habían cambiado la ropa y vuelto a salir. Al menos Lucas Pertossi, Blas Cinalli y Máximo Thomsen fueron a Mc Donalds a desayunar. Así quedó registrado en las cámaras de seguridad del local. Desde ese lugar, a las 6.06, Ciro Pertossi escribe en el grupo de WhatsApp: “Chicos no se cuenta nada de esto a nadie”. Los imputados ya sabían que Fernando había fallecido porque Lucas Pertossi se había acercado al lugar y escribió en el mismo grupo un mensaje que incluía la palabra “caducó”. Luego, el silencio.

Después del llamado de Renno y de declaraciones de otros testigos, la policía ubicó la casa que habían alquilado los imputados. A las 10.38 el grupo de WhatsApp se activó: “Policía afuera”, escribió uno. Detuvieron a diez jóvenes, de los cuáles ocho están imputados por homicido agravado y lesiones leves, y dos fueron sobreseídos después de un año en la cárcel porque los investigadores no pudieron ubicarlos en el lugar de los hechos. Esta previsto que hoy declare Marcelo Díaz, perito que levantó rastros de la casa que alquiló el grupo y que además tomó las medidas de los pies de cada uno. El testimonio es importante porque secuestraron el calzado de los jóvenes, 19 pares en total. Una de las pericias sobre el cadáver de Báez Sosa arrojó un resultado relevante en ese sentido: del lado izquierdo de su cara, a la altura del mentón, quedó la marca de la suela de una zapatilla.

De acuerdo a la investigación preliminar -investigación con la que se llegó a la instancia de juicio- la huella que dejó la suela de una zapatilla en la cara de Báez Sosa coincide con el calzado que llevaba esa noche Máximo Thomsen. Hay otra marca, pero no pudieron identificar al dueño del calzado. Esa noche, Thomsen usaba zapatillas tipo panchas negras con suela blanca, marca Cyclone. Lo confirma la imagen que quedó registrada en la cámara de seguridad del boliche Le Brique, la prueba que indica que él tuvo que ser sacado a la fuerza de la disco por dos patovicas.

Antes de ser trasladado a la morgue del Hospital Municipal de Pinamar, el perito a cargo de la autopsia realizó sobre el cuerpo de Báez Sosa una tomografía computada. No había fracturas pero sí presentaba hemorragia masiva intracraneana. “A simple vista, pude observar que tenia hematomas y excoriación en cara lateral izquierda de cuello y mandíbula, impronta de una marca de zapatilla en igual zona”, declaró en la etapa de Instrucción el perito Diego Duarte, cuya declaración está prevista para el lunes, sexta jornada del juicio.

En una prueba posterior, realizada por la Policía Científica de Mar del Plata, confirmó el resultado inicial. En esa pericia compararon la marca que tenía Báez Sosa a la altura de la mandíbula del lado izquierdo con la impresión tomada de una suela de la zapatilla derecha marca Cyclone, específicamente del área interna del talón: las muestras coincidieron. Al mismo tiempo, esa zapatilla corresponde con la impresión de la huella plantar del pie derecho de Máximo Thomsen. En resumen, parte de la suela de la zapatilla derecha de Thomsen quedó tatuada en la cara de Báez Sosa. Ese es el resultado que arrojaron, al menos, dos pericias. La marca de la zapatilla de Thomsen es la única, de entre el resto de las marcas en su rostro, que pudo ser identificada. Sin embargo, no han determinado -todavía- que ése haya sido el golpe fatal. Los testigos que declararon hasta el momento apuntaron a Thomsen como el principal agresor pero también aseguraron que Luciano Pertossi y Enzo Comelli atacaron a Fernando. El primer golpe -por la espalda- lo puso de rodillas. Después vinieron las patadas. En medio los insultos, la arenga. Encima los golpes. Hasta que Fernando ya no pudo reaccionar.

VDM