Remeras desde $250 y zapatillas a $2.000: cuánto cuesta vestirse en Flores, uno de los polos textiles más importantes del país

25 de octubre de 2021 09:00 h

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Un grupo de amigas entra a una galería en busca de “tops” y medias bucaneras fluor para su fiesta de egresados mientras un pequeño comerciante llena de jeans un bolsón de lona azul que traslada en un carrito. Los bolsones que recorren avenida Avellaneda, desde el 2800 al 3600, forman parte del paisaje urbano del barrio porteño de Flores y guardan diversas historias “al por mayor y menor”. Uno de los polos textiles más importantes del país, que evidencia hábitos de consumo de los argentinos, recibe centenares de clientes a diario y ofrece remeras unisex desde los $260 hasta zapatillas por $2.200.

Partiendo de la estación San Pedrito de la línea “A” de subterráneos, sólo hay que caminar unas cuatro cuadras por Av. Nazca hacia el norte para encontrarse con un gran baúl de indumentaria y accesorios en venta formal e informal. La nueva temporada “primavera-verano 2022” se refleja tanto en los manteros que se ubican principalmente en las arterias, como en las galerías que recrean “La Saladita”, y los locales distinguidos con marcas y estéticas bien definidas en sus vidrieras. Este mes, en colores pasteles. En esta recorrida, elDiarioAR consultó preferencias, “pro” y “contras”, de comprar en la zona tanto para para vestirse o revender.

Melina tiene 26 años y vive en el barrio de Villa Soldati, recuerda que la primera vez que ingresó a un local de Av. Avellaneda tenía 17 años: “Fuimos con todas mis amigas del colegio juntas a buscar ropa para llevar al viaje de egresados a Bariloche. Se nos hacía imposible comprar todos los productos que queríamos en otros lugares: desde buzos, medias térmicas hasta calzas”. Desde ese entonces, aunque precavidas por la ola de robos y “mecheras” que abundan en la zona, “tratamos de organizarnos para ir juntas de vez en cuando y en remís. Pese a tener que pagarlo, igualmente sigue siendo rentable”, considera.

“Ahora voy en mi autito que lo dejo lejos de las zonas más conflictivas. Suelo ir en la semana porque los sábados se llena de gente y en medio del tumulto no faltan los delincuentes que te sacan el celular o la cartera si te llegas a descuidar”, agrega.

Acerca de los precios, nota que es “bastante la diferencia” con respecto a la indumentaria de primeras marcas “e incluso la ropa que venden en la misma que ves en otros lugares al doble de precio. En pandemia encontré una pagina que se llama modatex donde está disponible de forma online toda la ropa de los mayoristas de la zona”, indicó.

Quienes suelen frecuentar la zona, consideran que las mejores calles para recorrer son Aranguren, Cuenca y Helguera. Los locales son en su mayoría proveedores mayoristas y cuentan con un mínimo de compra que no suelen superar las 6 unidades durante la semana. La gran concurrencia de los días sábados, se debe a que los mismos comercios aprovechan y bajan a 3 unidades o a 1 el mínimo y mantienen los precios mayoristas de estos productos. Con respecto a los métodos de pago, un gran porcentaje acepta sólo efectivo o transferencia, mientras que unos pocos aceptan tarjeta de crédito y con recargo. En sus plataformas de venta online, cuentan con un monto de dinero mínimo de compra.

“Compro en Flores hace muchos años, los precios son más accesibles y hay mucha variedad. Si vas frecuentemente y conociendo los locales, podés encontrar las mismas prendas que en un showroom o marca, donde te lo venden al doble o más. Lo malo es que necesitás hacer una compra grande para tener mejores precios pero, si juntas algo de dinero, hacés tranquilamente la compra para toda la temporada”, cuenta Florencia de 25 años que suele viajar desde una localidad de La Matanza para encontrar los mejores precios.

En indumentaria “femenina”, las musculosas “en tendencia” de hilo se pueden conseguir desde los $400, mientras que una remera blanca de algodón ronda en los $500. Los jeans “Wide leg” de moda parten desde los $1.200 al por mayor; lo mismo un short de jean. Las zapatillas se pueden conseguir desde los $2.200 por unidad. En indumentaria “masculina” los precios son más elevados: una remera de algodón estampada en un local sobre Av. Avellaneda cuesta $1.000; lo mismo para una camisa de mangas cortas. Los jeans y bermudas están entre $1.400 y $2.000.

