“Los pibes quedaron boyando. Estoy viendo a mucha gente que durante toda su vida recomendó a otras personas mandar a sus hijos al Buenos Aires y ahora hace todo lo contrario: les avisa que está todo mal”. Mariano es padre de dos varones: uno egresó del Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA) a fin de 2020. El otro pasará a 4° año si aprueba las cuatro materias que se llevó a examen: “Ni siquiera sabe cómo tiene que dar esos exámenes. No les dijeron si presencial o virtual, ni qué van a tomarles, ni si van a ser trabajos adeudados o qué. Les habían dicho que iba a ser calificación conceptual y luego la cambiaron a numérica, les habían dicho que no se iban a llevar materias y luego se llevaron. No se entendió nada durante todo el año, y la rectora mandó dos o tres mails y nada más”.
El de Mariano es uno de los testimonios de los padres y madres de esa comunidad educativa, que en las últimas horas cobraron mayor notoriedad. Es que la escritora y periodista Josefina Licitra publicó un hilo en su cuenta de Twitter en el que dijo, en relación a uno de los colegios pre-universitarios de la UBA y de tradicional prestigio: “El año pasado fue vergonzoso. Es de esperar que un colegio que pretende ser un orgullo de la educación pública esté mínimamente a la altura de la garra que le ponen los pibes y las pibas para entrar, y que no abandone a sus estudiantes como lo hizo el 2020. Mi hijo tuvo 4 horas de zoom en todo el año. El resto fueron links, pdf’s y referencias a videos de Youtube que tenían más o menos filo según las ganas -desparejas- que pusiera cada docente. Mi queja no es hacia ellos sino hacia la institución que los aloja”.
“Los dejaron en banda. Fue pésima la comunicación del colegio hacia los padres. Recibimos poquísimos mails, con información muy vaga. A los chicos les llegó todo el tiempo información cruzada: que iban a encontrarse en Zoom, que los Zooms estaban prohibidos. Mi hijo se levantó para el primero de esos encuentros y se hizo la cama, algo que jamás hace. Después de eso, siguieron muy pocos encuentros”, relata Marcelo. En redes sociales, Licitra sostuvo algo similar: “Para el primer zoom, que llegó con meses de atraso, mi hijo se puso el despertador y se bañó. Estaba entusiasmado. La semana siguiente se preparó a la misma hora. La profesora no apareció más por esa vía. Recuerdo mucho a mi hijo recién bañado, y lo que siento es furia”.
Valeria Bergman es la rectora del CNBA. En diálogo con elDiarioAR ensaya su defensa: “Todos pensamos que esto iba a durar dos semanas y duró un año. Enseguida comunicamos que la información iba a estar en el sitio web del colegio, y así se hizo. La rectoría se reunió con los jefes de cada departamento de las materias para ponernos de acuerdo y desde allí bajó la información a los docentes. Este es un colegio muy grande: 2.500 alumnos, más de 500 docentes. No es fácil de manejar todo eso”, explica.
Uno de los parámetros que Bergman esboza para ilustrar el 2020 es exclusivamente cuantitativo: “El 89% de los chicos aprobaron el año, es un porcentaje que se repite respecto de años con presencialidad”. Consultada sobre si, ante el malestar de madres y padres, cree que la conducción institucional estuvo a la altura del primer año de la pandemia de Covid, la rectora responde: “Estuvimos muy a la altura de las circunstancias. Todo el equipo del colegio hizo muchísimo esfuerzo, las 24 horas. Tal vez debamos mejorar los puntos más flacos de cara a 2021, como aggiornar el campus virtual, pero el mayor objetivo actual es ir a la mayor presencialidad posible”.
“Siempre se les dijo a los chicos cómo iban a ser los boletines. Primero fueron conceptuales, después se retomó la nota numérica. Siempre intentamos estar en conversación, a través de docentes, tutores, preceptores, todo en el campus virtual”, describe Bergman. “El campus es engorroso. Intenté entenderlo para ayudar a los chicos pero hay indicaciones confusas. Les decía a mis hijos que le dedicaran dos horas por día al colegio y me respondían: '¿Pero qué hacemos?'”, sostiene, en contraposición, Mariano.
Fabiana es madre de un alumna de 4° año del colegio: “Mi hija estuvo en una división en la que la tutora se ocupó de estar muy encima de los chicos, desde las materias hasta lo vincular. Estuvo muy atenta. Pero sé que no fue algo institucional, y que todo dependía del tutor y del docente que te tocaba. La comunicación desde rectoría fue poquísima durante todo el año, y ahora las precisiones sobre cómo se seguirá son pocas”, cuenta.
“Al principio, por ejemplo, el colegio no autorizaba los Zooms, pero algunos profesores los hicieron igual”, suma Fabiana. Ante la pregunta sobre si ese recurso estaba prohibido, Bergman responde: “Los docentes pudieron utilizar el recurso que les era más cómodo una vez que estuvo todo más o menos organizado con los preceptores y la vicerrectoría”. No hay precisiones sobre cuándo estuvo lista esa organización.
“Si hay algo que esta pandemia visibilizó fue la desigualdad: no todos los chicos tenían los mismos recursos tecnológicos. La Secretaría de Cultura y Comunidad, conformada entre otros por graduados, hizo un relevamiento y detectó que el 15% no podía acceder a conectividad, y se ocupó de eso”, asegura Bergman. La información brindada a este diario por una mamá de esa comunidad que prefirió mantener la reserva de su identidad es otra: “Se organizaron donaciones y arreglos de computadoras más baratos, todo a través del grupo de Madres y Padres Autoconvocados CNBA, que se nuclea en Facebook”.
Este jueves, cuando en Twitter empezaban a replicarse no sólo los mensajes de Licitra sino respuestas en la misma dirección, fuentes de la UBA difundieron el cronograma de actividades previstas para el inicio del ciclo lectivo, más de un mes después de la fecha estipulada por la Ciudad para el inicio de las clases que dependen de su órbita. El 22 de marzo se espera que empiecen los estudiantes de 1° del CNBA y de la Escuela Superior de Comercio “Carlos Pellegrini”, y el 29 de marzo, el resto de los alumnos.
Los chicos y las chicas que transitaron el curso de ingreso a esas escuelas durante 2020 -según el padre de un chico que acaba de ingresar al Pellegrini no hubo ningún encuentro virtual entre los chicos y las escuelas a las que querían entrar, sino sólo archivos para descargar- todavía no saben en qué turno les tocará cursar. Sus familias, que deben organizar la casa, tampoco. El sorteo, sistema por el que históricamente se asignan los horarios de cursada, no se hizo aún.
Ante la consulta de este diario, Bergman no brinda precisiones: “Estamos fijando la fecha, será a fines de febrero”.
JR