Fenómeno astronómico

Luna de fuego en Santa Cruz, crónica de un eclipse anular que tuvo en la Patagonia austral su escenario privilegiado

Laura Berisso

Perito Moreno, Santa Cruz —

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La luna y el sol hicieron un baile maestro en la Patagonia sur. Al mirar para arriba desde el noroeste de Santa Cruz, se pudo ver la fundición de los astros, como dos pepitas voladoras de plata y oro, una dentro de otra. A las 17.27 de ayer fue el punto máximo: la luna se ubicó adelante del sol y pareció rodearse de fuego. Abajo, en la tierra, entre los coirones y el ventarrón austral, la gente agarraba fuerte los anteojos protectores para que no se vuelen.

“Es uno por familia, después de 30 segundos los pasan y descansan” gritaba una empleada de la municipalidad de la localidad santacruceña de Perito Moreno mientras repartía algunos ejemplares donados por la Dirección de Turismo de la provincia. Sin prestarle demasiada atención y pese a estar desrecomendado por los expertos, muchos presentes improvisaron su propia protección: doble anteojo de sol, máscaras de soldar, incluso radiografías.

Un juego entretuvo a la mayoría: lograr la mejor foto poniendo los anteojos sobre el lente de la cámara. Familias enteras, contingentes escolares, grupos de amigos y mascotas, emponchados hasta la nariz y con mate en mano, se tiñeron de color ceniza, al igual que el horizonte, cuando la luna culminó su gracia. Luego volvieron a sus casas porque el viento era insostenible: “por el eclipse, me banco el pelo duro”, dijo una chica antes de irse.

Durante meses muchas localidades de Santa Cruz se prepararon para este fenómeno astronómico, ya que allí se vio de forma privilegiada. El camino del eclipse anular fue desde la costa hasta la cordillera de la provincia, abarcando ciudades como Puerto Deseado, Puerto San Julián, El Chaltén, Los Antiguos y Perito Moreno. Duró desde las 15:57 hasta las 18:46, con variaciones dependiendo del punto exacto de observación.

La capital del ecclipse

Perito Moreno amaneció brillante y ajetreada como hace mucho no pasaba. Ni una nube en el cielo, poco viento para lo habitual y la capacidad hotelera colmada. Esta ciudad es la cabecera de la Comarca Noroeste de Santa Cruz y se ubica en la intersección entre la Ruta Nacional 40 y la Ruta Provincial 43, a sesenta kilómetros de la cordillera. En ella viven un total de 9.000 habitantes que se dedican a la agricultura, la ganadería, el empleo público o el comercio. Desde principios de siglo, además, la megaminería de oro y plata pasó a ser una importante actividad para el pueblo. Esto no sucede solo en Perito Moreno: muchos pueblos santacruceños han atravesado transformaciones durante las últimas décadas debido a la expansión de actividades extractivas como el petróleo o la actividad metalífera.

Por qué en esta zona de la Patagonia se vio mejor el eclipse que en otros puntos, lo explica a DiarioAr el astrofísico e investigador superior de CONICET, Pablo Mauas: “Como la luna es más chica que el sol, el momento en el que se produce el eclipse se ve distinto en cada lugar de la tierra. Si uno se corre del ángulo justo, lo que se ve es un eclipse parcial y si te vas bastante más lejos es probable que ya no se vea nada”. Además, explica que, a diferencia de un eclipse total, el eclipse anular se produce cuando la luna en vez de tapar el sol por completo, tapa la parte de adentro y deja la parte de afuera como un anillo de luz.

En Perito Moreno el fenómeno vibró a la altura de las expectativas, que eran muchas. Señala Carina Uribe, Subsecretaria de desarrollo Turístico, Cultural y Ambiental en diálogo con DiarioAr, que la capacidad hotelera estuvo casi al 80% y qué, además, el día fue histórico para el pueblo porque después de tres años se volvió a habilitar el Camping Municipal. Para el evento trabajaron codo a codo con distintos agentes como Parques Nacionales, Fundación Rewilding, el Planetario de Buenos Aires y el Observatorio de San Juan, entre otros. En conjunto organizaron las distintas actividades abiertas al público de los días previos en el pueblo: desde observaciones de cielo nocturno hasta charlas sobre cómo hacer un planetario para ciegos. “Este evento significó empezar a desarrollar el turismo en Perito Moreno, e invitar a que los vecinos se sumen” resaltó la funcionaria.

No solo por ser parte del camino privilegiado de observación del eclipse Perito Moreno recibió gran número de visitantes. También porque, además, es la capital arqueológica de Santa Cruz. En sus cercanías se encuentra el cañadón del Río Pinturas, escenario de una diversidad de sitios prehistóricos entre los que se destaca Cueva de las Manos, declarada por UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1999.