La diferencia en precios con las primeras marcas es considerable, donde una remera de algodón en un local de ropa deportiva de un shopping en microcentro parte desde los $3.400 y un par de zapatillas $9.000.

Uno de los puntos negativos que destacan quienes compran en Flores es que la indumentaria no se puede probar. Por eso, un recurso que utilizan, es llevar un pantalón o remera de la talla para comparar tamaños. Por otro lado, es mucha la oferta en ropa de mujer y poca en masculina, por lo que esta última suele mantener precios más elevados. Al ser muy grande la oferta de marcas y galerías, recomiendan ir con tiempo y tener una lista de locales y direcciones para concurrir directamente.

En 2019, Andrea, que trabaja de camarera en un hotel de cinco estrellas de Capital Federal, quería comenzar a tener un ingreso extra aparte de su trabajo formal. En ese momento, aprovechó un dinero que obtuvo por la ART a partir de un tobillo esguinzado y compró prendas en Flores para revender de manera particular. “Comencé ofreciendo en ferias y luego abrí una página en Facebook. Hoy vendo por mayor y menor y estoy armando mi propio local cerca de casa”, cuenta. Lo positivo de este negocio es que “la plata viene rápido. Hacés la entrega y está tu plata en mano”, lo negativo es “que puede ser que pierdas o te estanques con ropa: si compro una curva de calzas y no las puedo vender, es ropa en la que invertí pero la tengo estancada”.

Luego de casi dos años de estar en la actividad “cuento con 7 proveedores que son fabricantes. Mayormente salgo los días sábados cuando tengo que comprar por mayor y miércoles por menor. Cuanta más cantidad comprás, más barato te sale”, insiste Andrea que siempre ofreció indumentaria en todos los talles. “Me demandan mucha ropa 'de abajo': calzas y pantalones porque vendo desde el talle 6 hasta el 18. Mis clientas lo que más esperan es que la ropa sea de calidad”, cierra.

El número de locales vacíos, ya sea en alquiler o en venta o simplemente sin actividad, en las principales áreas comerciales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires subió 86,2 % en el bimestre mayo-junio contra el primer bimestre de 2020, antes de que se pusieran en marchas las medidas de aislamiento en el marco de la primera ola de coronavirus, según un informe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC). En tanto, respecto al segundo trimestre del corriente año (marzo-abril), el alza fue del 12,5 %. De acuerdo con la medición de la CAC -que se realiza desde 2014-, que incluyó a las principales arterias comerciales porteñas, se registraron bajas en la cantidad de locales sin actividad solo sobre la avenida Avellaneda (2800-3800).

Por su parte, un relevamiento de la misma Cámara informó que el comercio ilegal en la Ciudad creció durante el mes de agosto, donde se detectaron 908 puestos de venta ilegal callejera en las áreas relevadas y, si bien la mayoría se concentran en el barrio porteño de Once, Flores no queda atrás con la histórica “pelea” entre vendedores ambulantes, comerciantes y personal del gobierno de la Ciudad.

“La situación de los manteros podemos decir que por el momento está tranquila. La mayoría se ubica sobre la calle Bacacay a lo largo de unas siete cuadras. Los días sábados en cuadras de Bogotá y luego en las paralelas a Av. Nazca y un pequeño sector sobre Av. Rivadavia. El nivel de represión bajó”, indicó Omar Guaraz, secretario general del Sindicato de Vendedores Ambulantes, con respecto a los desalojos en la zona por parte del personal policial.

El mismo, considera que “la circulación de gente en Flores es su mayoría es gracias a los manteros”, por eso cree que tanto la actividad de locales como la de vendedores ambulantes “se retroalimentan”.

El precio de la ropa no tiene techo: acumula 21 meses de suba interanual por encima de la inflación

La inflación sigue haciendo estragos en la economía familiar y la última medición del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) así lo demuestra. Con una suba de precios en el último año de 52,5%, es el cuarto país de mayor inflación del mundo. En ese marco, uno de los rubros que ejerce más presión sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) es el de indumentaria y calzado, que acumula 21 meses de aumento interanual consecutivo por encima de la inflación general, según datos oficiales.

Desde septiembre de 2020 hasta la fecha, la suba de precios promedio anual del sector fue del 64%, muy por encima del 52% del IPC general.

AB.