Allí se ubica el Parque Provincial homónimo, que se ofreció como un especial punto de observación. Pero también lo fueron las otras áreas protegidas cercanas al pueblo: como el Parque Nacional Patagonia, donde se encuentra la Reserva Natural La Ascensión, ubicada en dirección a la cordillera. Y como el Portal Cañadón Pinturas, hacia el sureste, que forma parte de otro parque natural también denominado Patagonia, que aún no es parte de la Administración de Parques Nacionales. Desde allí, la Fundación Rewilding argentina, organización que impulsó su creación y ampliación, trazó otra vía posible de acceso al Parque Provincial Cueva de las Manos y construyó un Planetario y Centro de Interpretación inaugurado este mismo año. Este centro fue escenario de distintas actividades y charlas organizadas con motivo del fenómeno astronómico.

Para muchos de los visitantes que arribaron a la zona para la ocasión fue difícil decidirse desde cuál de todos estos puntos ver el eclipse. Algunos aficionados y expertos que pasaron la noche en el pueblo, se fueron temprano al Parque Patagonia, donde el Grupo Astronómico Osiris, del Bolsón, estaría desplegando sus telescopios. Otros turistas motorizados se fueron a La Ascensión o al Parque Provincial Cueva de las Manos, donde hubo actividades especiales, como charlas a cargo de especialistas, talleres y acompañamiento de la observación con presencia de instituciones como el Planetario Galileo Galilei de Buenos Aires. También lo vieron desde el Parque Nacional Patagonia una delegación de funcionarios de Parques Nacionales que durmió en Perito Moreno y luego viajó para allí.

De todos lados el eclipse prometía ser un espectáculo, y así fue.

“Merchandising” astronómico

La mayoría de los vecinos de Perito Moreno lo apreciaron desde el pueblo: interrumpieron su jornada para salir a la puerta de sus casas o trabajos y, quienes pudieron, fueron al Camping Municipal, ubicado en la Laguna de los Cisnes, corazón de la ciudad. Allí la municipalidad organizó una feria de artesanos locales y gastronomía que se mantuvo en movimiento durante todo el fenómeno.

Pascuala Contreras estaba allí vendiendo panificados y tortas fritas. Es nacida y criada en el pueblo y participa del grupo local de feriantes. Dijo que era un día muy importante, porque sucedió un evento único que trajo a la localidad algo no tan usual: mucho movimiento de turistas. Jorgelina Lopez también estaba como feriante, vendiendo mermeladas y conservas que hace con los productos de su chacra, donde sigue la tradición familiar como una de las primeras productoras. Allí cosecha acelga, frutillas y ruibarbo, una planta cuya penca es muy dulce, tanto que su mamá la llama jocosamente “el caramelo de los pobres”. Antes tenían chivos, ovejas y vacas, pero ahora crían animales chicos, como gallinas.

También estuvo en la feria Juan García, oriundo de Salta que llego a Perito Moreno en el 2010 para trabajar en minería. En distintas empresas se empleó como técnico en ingeniería y seguridad. Luego de quedar parado los últimos meses tras la suspensión de las tareas donde trabajaba, se largó con la venta de merchandising del eclipse. El evento astronómico fue para él una oportunidad para empezar un nuevo proyecto y prepararse para lo que sigue: seguir emprendiendo.

El paso de la luna por el sol pudo observarse desde allí, junto a los puesteros, pero también desde arriba de la loma que bordea el pueblo: muchos eligieron ese punto para poder ver mejor, un poco más desde lo alto. A las 15.30 de la tarde, como en una procesión, empezaron a subir las familias y vecinos por el camino de tierra que lleva a la cima. Cuando el viento menguaba un poco se podía escuchar la música que sonaba abajo en la feria. Mientras tanto, arriba, el sol empezaba a cubrirse lentamente. Por momentos pasaba una avioneta con algunos valientes que, buscando una verdadera vista desde las alturas, sobrevolaron la zona.

“Los astrónomos definimos que en un eclipse hay cuatro puntos de contacto” explica Mauas. El primer momento de contacto entre la luna y el sol empezó a las 16.03. Los astros comenzaron a encontrarse, mientras los emprendedores de la feria continuaban con sus ventas pero mirando para arriba: el único espectáculo posible era ahora el cielo. Conforme pasaron los minutos el mordisco de la luna fue creciendo, expandiéndose, hasta las 17.27 horas, cuando se consumó el segundo momento de contacto y la luna se centró por completo en el sol, convirtiéndose en anillo de fuego. Los vecinos y visitantes que aún no habían claudicado por el frío, agarraron fuerte sus lentes con la cabeza en alto.

Llegó entonces el tercer momento de contacto y la luna empezó a alejarse, a despedirse de su encuentro celestial. No pasaban las 18. 00 de la tarde cuando la gente empezó a irse de la loma y la feria, algunos quizás a la marcha federal educativa que también tuvo su pequeña versión local. A las 18.45 horas sucedió el cuarto y último contacto: la luna se despidió, se fue. Ya no se vio más. Los puntos de observación se vaciaron de gente, pero la fiesta astronómica siguió, ahora bajo el reparo de algunos bares.

DM